Tras sufrir varias semanas de graves inundaciones, se registraron 1200 muertos, incluidos 400 niños, según datos oficiales de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres.
Algunas geografías europeas soportaron durante varios días alertas rojas por calores extremos. Desde los gobiernos, se instó a los vecinos a no abandonar sus casas durante las horas diurnas.