Ambiente y naturaleza
Día mundial del ambiente

"Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración"

Cada 5 de junio, alrededor del planeta, celebramos el Día Mundial del Ambiente, y como en cada edición, se elige un lema representativo en la lucha por la protección del ambiente.

Abogada y diplomada en el Programa de actualización de Políticas Públicas y Cambio Climático. Autora del libro "Una vida sustentable"

El Día Mundial del Medio Ambiente fue establecido por primera vez por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972. En los últimos 50 años, llegó a convertirse en una de las plataformas mundiales con mayor alcance en favor de las causas ambientales.

En este 2024, el lema del Día Mundial del Ambiente es "Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración", con el objetivo de fomentar la restauración de las tierras, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia a la sequía. Según el portal de las Naciones Unidas "No podemos retroceder en el tiempo, pero sí podemos hacer crecer los bosques, revitalizar las fuentes de agua y restaurar los suelos. Somos la generación que puede hacer la paz con las tierras."

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Los motivos por los cuales se eligió poner el foco en la restauración son numerosos. Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, lo que afecta directamente a la mitad de la población mundial. Asimismo, afirman que el número y la duración de los períodos de sequía han aumentado un 29% desde el año 2000 y, si no se toman medidas urgentes, las sequías podrían afectar a más de tres cuartas partes de la población mundial en 2050. En el marco de la convención, se presentó el "Informe Temático sobre América Latina y el Caribe - manejo sostenible de las tierras y adaptación al cambio climático". Del mismo surge que "el extenso territorio cultivable y la gran biodiversidad presente en América Latina y el Caribe, tienen el potencial para asegurar el sustento y una buena calidad de vida de sus más de 600 millones de habitantes".

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Sin embargo, la pérdida y degradación de tierras y hábitats es uno los principales desafíos de la región. Del informe se desprende que la desertificación, la degradación de las tierras y de los hábitats, y la desaparición de numerosas especies animales y vegetales se han transformado en fenómenos recurrentes e incluso habituales en la región. 

Fuente: Unsplash

Solo hay que observar lo que sucede con la deforestación de la Amazonía y de otros ecosistemas forestales, y con la pérdida de pastizales en biomas montanos frágiles como resultado del manejo no sostenible de la tierra. Asimismo, la demanda regional e internacional de productos tales como cultivos, ganado, madera, petróleo y minería presionan a los tomadores de decisión a priorizar metas de corto plazo que pueden generar la degradación de las tierras donde se producen dichos bienes y servicios.

Pero las cosas no fueron siempre así, América Latina y el Caribe han experimentado cambios importantes en el uso de las tierras. A la llegada de los europeos en el siglo XV, la cubierta forestal de la región representaba aproximadamente el 75% del territorio. En la actualidad los bosques cubren menos del 50% del territorio, debido en un 90% a la expansión de la agricultura y ganadería en especial durante el siglo XX e inicios del siglo XXI. Al día de hoy de un total de 650 millones de hectáreas de bosques en la región, casi 350 millones han sido deforestadas y 300 millones degradadas, principalmente por el crecimiento de la agricultura, y en menor escala, por la expansión de la infraestructura y la minería.

Los patrones de producción y consumo predominantes, no sostenibles, generan una creciente presión sobre el suelo, el agua y la biodiversidad, a lo que se añaden los cambios demográficos que impulsan la urbanización y generando demandas crecientes sobre servicios básicos como la salud, el agua, la energía, la vivienda, los ecosistemas naturales y el manejo de químicos y desechos. 

Es posible prever que la falta de atención a este conjunto de fuerzas motrices tendrá consecuencias ambientales y socioeconómicas de largo alcance. Los bosques de la región que contribuyen a regular la temperatura y las precipitaciones que producen oxígeno y que son sumideros naturales de dióxido de carbono están siendo amenazados por el desarrollo de la infraestructura urbana y por los esquemas productivos necesarios para sostener una población creciente.

El informe concluye enfatizando las peligrosas consecuencias de este fenómeno: "más de 3 mil millones de personas están afectadas hoy día por la degradación de la tierra y hasta 143 millones de ellas podrían verse forzadas a salir de sus países antes del 2050 para poder escapar de la escasez de agua y de la pérdida de productividad debida al lento impacto del cambio climático".

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"América Latina y el Caribe albergan una significativa porción de la riqueza natural del planeta. El futuro de las economías regionales, así como su capacidad para luchar contra la pobreza y revertir la desigualdad, depende decisivamente del capital natural disponible y de la habilidad de los gobiernos para manejarlo con prudencia, efectividad e inclusividad".


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