El Glifosato amenaza seriamente la Salud Humana y de los Ecosistemas
El glifosato es el agrotóxico más utilizado a nivel mundial, Cuando se aplica en la producción agrícola penetra en el suelo, se filtra en el agua y sus residuos permanecen en los cultivos. Está en lo que comemos, en el agua que bebemos y en nuestros cuerpos.
Aproximadamente un tercio de los pesticidas vendidos por las principales agroquímicas del mundo están clasificados como "altamente peligrosos" (HHP, por sus siglas en inglés) y tienen como principal destino a los países menos desarrollados, según una investigación realizada por Unearthed, organización periodística independiente financiada por Greenpeace y la ONG suiza Ojo Público.
El 41% de los principales productos de los gigantes agroquímicos: BASF, Bayer (adquirió Monsanto), Corteva Agriscience (fusión de Dow y DuPont), FMC Corporation (adquirió a Cheminova y parte de DuPont) y Syngenta contienen al menos un plaguicida altamente peligroso (HHP), afirma Unearthed. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) definen los HHP como "plaguicidas reconocidos por presentar niveles particularmente altos de peligros agudos o crónicos para la salud o el medio ambiente según los sistemas de clasificación internacionalmente aceptados".
Estos peligros ambientales incluyen problemas como la contaminación de fuentes de agua o la interrupción de las funciones del ecosistema, como la polinización. Pesticide Action Network mantiene una lista de estos peligrosos agroquímicos, basada en clasificaciones hechas por la OMS, la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) de la Unión Europea (UE) , la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la OMS, y la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos (EE.UU). Y, según esa lista, casi una cuarta parte de las ventas de los 5 gigantes agroquímicos corresponde a productos con pesticidas que han sido vinculados a efectos nocivos sobre la salud humana (incluidos carcinógenos conocidos o presuntos), mientras que un 10% provino de pesticidas tóxicos para las abejas. Según el análisis, otro 4% de las ventas fueron de productos químicos que son extremadamente tóxicos para los humanos.
Por volumen de ventas, entre los HHP identificados por la investigación de Unearthed se destaca al polémico glifosato, que fue introducido al mercado por la empresa Monsanto en 1974 con su formulación más conocida, el Roundup®, mucho antes de su adquisición por Bayer, y que ha sido identificado como un "posible cancerígeno" por la IARC. El glifosato tiene graves impactos en la salud de las personas. Los organismos de control no miden la toxicidad crónica del químico y, desde hace décadas, miles de familias y pueblos denuncian los efectos de las fumigaciones.
El glifosato es el herbicida más utilizado en la historia de la humanidad: 8,6 millones de toneladas rociadas en todo el mundo desde 1974. La producción anual de glifosato a nivel mundial varía, pero en general, se estima que se producen alrededor de 1 millón de toneladas anuales. Sin embargo, es importante notar que estas cifras pueden fluctuar debido a diferentes factores, incluyendo la demanda del mercado, las regulaciones y la competencia entre los fabricantes. En Argentina, se utilizan alrededor de 270 millones de litros de glifosato por año. Argentina es el país que consume la mayor cantidad de glifosato por habitante por año.
El mercado global de glifosato alcanzó un tamaño de 9.14 mil millones de dólares (USD) en 2024 y se proyecta que crecerá a 13.11 mil millones USD en 2029, con una tasa compuesta anual de crecimiento del 7.49% durante ese período. Este mercado global está encabezado por empresas líderes como Bayer CropScience AG (Alemania), BASF Corporation (Alemania), Syngenta AG (China), Adama Agriculture Solutions Ltd (Israel) y UPL Limited (India), estas compañías dominan una parte considerable del mercado y están expandiendo sus operaciones mediante el lanzamiento de nuevos productos y la formación de asociaciones, así como a través de fusiones y adquisiciones a nivel mundial.
Esta lluvia de agrotóxicos produce tremendos impactos sobre la salud de la población, animales domésticos, cultivos alimenticios y contamina suelos, cursos de agua y el aire en toda la extensión, por ejemplo, del cultivo de soja.
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Suman miles los casos denunciados por distintas organizaciones e investigadores en los cuales está perfectamente documentado el impacto de los agrotóxicos en las comunidades y sus producciones. El 20 de marzo del 2015, la Organización Mundial de la Salud declaró en Lyon, Francia, que el glifosato es "un probable carcinógeno para los seres humanos" y lo clasificó en el Grupo 2A. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la OMS, define el grupo, el 2A, como "probablemente carcinógeno para el ser humano" después de revisar cerca de 1000 estudios científicos y demostró que este herbicida puede operar a través de dos características: genotoxicidad (daño en el Ácido Desoxirribonucleico, ADN) y estrés oxidativo (daño celular por la presencia de radicales libres).
Fuente: Pixabay
Según IARC existe "evidencia limitada" de que el glifosato puede producir linfoma no Hodgkin en los seres humanos y hay pruebas "convincentes" de que puede provocar cáncer en animales de laboratorio. En marzo de 2017, la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA), clasificó al glifosato como sustancia tóxica para la vida acuática. En 2019 el Departamento de Salud del gobierno de los EE.UU. publicó un perfil toxicológico del glifosato que coincide con el reporte publicado por la OMS. En 2020 se publicó la "5ª edición de la Antología Toxicológica del Glifosato, que integra 1108 investigaciones científicas sobre los efectos perniciosos del glifosato en la salud y el ambiente.
A partir del 7 de julio de 2017 el Estado de California, EE.UU., incluye el glifosato en su lista oficial de productos cancerígenos, y se transforma en el primer estado norteamericano en advertir lo nocivo de su uso. Hasta la fecha, varios estados han tomado medidas importantes para restringir o prohibir el uso del glifosato. Colorado también ha prohibido el uso de glifosato en parques recreativos públicos, mientras que muchas ciudades de Connecticut han adoptado prohibiciones o restricciones del uso de glifosato, particularmente cuando se utiliza en áreas que rodean a las escuelas primarias.
En abril de 2009, medios periodísticos de Argentina anunciaron que un trabajo del Dr. Andrés Carrasco, subsecretario de Investigación Científica y Tecnológica del Ministerio de Defensa, indicaba que el glifosato puede producir malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas en los embriones humanos, de acuerdo a los estudios realizados en su laboratorio de la Universidad de Buenos Aires (UBA), quien fuera presidente e investigador del CONICET.
En el año 2010, su artículo apareció en la revista Chemical Research in Toxicology, con lo cual se cumplió el requisito de que su contenido fuera sometido al escrutinio por parte de la comunidad científica. En septiembre de 2023, el Journal of Exposure Science & Environmental Epidemiology publicó un estudio que mostraba una relación entre la exposición al glifosato y un marcador biológico de daño neurológico.
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Sus investigaciones en embriología molecular sobre las malformaciones y enfermedades que producen los herbicidas usados en la soja, abrieron un debate acerca del actual modelo de desarrollo y sus consecuencias que calificó como "devastadoras". Carrasco alertó sobre los potenciales efectos nocivos del glifosato en el desarrollo embrionario de los animales. Su trabajo ha sido citado en el contexto de preocupaciones más amplias sobre el vínculo entre el uso de glifosato y enfermedades como el cáncer, en particular el linfoma no Hodgkin.
Igualmente demostró que el uso extensivo de glifosato ha llevado a la resistencia de malezas y con ello a un aumento en el uso de otros herbicidas, la contaminación del suelo y el agua, así como la pérdida de biodiversidad en ecosistemas donde se aplica este herbicida.
Las investigaciones del Dr. Andrés Carrasco motivaron debates entre científicos, reguladores y la industria agrícola sobre la seguridad del glifosato. Su trabajo ha sido fundamental para generar conciencia. Su enfoque en la biología del desarrollo ha agregado una perspectiva importante a la discusión sobre el uso de pesticidas y su impacto en la salud ambiental y humana. A medida que la investigación continúa, se requieren más estudios que aborden estos temas y que evalúen los riesgos a largo plazo del uso de glifosato en la agricultura moderna.
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Se ha detectado glifosato en fluidos (leche materna, sangre y orina) de agricultores y sus familias a nivel mundial, y en México, particularmente en infantes, adolescentes y adultos de comunidades de Campeche, Yucatán y Jalisco. En otros países se ha detectado glifosato en el agua potable, vinos y cervezas, e incluso en productos de higiene personal (gasas, vendas, compresas, hisopos, etc.) elaborados con algodón OGM (Organismo Genéticamente Modificado) tolerante a glifosato.
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El caso de Argentina es paradigmático; el glifosato representa 76% del paquete total de productos químicos utilizados. Hay varias investigaciones que abordan el problema de la acumulación de glifosato, POEA (polioxietil amina) y AMPA (ácido aminometilfosfónico) principales productos de degradación del glifosato, en suelos y en cuerpos de agua, y su relación con el cultivo de soja OGM.
Médicos argentinos han informado sobre varios casos de pacientes que presentan vómitos, diarrea, problemas respiratorios y erupciones cutáneas asociadas a la fumigación aérea de glifosato en cultivos transgénicos. En localidades agrícolas fumigadas ha habido cambios en los perfiles de morbilidad y de mortalidad, así como un incremento en los casos de cáncer. Vemos claramente en ello la asociación entre el uso del glifosato en los cultivos transgénicos con el aumento en la incidencia de cáncer, entre ellos de pecho, próstata, tiroides y piel, y una elevada tasa de desórdenes reproductivos (abortos espontáneos y anormalidades congénitas).
Se ha demostrado que hay una correlación entre el aumento de más de 20 enfermedades (oncológicas, endócrinas, metabólicas y neurodegenerativas, así como trastornos sistémicos) y el incremento del uso agrícola del glifosato y del área plantada con soja y maíz transgénicos en EE.UU. El desarrollo de esos padecimientos es complejo y multifactorial, pero la vasta evidencia científica aporta elementos que sistemáticamente apuntan a todos los perniciosos efectos del glifosato sobre la salud y cómo estos, a su vez, están íntimamente relacionados con el desarrollo de un gran número de enfermedades y padecimientos.