Primer Foro de Soberanía Alimentaria de la región CABA-AMBA
La red de Cátedras Libres de Soberanía Alimentaria (CALISA) realizó el Primer Foro de la región CABA-AMBA. Crónica de una jornada que abrió el diálogo a los desafíos y problemáticas ambientales para realizar un Informe Anual sobre la Situación de la Soberanía Alimentaria en Argentina (IASSAA).
La elección del lugar del Primer Foro de Soberanía Alimentaria de la región CABA-AMBA, organizado por la red de Cátedras Libres de Soberanía Alimentaria (CALISA), no fue casual. IMPA es una fábrica metalúrgica recuperada por sus trabajadores a finales de la década del 90. En la actualidad, es un centro cultural que realiza actividades para la gente de los barrios cercanos a Almagro y Caballito. Es un museo, un bachillerato popular destinado a jóvenes y adultos, y una universidad popular. Por eso se considera un ejemplo de organización y lucha.
Al Instituto de Formación Docente ubicado en la calle Rawson 106 empezaron a llegar, cerca de las 9 de la mañana del 20 de agosto, los inscriptos a la jornada.
Nuestro vínculo con la alimentación es clave y pocas veces es cuestionado desde su aspecto político. Se trata de nuestro derecho al acceso a una alimentación adecuada, y a definir como pueblo "propias políticas y estrategias de producción, distribución y consumo de alimentos, a fin de garantizar una alimentación saludable, sostenible, culturalmente apropiada, suficiente y pensada para alimentar a sus habitantes".
El término Soberanía Alimentaria, que responde a esta definición y que en 1996 fue propuesto por la Vía Campesina en la Cumbre Mundial de Alimentación de la FAO, en Roma, es lo que reúne a sectores diversos de la sociedad para hacerle frente al actual modelo hegemónico del agronegocio.
La primera Cátedra de Soberanía Alimentaria nació en 2003, en la Universidad de la Plata, y luego se multiplicó por todo el país. Hoy son más de 60 que se desarrollan en ámbitos universitarios y otras instituciones educativas desde donde se comparte información y saberes.
Después de un desayuno ligero en el que abundaron los mates, en una de las aulas adornadas por afiches escolares nos ubicamos para recibir la bienvenida a cargo de la profesora Alicia Saracco, de IMPA; el abogado Marcos Filardi, el ingeniero agrónomo Carlos Carballo y el profesor Fernando Glenza, pertenecientes a las cátedras de la Facultad de Medicina, Agronomía y UNLP, respectivamente, que nos explicaron que a lo largo del mes de agosto se habían realizado eventos similares en seis regiones. Además de CABA-AMBA, también hubo en Centro, Cuyo, NEA, NOA y Patagonia.
Según Filardi, fundador del Museo del Hambre, el objetivo de estos encuentros fue "dar espacio para discutir qué políticas públicas necesitamos para realizar la soberanía alimentaria como horizonte de nuestro pueblo". Una vez que nos explicaron que las conversaciones se iban a desarrollar sobre cinco ejes: Ambiente y territorio, Producción, Comercialización, Alimentación y Salud, y Educación y Comunicación, nos distribuimos en las aulas para concretar los debates.
Territorio y ambiente
Si bien las charlas estaban orientadas a la región CABA-AMBA, fue imposible no ponerlas en contexto con las otras regiones, teniendo en cuenta que el extractivismo en el campo determina lo que sucede en la ciudad. Hoy el 90% de la población argentina se concentra en ciudades, muchas veces expulsada por el agronegocio dependiente de agrotóxicos. Lo que encuentran los campesinos, por lo general, dista de las expectativas. El porcentaje de pobreza, -que según el INDEC es cercano al 40%, y según mediciones privadas supera esa cifra-, también se concentra en la ciudad.
En el eje de Territorio y Ambiente, moderado por Andrea Graciano, licenciada en Nutrición, se produjo un debate interesante en torno a las luchas y estrategias comunitarias, dentro y fuera del Estado. Con integrantes de las ONGs Conciencia Solidaria, Fundación Che Pibe, de Villa Fiorito, y Colectivo Reciclador, entre otras organizaciones y autoconvocados, se escribió un documento para ser compartido en el plenario, junto con los demás ejes observados.
Entre los contenidos acordados, se describieron las políticas de Estado a favor del "eco-terrorismo" que enferma nuestros "cuerpos-territorios" como consecuencia del extractivismo contaminante. Quedó claro que el saqueo que se produce en Argentina, a través de empresas multinacionales, es el mismo que el "norte global" provoca sobre nuestro "sur global", con la necesaria complicidad de sus gobiernos.
Con respecto al extractivismo urbano, se reflexionó acerca de la importancia de contar con una ley de Humedales. La que fue presentada al Congreso perdió estado parlamentario y hay un lobby empresarial para presentar una diferente. Aun si se sancionara la ley original, es importante que se cumpla con el presupuesto asignado; algo que no sucede, por ejemplo, con la Ley de Bosques.
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En esta región, los pocos espacios verdes que quedan son disputados para proyectos inmobiliarios, aun en contra de la reglamentación que los protege. La invisibilización de terrenos, como la reserva de la Costanera, el parque Pereyra Iraola, o la ciudad deportiva de Boca, no hacen más que aumentar el distanciamiento que tenemos con estos ecosistemas necesarios para nuestra vida. Es parte de las luchas cotidianas de vecinos y vecinas que ponen el cuerpo y los conocimientos legales para detenerlos.
Por otra parte, se mencionó la falta de acceso al agua, al alimento y a la vivienda digna, la contaminación en todos los niveles. El incremento de personas en situación de calle y la necesidad de avanzar hacia una movilidad sustentable y segura. También, la falta de una política adecuada para tratar los residuos, y la cantidad de espacios ociosos e improductivos. "AMBA es como un feed lot humano", se describió, y hubo consenso en la idea de que la población habita sobre pasivos ambientales, con políticas que promueven el consumo -y el consumismo-, y agravan estas problemáticas.
No todo fue negativo, entre las fortalezas se encontró el trabajo en red, la resistencia de los colectivos y lo fundamental que es el rol de las mujeres en las organizaciones relacionadas con la soberanía alimentaria y la existencia de espacios como la Dirección Nacional de Agroecología. Fue unánime el interés por avanzar en políticas de Estado que contemplen la real participación de los involucrados en los territorios.
Ejes y protagonistas
Con la moderación de Valeria Redondi y Jorge Cardelli, la presentación de los otros ejes le dio la razón a quienes hablan del protagonismo de las mujeres. Pero si bien esto es innegable, se observó que "mientras las mujeres trabajan, los hombres representan", algo que sucede en varias de las organizaciones mencionadas.
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El acceso a la tierra sigue siendo un pendiente sobre el que se estructuran los demás ejes. A cargo de Zulma Molloja, de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), la charla sobre Producción se conectó con la de Comercialización de forma directa. Concluyeron en que faltan circuitos para la producción agroecológica y la economía popular y que sería un gran logro, casi revolucionario, incorporar estos alimentos a la canasta básica, y que los incluyeran en el listado de precios cuidados y la tarjeta Alimentar. En la actualidad solo se puede utilizar la tarjeta en cadenas de supermercados, por lo que la alimentación y la salud terminan dependiendo de las empresas que ofrecen ultraprocesados.
Por último y antes del cierre, desde el eje de Educación y Comunicación, se propuso promover encuentros y prácticas colectivas para informar a la población sobre lo que sucede, de una manera accesible y lúdica, sin perder de vista que se trata de temas cruciales que determinan nuestro presente y futuro. "Nos mueve la felicidad de estar en estos espacios. Que la angustia se encauce en acciones y propuestas", dijeron Rocío Fernández, del Colectivo Reciclador y Silvia Aidelman, comunicadora y activista en Soberanía Alimentaria UNSAM, casi en el cierre de una charla a la que toda la población está invitada a continuar en otros ámbitos.