Tierra del Fuego soportó los peores incendios de su historia: 9000 hectáreas fueron arrasadas
Las autoridades de la provincia confirmaron que la mayor parte de los siniestros se concentran en torno a la localidad de Tolhuin, una población a medio camino entre las dos urbanizaciones más pobladas: Río Grande y Ushuaia.
Las voraces lenguas de fuego han dañado un área cuatro veces superior a la superficie de Ushuaia o el equivalente a unas 30 mil canchas de fútbol para once jugadores. Desde Buenos Aires se enviaron dos helicópteros y tres aviones hidrantes, además de una brigada con 80 hombres que colaboraron con los bomberos locales.
Aunque hay varias teorías sobre el origen de lo ocurrido, un fogón mal apagado parece ser la más plausible. Las zonas afectadas son de muy complejo acceso para los socorristas por lo que la mayor parte del trabajo de enfriamiento debió hacerse desde el aire. Las formaciones boscosas locales tienen una alta cantidad de lencina lo que las convierte en altamente inflamables. A esto se sumó una prolongada sequía que afecta por tercer año consecutivo la geografía de nuestro país.
En el lugar más comprometido, existe una gran cantidad de guanacos y habitan también zorros colorados, el único cánido nativo que actualmente tiene riesgo de desaparecer.
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Consultado por Carbono.news, el Comandante Mayor Hugo Canseco, presidente de la Federación de Bomberos de Tierra del Fuego, explicó: "Todo comenzó a fines de noviembre. Tuvimos desde entonces ráfagas diarias de noventa kilómetros y eso complicó las tareas, ya que las llamas se extendieron hasta 70 kilómetros de distancia de su epicentro original. La magnitud sobrepasó a los brigadistas locales para poder internarse en un bosque que cuenta con árboles muy antiguos. Luego, llegaron los aviones y helicópteros desde el nivel nacional y nos ayudaron algunas precipitaciones aisladas durante dos jornadas. Entre las descargas de las aeronaves y las lluvias, las llamas fueron cediendo. Quedaron afectadas nueve mil hectáreas de una cuña nativa muy valiosa. Los brigadistas están hoy atendiendo los focos secundarios porque la temperatura puede volverse extrema nuevamente. Las urbanizaciones y los cascos de estancias han podido, en general, ser preservados".
Mientras tanto, el gobernador Gustavo Melella se tomó una semana de vacaciones para festejar su cumpleaños fuera de la provincia a pesar de que esta estaba siendo seriamente afectada. Al regresar, deslindó responsabilidades, aunque reconoció que "la situación es compleja".
Vientos huracanados, estrés hídrico, calor intenso por el cambio climático, aviones hidrantes a miles de kilómetros de distancia, hogueras mal apagadas y la desaprensión gubernamental terminaron por conformar un cocktail fatal para esta bellísima reserva natural patagónica.