La niñez es particularmente vulnerable a los efectos de la contaminación ambiental, ya que en esta etapa de la vida (en pleno desarrollo físico) la exposición a contaminantes puede provocar enfermedades respiratorias, alergias, problemas de aprendizaje y otras complicaciones en la salud.
Incluso las condiciones precarias del hábitat afectan el desarrollo social y emocional de niñas y niños, limitando sus oportunidades de futuro.