Más de 700 mil viviendas no están conectadas a ningún sistema eléctrico legal en Perú. Esto es grave porque la pobreza energética retrasa el desarrollo educativo y socioeconómico, resta oportunidades e impacta negativamente en la calidad de vida de los habitantes. Quienes la sufren también están más expuestos a los incendios y, por ende, a la posibilidad de perder la vida o sus bienes materiales.