Composteras comunitarias: una tendencia que llegó para quedarse
En cuarentena, los vecinos incrementaron su armado en plazas y calles.
Durante la cuarentena, se incrementó el número de composteras comunitarias producidas por vecinos en distintos puntos del municipio de San Isidro, en Buenos Aires. Hay casi diez áreas cercanas a las vías del tren o en las plazas donde cada familia puede dejar sus restos verduras y frutas, entre otros residuos, para que se conviertan en abono.
Dos amigas, Emilia Vaca e Inés Costa, hicieron una de las composteras comunitaras en Acassuso. Además, comenzaron, en este tiempo, un emprendimiento llamado Rama Somos y venden composteras recicladas para balcones.
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Por su parte, el regatista Yago Lange, hijo del campeón olímpico Santiago Lange, también empezó a armar composteras de madera y a ubicarlas en las calles con ayuda de los vecinos para que quien quiera pueda utilizarlas dejando sus residuos orgánicos.
Desde 2018, el municipio redujo un 25% los residuos de relleno sanitario en el Ceamse, según dijo el director de reciclado de la municipalidad de San Isidro, Tomás Rodríguez a La Nación. Además, resaltó que se sumaron a la iniciativa con el aporte de las hojas que se caen de los 600 mil árboles que tiene el municipio para incluir en las huertas como residuo seco para el balance del compostaje.
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Por otra parte, San Isidro cuenta con un programa de Huertas Orgánicas junto a Pro Huerta del INTA abierto para todos los vecinos desde 2016.