Día Internacional del aire limpio por un cielo azul: ¿por qué se conmemora?
En América Latina, las bicicletas están haciendo una gran diferencia.
Este lunes 7 de septiembre es el primer Día Internacional del Aire Limpio por un cielo azul, según lo decidió la Asamblea General de la ONU el 19 de diciembre de 2019. Su objetivo es que los Estados Miembros asuman la "necesidad de reducir considerablemente el número de muertes y enfermedades causadas por productos químicos peligrosos y por la polución y contaminación del aire, el agua y el suelo" para 2030.
La ONU señala que la contaminación atmosférica es el mayor riesgo ambiental para la salud humana y una de "las principales causas de muerte y enfermedad en todo el mundo que se podrían evitar". Además, aclara que afecta de manera "desproporcionada a las mujeres, los niños y a las personas de edad avanzada".
También, en particular, "a las poblaciones de bajos ingresos que a menudo están expuestas a altos niveles de contaminación del aire en interiores y en espacios abiertos resultante de los métodos de cocina y calefacción que utilizan leña y queroseno".
Según datos del 2016, es responsable de aproximadamente 6,5 millones de muertes prematuras en todo el mundo. Y explica que, si no se produce "una intervención agresiva", el número de muertes causadas por la contaminación del aire en espacios abiertos "va camino de aumentar en más de un 50% antes de 2050".
Estas pequeñas partículas de contaminación penetran en los pulmones y en la sangre. Son responsables de aproximadamente "un tercio de las muertes por accidente cerebrovascular, enfermedad respiratoria crónica y cáncer de pulmón, así como de una cuarta parte de las muertes por ataque cardíaco".
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que reducir la contaminación atmosférica es importante para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en sintonía con el Acuerdo de París.
Bicicletas en América Latina: un cambio positivo
El transporte produce el 25% de las emisiones en América Latina y el Caribe. Mientras el aire de la mayoría de las capitales de la región ha llegado a ser "casi irrespirable", el ciclismo es un cambio positivo.
Las bicicletas pueden ayudar a monitorear la calidad del aire. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 30 ciclistas voluntarios están midiendo las concentraciones de material particulado a través de sensores instalados en sus bicis. El dispositivo fue facilitado por la iniciativa Open Seneca de la Universidad de Cambridge.
De esta forma, con los 13 equipos que entregó el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, a través de la Secretaría de Control y Monitoreo Ambiental se mide la contaminación para poder comparar los resultados con los que se registren luego de la pandemia.
La idea es contribuir al desarrollo de políticas públicas y que esta experiencia se extienda a otras ciudades del país como Tucumán, Mendoza, Rosario y Córdoba.