Las Fiestas de Fin de Año (Navidad y Año Nuevo) traen consigo algo más que encuentros familiares, buenos propósitos y presentes; son sinónimo de excesos. Generan un aumento significativo de los residuos derivados de los regalos, un mayor uso de pilas contaminantes y un despilfarro energético por las luces, adornos, comidas y fuegos artificiales que forman parte de la celebración. Y poco se dice de su impacto negativo en el ambiente.