La acción de cuidar y multiplicar los árboles en una ciudad es una forma concreta, eficaz y accesible de ganarle la lucha a la crisis climática actual, de reducir la contaminación atmosférica que fustiga nuestras urbes, de preservar el soporte y la capacidad ecológica que las sustentan, y de dotar de mayor salud biológica y psicológica a nuestras poblaciones.