Río de Janeiro espera un carnaval con sensaciones térmicas inéditas: casi 63 grados
La ola de calor en la "cidade maravilhosa" en los primeros días de marzo de 2025 producirá temperaturas mayores a las que el cuerpo puede soportar, hasta 62.7°C
Los expertos señalan que lo que ocurrirá en tierras cariocas es el resultado de una compleja suma de factores. Río podría convertirse en una isla de calor urbana que podría batir todos los récords conocidos debido a la conjugación del asfalto, las emisiones de vehículos e industrias y los aires acondicionados de los edificios.
La bellísima urbe está erigida sobre terrenos bajos, rodeados de montañas icónicas como el Pan de Azúcar, El Corcovado y el Cristo Redentor. Por ello, a menudo el calor queda confinado, tabicado. La ex capital de la República de Brasil se convierte en una caldera ideal para concurrir a las playas de Copacabana, Ipanema o Barra de Tixuca, pero insoportable para quien quiera atravesar por sitios plagados de cemento y adoquines.
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El cambio climático podría empezar a complicar dos de las grandes celebraciones locales:
la fiesta de fin de año, cuando más de un millón de turistas y lugareños concurren a las playas vestidos de blanco
Reveillon de Año Nuevo 2025 en las Playas de Copacabana. Fuente: RRSS
el carnaval, en febrero o marzo, el más famoso del planeta.
Carnaval de Rio de Janeiro. Crédito: Ian Gampon from NYC, USA - Flickr, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=45322445
Ambas celebraciones caen en pleno verano y muchos ya bromean en que los cariocas tienen ahora solamente dos estaciones: invierno e infierno.
¿Cómo se llegaría a casi 63 grados?
La máxima para la semana de celebración previa a la cuaresma tiene pronósticos superiores a los 40°C, pero la humedad, que oscilaría entre el 80% y el 90%, elevaría el registro hasta unos intolerables 62.7°C de sensación térmica. Entonces, hasta los más curtidos comenzarían a sentirse indispuestos independientemente de su joven edad o la buena salud que pudieran ostentar.
Ipanema. Fuente: Unsplash
Por encima de su propia temperatura (36 a 37°C) el cuerpo tiene que trabajar mucho para mantenerse en equilibrio. Cualquier desplazamiento intenso puede traer un sofocón, golpe de calor o desvanecimiento.
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Aguas de marzo, la última esperanza
La inolvidable canción compuesta por Tom Jobim evoca la llegada de las lluvias de marzo, que marcan el fin del verano en Brasil y el comienzo de una nueva estación un poco más benigna. Actualmente, representa la esperanza de que las temperaturas alcancen niveles más soportables y que no estén reñidos con la salud.
El legendario músico brasileño la compuso en 1972, hace más de medio siglo, y se la interpreta como la oda a los ciclos de la naturaleza. El compositor, nacido en 1927 y desaparecido en 1994, jamás hubiera imaginado que, debido al calentamiento global, todo podría estar cambiando en su Río de Janeiro natal.