Litio: la nueva minería estrella no es tan sostenible como parece
Se lo presenta como clave para la movilidad del futuro, pero su extracción tiene varios impactos negativos, y no solo ambientales.
Innumerables estudios científicos alertan sobre el calentamiento global y señalan la necesidad urgente de disminuir los gases de efecto invernadero (GEI) a través de una transición energética que deje de lado los combustibles fósiles y se encamine hacia las renovables. En este escenario mundial, el litio se muestra como un agente clave para incentivar, en primer lugar, la electromovilidad, es decir, los vehículos impulsados por electricidad.
Dos décadas atrás, este metal se usaba muy poco y era principalmente para la medicina y para hacer baterías de ion litio para computadoras (5 gramos por batería) y smartphones (menos de 0,5 gramos por batería). Pero, actualmente, la fiebre del "oro blanco" se disparó para invertir en transportes eléctricos (alrededor de 60 kilos de litio) y para hacer baterías capaces de almacenar la energía solar y la eólica.
Así, comenzó a expandirse la mega minería de litio y la Argentina -que junto con Bolivia y Chile forma el "triángulo del litio" que contiene alrededor del 67% de las reservas de este metal- se transformó en uno de los destinos más codiciados por las empresas mineras extranjeras. Detrás de los tres punteros siguen Estados Unidos, Australia y China. El litio se encuentra principalmente en las salmueras y, en menor medida, en determinados tipos de rocas duras.
Pero, ¿cuáles son los impactos en el ambiente de este "oro blanco"?
El mayor problema de la extracción de litio es el uso del agua. Para extraerlo se requieren cantidades inimaginables de agua potable y salada y el peligro es que se sequen vegas y lagunas, y disminuya drásticamente el caudal de ríos y acuíferos. La fauna, flora, los ecosistemas y las comunidades que viven en la zona de la extracción son afectadas por esta pérdida de hábitats. En la Argentina, las provincias que tienen litio y atraviesan esta situación son Catamarca, Jujuy y Salta.
El proceso extractivo: el método evaporítico y la pérdida de agua
En esas provincias, el litio se encuentra sobre todo en los salares. Para extraerlo se usa el modo evaporítico, que consiste en hacer pozos de perforación de una profundidad que va de los 40 a los 200 metros y, mediante un bombeo, retirar el metal que viene con agua, sal y otros minerales como boro y magnesio. Luego se lleva todo a piletas, donde el agua se evapora con la energía del sol y del viento. Por último está la etapa de purificación en la que, con agua dulce, se separa el litio de los demás minerales. El proceso completo demora entre uno y dos años.
Esta minería no genera muchas emisiones de GEI. "Estos métodos evaporíticos no son altamente contaminantes, son en realidad desecantes", explicó a Carbono News la doctora en biología y presidenta de la fundación YUCHAN, Patricia Marconi.
En la fase extractiva, se evaporan entre uno y dos millones de litros de agua de salmuera por cada tonelada de litio y, para la purificación de esa misma cantidad, alrededor de 140.000 litros de agua dulce, dependiendo de las condiciones de cada salar y de los procesos de cada empresa.
Además, contó Marconi, el agua potable la obtienen de ríos y acuíferos de la Puna prácticamente gratis, mientras que el agua de la salmuera (70% salada) la toman sin pagar ningún canon, ya que es considerada "recurso minero".
Un claro ejemplo es el Proyecto Fénix, en Catamarca, de la empresa Livent. La provincia le otorgó permiso de explotación en Antofagasta de la Sierra durante 20 años y lo habilitó a extraer 650.000 litros de agua potable por hora -que equivale a 5694 millones de litros por año- para producir 40.000 toneladas de litio. Mientras tanto, en la localidad cabecera de este departamento, los 2000 habitantes consumen al año 219 millones de litros, 26 veces menos que la empresa. "Livent cuando esté en plena producción consumirá en 14 días lo que Antofagasta de la Sierra consume en un año", resumió la bióloga.
Los impactos de la actividad son:
Sequía: a corto y mediano plazo, las vegas -lugares naturales de pastoreo con formaciones vegetales y agua dulce- y las lagunas podrían reducir su caudal y hasta secarse. A largo plazo, podría reducirse drásticamente el agua de ríos y acuíferos.
"La puna es desértica o semidesértica y el 98% de sus aguas es subterránea. Cuando nos demos cuenta del impacto ya va a ser tarde porque no hay ningún inventario de la cantidad de agua subterránea del Altiplano. Es una caja negra donde se está metiendo mano sin saber", afirmó Marconi.
Poco trabajo y bajas regalías: todas las empresas que operan son extranjeras y las regalías que le quedan a la provincia son muy bajas. Según el último informe de Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI), hasta el 2018, la empresa Sales de Jujuy no pagó nada de Impuesto a las Ganancias, Derechos de Exportación ni de Tasa Ambiental Anual.
Además, la mano de obra que se requiere es muy baja. "Los puestos que se requieren durante la fase de instalación son temporarios. Luego, necesitan empleos calificados y la oportunidad laboral para las comunidades es muy limitada", señaló la presidenta de Yuchan.
"Ante los escasos beneficios directos de la actividad minera para las comunidades locales, algunas empresas mineras tratan de obtener la aprobación de los vecinos mediante donaciones de obras o bienes de interés social", remarcó Marconi. En marzo, por ejemplo, Galaxy Lithium donó los fondos para construir una escuela en Antofagasta.
Pérdida de aguas fósiles: parte del agua subterránea que surge en superficie proviene de acuíferos confinados con más de 60 a 10.000 años de antigüedad y es un recurso no renovable.
"Las valiosas especies que habitan el agua de estos salares tienen un gran valor científico para tener conocimientos de nuestro pasado, y por su rol en la captura de dióxido de carbono y liberación de oxígeno", destacó María Laura Castillo Díaz, coordinadora del Programa Altoandinos de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
Salinización de las aguas subterráneas: "Los pozos de producción de agua de salmuera con litio realizados para extraer el mineral pueden generar un desplazamiento artificial del agua subterránea dulce o de baja salinidad desde los bordes de la cuenca hacia sus centros, produciendo la salinización del agua", marcó Castillo Díaz.
Voladura de sales hacia otras zonas que podrían verse afectadas.
Pérdida de biodiversidad: si escasea el agua, eso afectaría tanto a la flora como a la fauna del lugar. Flamencos, pumas, vicuñas, aves migratorias, patos, peces, vizcachas y animales de crianza de las comunidades. También las maquinarias alterarían la zona donde estos se reproducen, nidifican y se alimentan, y, por lo tanto, afectaría "a todo el ciclo de vida", enfatizó la investigadora de FARN.
Las comunidades afectadas
En los salares viven muchas comunidades, en su mayoría pueblos originarios. Gran parte rechaza la minería, ya que afectaría su modo de vida: son agricultores, crían animales, venden productos del salar, son artesanos y se dedican al turismo. Pero la actividad minera desplaza todo esto. "Si vienen a nuestra salinas es un genocidio para nosotros", dijo a Carbono News Clemente Flores, referente de la comunidad aborigen El Angosto, del distrito El Moreno (Jujuy).
Las Salinas Grandes, en Salta y Jujuy, son las terceras más grandes del mundo y, en ellas habitan 33 comunidades de pueblos originarios kollas y atacamas, representadas por Flores, que luchan hace más de diez años para que se les respete el derecho a la consulta previa, informada y libre sobre los proyectos mineros en sus territorios.
Para hacer valer ese derecho, hicieron una denuncia en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) contra los gobiernos provinciales. "Este derecho no está implementado porque está vigente un decreto provincial que no cumple con las garantías legales que tienen que tener las consultas indígenas que, según establece el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), tienen que ser específicas y respetar la manera en que los pueblos quieren ser consultados", explicó a Carbono News la abogada de las comunidades, Alicia Chalabe.
Las comunidades elaboraron un protocolo para establecer la consulta popular llamado "Kachi Yupi". "El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, nos dijo que iba a aprobarlo, pero aún no lo hizo", contó Clemente Flores.
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Por otro lado, Chalabe junto con FARN, hicieron en 2019 una demanda en la Corte Suprema de Justicia de la Nación para pedir que se haga una evaluación integral de la cuenca de estas salinas que incluya un estudio hidrogeológico, para ver cuánta capacidad de agua tiene. "Ahora se analiza el impacto que tendrá cada proyecto productivo por separado, nosotros con esta acción buscamos que se incluya una mirada estratégica y acumulativa que contemple todo el territorio y todos los proyectos", detalló Chalabe.
"La puna y la quebrada están plagadas de pedimentos (trámites mineros para extraer el mineral)" -continuó la abogada-. "Esto va a terminar en un impacto gravísimo de que no existan las salinas así tal y como las conocemos".
¿Hay formas de extraer litio que consuman menos agua?
Marconi explica que sí, pero que aún están en fase de laboratorio y no se implementan a gran escala. "Hay distintos métodos no evaporíticos y de separación que usan procesos físico-químicos, en los que entra la salmuera con el litio así como se extrae del salar", dijo. Así, sin utilizar agua potable extra, se consigue recuperar y purificar el litio, mientras que, por otro lado, el agua obtenida de la extracción se reinsertaría en el salar. "Pero no se conoce el proceso en detalle por lo que no pueden estimarse aún cuáles serían sus impactos ambientales", aclaró.
Solo la empresa australiana Lake Resources dice que aplicará este método desarrollado por Lilac Solutions y sería en el Altiplano de Catamarca con su proyecto minero "Kachi". "Hasta ahora, no hay nada a escala industrial, son ensayos de laboratorio", enfatizó la experta.
¿Energía para qué y para quién?
La investigadora Castillo Díaz sostuvo que el beneficio obtenido de esta actividad minera no solo tiene que tener en cuenta únicamente al clima, sino también a las comunidades y al país. "Hay que analizar todos los efectos ambientales, sociales, económicos, políticos y culturales de la extracción del litio. ¿Qué pasa con las comunidades que quedan empobrecidas? ¿Quién va a tener acceso a los vehículos eléctricos? Algunas de estas personas no tienen antena de teléfono", detalló.
Además, dijo que este modelo es impulsado desde los "países del norte global" pero que los impactos "quedan en el sur". Por eso, propuso cuestionar y repensar la transición energética desde las miradas locales y así, analizar, entre otras cuestiones, alternativas para la "distribución energética" que implica una central que reparte, y pensar en "energía generada en los territorios", es decir, en la "autogeneración".
Mientras, a fines de junio, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, confirmó que el Gobierno trabaja en "la creación de YPF Litio", una sociedad anónima nacional que trabajaría con empresas privadas en el desarrollo de este mineral "que puede ser no sólo una gran fuente de trabajo sino entrar en una carrera tecnológica a nivel mundial", dijo el ministro.
Por otra parte, diputados del Frente de Todos están delineando un proyecto de ley para que el litio sea declarado recurso natural estratégico. En comunicación con Carbono News, el legislador bonaerense Marcelo Koenig adelantó: "El proyecto implica poner todos los recursos de la nación al servicio del desarrollo del litio en la Argentina. Nuestro objetivo es que no sólo se extraiga sino que se industrialice y, sobre todo, en las regiones que tienen litio. En este sentido es poner a las provincias al timón de un proyecto mucho más grande que solo el extractivo".
"Nuestra idea es crear una Comisión Nacional del litio para que el recurso sea extraído conforme al respeto de la naturaleza y a las comunidades y pueblos originarios que habitan la zona", sumó.
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Además, dijo que la idea es utilizar las baterías de ion litio en el país y "eventualmente exportar también". "El último eslabón es la electromovilidad, ojalá podamos aprovechar la experiencia en el sector automotriz no solo para proveer al mercado argentino sino también para el mercado latinoamericano", agregó.
"Dentro de 20 años puede haber otra forma de utilizar la energía de los autos eléctricos, tenemos para aprovechar esa ventana de tiempo", concluyó Koenig.
"Nada que sea extractivo puede ser sustentable"
El problema de las baterías de ion litio es que hasta el momento no se ha incursionado en la posibilidad de reciclarlas. Según Patricia Marconi, "es más barato obtener nuevo litio que reciclar baterías" ya que en la ecuación económica no se incluye el costo del agua.
Sin embargo, con el ritmo acelerado de extracción, un estudio de la ingeniera química e investigadora de la Universidad de Quilmes Vera Mignaqui, asegura que en menos de 30 años se vaciarán los salares del Hombre Muerto, Rincón y Cauchari-Olaroz.
"Probablemente la actividad no sea rentable después de los 10 años por una sustitución tecnológica", remarcó Marconi. Hay muchos estudios en curso sobre variantes para el litio como las baterías de sodio.
"Nada que sea extractivo puede ser sustentable en el sentido de que lo que sacás no vuelve de ninguna manera al sistema, la alternativa es desarrollar la actividad minera de manera responsable", concluyó.
Sea cual fuera la tecnología que ayude a la humanidad a solucionar la crisis climática, lo importante es que la transición energética no solo genere bajas o nulas emisiones de GEI, sino que sea justa e inclusiva para lograr una mejor calidad de vida para todas las personas.