Nuevo informe del IPCC: "Casi la mitad de la humanidad ya está viviendo en una zona de riesgo ahora por el cambio climático"
Tras semanas de deliberación el Grupo de Trabajo II de la ONU presentó el último análisis sobre impactos, vulnerabilidad y adaptación al cambio climático. ¿Qué dicen los científicos y cómo seguimos adelante?
En un mundo cada vez más convulsionado, la crisis climática y ecológica avanza y no da tregua. Eventos extremos, pérdidas de biodiversidad y daños ecosistémicos ponen en evidencia la necesidad de tomar acciones urgentes y transformar radicalmente nuestros sistemas de producción y consumo.
"El reporte del IPCC de hoy es un atlas del sufrimiento humano y una acusación condenatoria del fallido liderazgo climático. Casi la mitad de la humanidad ya está viviendo en zona de riesgo. Muchos ecosistemas están en el punto de no retorno ahora", dijo el Secretario General de Naciones Unidas António Guterres en la presentación del último informe del Grupo de Trabajo II del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC por sus siglas en inglés) publicado el 28 de febrero. En el documento, que es la segunda entrega del Sexto Informe de Evaluación del IPCC (AR6), trabajaron 270 autores de 67 países. Un 41% de ellos son mujeres.
Según proyecciones de la ONU entre 3.300 y 3.600 millones de personas en el mundo viven altamente expuestas a los impactos del cambio climático. El grado de vulnerabilidad va a depender, en gran medida, del contexto económico, social y político que atraviese cada región y de patrones de desigualdades, marginalización y gobernanza.
Los científicos afirman: "Desde el primer reporte la evidencia se volvió más fuerte: nuestro planeta se está calentando y el cambio climático está impactando en la naturaleza y en la vida de las personas a nivel mundial. Estos efectos están obstaculizando los esfuerzos para satisfacer las necesidades humanas básicas y amenazan el desarrollo sostenible en todo el mundo".
El informe es contundente: para hacer frente a las vulnerabilidades son fundamentales políticas de adaptación eficientes que eviten efectos contraproducentes y, a su vez, más ambición en términos de reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero.
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"El cambio climático está debilitando drástica y progresivamente la estructura, funcionamiento y resiliencia de los ecosistemas. En consecuencia, las contribuciones de la naturaleza al bienestar humano están disminuyendo", sostienen desde el IPCC y señalan que si bien la conciencia sobre los impactos ha aumentado y 170 países cuentan con planes de adaptación en sus políticas climáticas aún existen grandes brechas entre lo implementado y la acción climática necesaria. Esto se debe a falta de financiación, información confiable y voluntad política.
En este sentido, Guterrez señala: "Esta abdicación del liderazgo es criminal. Los contaminantes más grandes del mundo son culpables de incendiar nuestro único hogar. La ciencia dice que será necesario recortar las emisiones un 45% para 2030 y alcanzar el objetivo de cero emisiones para 2050. Pero de acuerdo a los compromisos actuales las emisiones globales van a aumentar un 14% durante la década".
Cada pequeño aumento de temperatura tiene graves implicancias tanto en sistemas humanos como en ecosistemas. Dice el análisis que de superarse los 1.5ºC establecidos en el Acuerdo de París las soluciones podrían no ser suficientes, y de alcanzarse los 2.0º se espera escasez de agua crónico, dificultades para producir alimentos y un significativo aumento de las migraciones por motivos climáticos.
A su vez, tales temperaturas pondrían en peligro de extinción al 18% de las especies terrestres. El riesgo es aún mayor en animales que viven en montañas o en zonas polares. Un escenario de 4º para 2100 causaría daños irreversibles para la flora y fauna global.
El presidente del IPCC, Hoesung Lee, agrega: "El reporte es una advertencia sobre las consecuencias de la inacción. Nuestra acción hoy va a moldear cómo las personas se adaptarán y cómo la naturaleza va a responder a los riesgos climáticos. Las soluciones abren nuevas oportunidades para innovar en sociedades y economías pero hay límites: por encima de ciertas temperaturas la adaptación no es posible para algunas especies". También, dice que el informe reconoce la interdependencia entre el clima, los ecosistemas, la biodiversidad y las personas e incorpora conocimiento de pueblos indígenas y comunidades locales.
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En América Latina se estima que el cambio climático redunde en mayores sequías, inundaciones, estrés hídrico, pérdida de bosques y selvas (especialmente en la Amazonía) y enfermedades endémicas. En Argentina, los incendios, la falta de precipitaciones y la pérdida de humedales demuestra cómo los efectos del cambio climático sumados a políticas extractivas constituyen un peligro real y tangible a las comunidades y a la naturaleza.
Por su parte, Edwin Castellanos, el principal coordinador del AR6, explica que los costos de adaptación en países en desarrollo asciende a 127 mil millones de dólares al año y que la cifra representa una barrera económica para los países de la región.
"Sabemos que los gobiernos están enfrentando otras situaciones inmediatas en términos de necesidades insatisfechas. Es importante que tomemos acción. Estamos en una situación de extrema urgencia pero no en una situación en la que no podamos actuar. Cualquier atraso en las acciones concertadas a nivel global hará que esta ventana de oportunidad que tenemos ya no nos permita desarrollarnos en un futuro sustentable para todos", añade.
Por otro lado, la adaptación en ciudades (especialmente costeras) donde se estima residirá el 70% de la población en 2050 es clave. Liliana Miranda, una de las autoras principales y directora ejecutiva del Foro de Ciudades para la Vida, aclara: "América Latina es una región desigual, con una población urbana muy alta. Las poblaciones más pobres de la región se encuentran viviendo en ciudades y están requiriendo que se les apoye y se les permita adaptarse. Mientras más rápido empecemos a adaptarnos, menor costo habrá. Es más económico invertir en la prevención que hacerlo post desastres".
No se trata sólo de pensar en el hoy: hacia finales de siglo la población expuesta al aumento de temperaturas pasaría de un 30% a un 48-76%. ¿Qué significa esto? Que los niños nacidos en el nuevo milenio van a heredar un planeta poco habitable y con peores condiciones de vida.
Frente a escenarios tan complejos no es fácil ser optimista. De acuerdo al informe, en los próximos años se esperan mayores niveles de ecoansiedad y estrés en jóvenes y niños producto de la preocupación y el temor frente a la situación actual del planeta. Es la primera vez que en un informe del IPCC se mencionan explícitamente los efectos de la crisis climática en la salud mental de las personas y, teniendo en cuenta las estadísticas globales, no es un dato menor.
Lejos de abrazar un discurso apocalíptico, la ciencia deja en claro que no todo está perdido. El Secretario General de la ONU concluye: "Sé que la gente está ansiosa y enojada. Yo también lo estoy. Ahora es el momento de transformar el enojo en acción. Cada fracción de grado importa. Cada voz puede hacer la diferencia. Y cada segundo cuenta".