Pese a la nieve, los centros de esquí piden declarar la emergencia del sector
La Cámara de Centros de Esquí de Montaña solicitó a Lammens asistencia crediticia para sostener al sector cuya actividad cayó 70% respecto del 2019. Las proyecciones científicas alertan sobre la continuidad en la disminución de las nevadas.
Agosto arrancó con un informe del Servicio Meteorológico Nacional advirtiendo: "En medio de la histórica bajante del río Paraná en el Litoral, la región de Cuyo y Patagonia también se encuentra bajo los efectos adversos de la sequía, con un déficit considerable de lluvia y nieve que se extiende incluso a sectores cordilleranos. Las estadísticas reflejan la situación y los pronósticos a largo plazo no describen grandes cambios". Sin embargo, este domingo por la madrugada, la Cordillera de Los Andes volvió a cubrirse de nieve. Ahora bien... ¿es un alivio?
Lejos de serlo, los centros de esquí y el turismo de montaña encienden sus alarmas y piden a través de la Cámara que los representa, la declaración de emergencia del sector. Concretamente, su presidente y Gerente General de Caviahue Ski Resort, Carlos Arana, expresó: "La semana pasada entregamos al ministro Matías Lammens un pedido desde la Cámara para tener asistencia del Estado. Si bien ha habido gente visitando los paisajes nevados, la realidad es que los centros de esquí no tenemos la gente esperada y estamos todos, salvo excepciones puntuales, funcionado con problemas".
Para el titular de la Cámara de Centros de Esquí de Montaña, "después de un 2020 cerrados, y con este año tan particular por sus condiciones climáticas, nuestra situación es muy complicada. Aclaro que no hemos pedido subvención sino asistencia crediticia. Estamos dispuestos a pagar porque necesitamos financiarnos. El Estado tiene que salvar a una industria".
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Para tener una magnitud de la situación y el pedido de emergencia del sector al Ministro de Turismo de la Nación, se necesitan líneas de crédito similares a la facturación promedio del año 2019 de los centros de esquí, claro que con márgenes y condiciones flexibles que le permita a la industria afrontar sus compromisos y su recuperación. Según Arana, la caída de los Centros de Esquí representa un 70% respecto del 2019. "Hace dos años unas 350.000 personas esquiaron por un promedio de tres días. Este año no llegamos al 30%", lamentó el presidente de dicha Cámara.
Pese a esta tormenta que transita la Cordillera, aún la nevada no cumple con las expectativas del sector. "No es lo que esperábamos por ahora, es una nieve bastante húmeda. Hay que tener en cuenta que la apertura de un centro de esquí demanda una organización y una logística extensa por lo que muchos centros, pese a la nieve, no han podido abrir y funcionar", describió Arana, quien agregó: "Aunque el pronóstico puede hacerse extensivo hasta nueve días, la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas, nos explicó que los pronósticos en periodos de sequía turban la alternancia de húmedas a secos por lo que es más dificultoso tener certezas".
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A las condiciones climáticas y a la incertidumbre de gestión se suma la pandemia Covid-19. Hay personal que, dado el retraso de la temporada, se dio de baja y no es sencillo hacer que regrese por las condiciones de seguridad que se deben garantizar, entre ellas, la obligación del PCR. En números, unas 5000 personas dependen del empleo directo que genera el esquí de montaña.
La ciencia advierte la prolongación de la sequía
El informe del Servicio Meterológico Nacional no fue el único en alertar sobre la sequía y la disminución de la nieve. Agosto también coincidió con la presentación del informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que, entre otros tantos puntos, alarmó sobre la proyección para el sur de Centroamérica y América del Sur "de un posible aumento en el número de días secos y una mayor frecuencia de sequías".
Juan Rivera, científico del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla) perteneciente al Conicet, participó del informe del IPCC y habló con Carbono.News sobre la dramática disminución de nieve y sus posibles impactos: "Lo que se vive actualmente es muy similar a lo que se proyecta bajo distintos escenarios para el futuro, es decir, una reducción en las precipitaciones invernales en todo lo que sería la región cordillerana, principalmente, del centro y norte de la Patagonia. Lamentablemente, hacen 11 años que estamos registrando estas condiciones deficitarias de la nieve que pareciera ser un anticipo de lo que se viene".
Atento a la tormenta de nieve que arrancó el domingo en la madrugada, Rivera reflexionó: "Lo que siempre trato de resaltar es que son proyecciones que dan cuenta los valores medio de las precipitaciones y eso deja abierta la puerta a que, dentro de la variabilidad natural del clima, existan períodos en los cuales tengamos nevadas. Ahora venimos de un invierno bastante deficitario en cuanto a los eventos de nieve; hubo un solo evento importante de nieve y esta semana tendríamos el evento más importante de la temporada. Este tipo de situaciones puede sucederse en inviernos próximos".
Sin embargo, aclaró el científico, "si miramos la tendencia a largo plazo, hay factores que indican que el acumulado de nieve va a ser cada vez menor. Si solapamos a esto el incremento de la temperatura, va a impactar mucho en el crecimiento de los glaciares porque esa nieve, primero que nada, se derrite anticipadamente lo cual modifica el hidrograma de los caudales de los ríos por lo que las fechas en las cuales se esperaba la disponibilidad de agua en los años 70 y 80 van a ser muy distintas en el futuro".
Para Rivera, tenemos un combo complejo: "Lo que observamos en el contexto deficitario de los últimos 10 años es una contribución de, aproximadamente, un 25% de los gases de efecto invernadero en la señal de la sequía; luego la variabilidad climática natural, niño o niña, y un calentamiento anómalo en las aguas del Pacífico extra tropical, más o menos a la altura de Nueva Zelanda, que perturban el campo de circulación atmosférica generando condiciones de nieve deficitaria. Lo último que se analiza es que como se trata de precipitación de invierno, necesitamos masas de aire y frentes fríos provenientes de regiones polares y hay un modo de variabilidad muy vinculado al ozono, llamado modo anular del sur, que está tendiendo a una fase positiva lo cual impacta en la frecuencia y el alcance de la llegada hacia el norte de los frentes fríos. Es decir, se arma como una especie de bloqueo en latitudes altas en el extremo sur del continente que inhibe que los frentes fríos avancen hacia el norte y dejen las precipitaciones invernales".
Con estas proyecciones, el sector de turismo de alta montaña deberá no sólo recuperarse sino afrontar el enorme desafío de reconvertirse y adaptarse a las nuevas condiciones climáticas. "Esta falta de nieve tan marcada hará necesaria la inversión en la incorporación de tecnología, como los llamados cañones de nieve para generar las condiciones necesarias en las pistas. Hay que acompañar la reconversión de destinos que dependen del turismo de nieve", sumó el presidente de la Cámara de Centros de Esquí de Montaña.