Ni la musicoterapia es escuchar sonidos de la naturaleza, ni las historias de personas con discapacidad que mejoraron gracias a una terapia complementaria con caballos o perros son solo anécdotas. Estamos hablando de terapias que deben ocupar el rol que les corresponde y dejar de estar en las sombras para que todas las personas que las necesiten puedan tener acceso.