La década de la restauración: historias a favor de los ecosistemas
Las voces, los nombres y los rostros de Argentina y la región que trabajan a diario para prevenir, detener y revertir la degradación.
Imagina, recrea, restaura. La consigna, más bien lema, corresponde al lanzamiento del decenio para la restauración de los ecosistemas que, el 1 de marzo de 2019, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró para el periodo 2021-2030, y que hoy define como "un grito de guerra mundial para sanar nuestro planeta". ¿Potente?, sí. ¿Posible?, depende de todos.
En el Día Mundial del Ambiente, celebrado desde 1974 para visibilizar la acción climática en pos de nuestra Casa Común, tiene este año como país anfitrión a Pakistán, que en el evento inaugural anunciará, entre sus hitos, la plantación de 1000 millones de árboles como parte de su campaña de recolección de 10.000 millones de árboles, la aceptación de una gran promesa voluntaria en el marco del Desafío de Bonn, una nueva área marina protegida y un anuncio innovador en torno a la naturaleza, incluida la flotación del primer bono verde del país.
Pero... ¿qué pasa en América Latina y el Caribe? Nuestra región concentra una porción significativa de ecosistemas diversos y, aunque según la propia ONU, casi el 25% de sus áreas terrestres y alrededor de un 17% de las marinas están protegidas, la degradación y devastación es continua y alarmante. Según el informe del Planeta Vivo de WWF publicado en septiembre del 2020, "las poblaciones monitoreadas de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios han disminuido en 68% en promedio a nivel mundial, mientras que en América Latina el resultado es aún más alarmante con una reducción promedio del 94%". Entre las causas de las pérdidas se encuentran, principalmente, el cambio de uso de suelo, la conversión de hábitats nativos prístinos (bosques, praderas y manglares) en sistemas agrícolas, y la sobrepesca en los océanos. Si hablamos de especies vegetales, el panorama es similar o peor: una de cada cinco especies vegetales (22%) se halla amenazada de extinción, en su mayoría en zonas tropicales.
Mirá también: El Parque Nacional Yasuní, el más biodiverso del mundo, entre el petróleo y la conservación
El Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas tiene entonces una relevancia superlativa en sus objetivos, pero sobre todo en sus resultados. Sin embargo, ONU aclara: "Solo tendrá éxito si todos participan".
Y aquí es donde vienen las voces, los nombres, los rostros, las manos. Detrás de la declaración del decenio para la restauración, hay miles de organizaciones, comunidades y personas latinoamericanas que vienen previniendo, deteniendo y revirtiendo la degradación de los ecosistemas en los diferentes países. En nombre y representación de esos miles, Carbono News se puso en contacto con ReforestArg, la Red de Restauración Ecológica de Argentina (REA) y Plastic Oceans (Chile) para hacer zoom en sus historias y demostrar que no todo está perdido.
La titánica tarea de reforestar en un país que es top ten en desmonte
ReforestArg se describe y se pronuncia en la red LinkedIn así: "Plantamos árboles, plantamos ideas, plantamos comunidad, plantamos sueños y nos plantamos frente a la deforestación". Con un mensaje poderoso para una acción directa, su director Tobías Merlo describió el escenario argentino frente a los incendios forestales del que todos nos enteramos, pero pocos accionamos. "Anualmente desaparecen alrededor de 13 millones de hectáreas de bosques nativos en el mundo, esto equivale a una ciudad y media de Buenos Aires que desaparece por día.
Nuestro país no queda exento de esta situación alarmante. A pesar de que contamos con, aproximadamente, 54 millones de hectáreas de bosque nativo -lo que representa el 19% de la superficie continental del país-, nuestros bosques no son ajenos al proceso de deforestación y degradación que sucede globalmente. En Argentina ocurre el 4,3% de la deforestación global, y es uno de los diez países que más desmontaron entre 1990 y 2015. O sea que estamos en emergencia forestal en un contexto de crisis socioambiental global".
A la hora de enumerar los motivos, el joven emprendedor destaca: "La expansión de la frontera agrícola-ganadera, que avanza con montes y bosques para cultivar granos o introducir ganado; la urbanización y el desarrollo de infraestructura; el avance de especies exóticas invasoras que desplazan a las especies nativas; la sobreexplotación de recursos forestales; y los incendios que cada vez aumentan más en su intensidad y su frecuencia como resultado del calentamiento global".
En este contexto de incendios difícilmente controlados, dice Tobías, y con 40.000 hectáreas de Bosque Andino Patagónico incendiadas en 2015, nació ReforestArg en 2016, queriendo dar respuesta a esta realidad cruda. "Desde ese entonces hemos plantado 39.800 árboles nativos y capturado de la atmósfera más de 11.000 toneladas de CO2 gracias a la ayuda de más de 300 voluntarios presenciales y miles de voluntarios y empresas que, a la distancia, nos apoyan mensualmente para que esto suceda".
Pese al esfuerzo y al enorme compromiso de ReforestArg, sus integrantes saben que imaginar, recrear y restaurar no ocurre de la noche a la mañana: "Revertir este escenario no es algo que podrá suceder de un día para otro. Incluso si tuviéramos el poder de frenar mañana todas las emisiones de GEI a la atmósfera, el cambio no sería instantáneo. Mejorar nuestra situación planetaria actual es un proceso, y como tal, tomará tiempo, y sobre todo responsabilidad e involucramiento de todos".
Hacia adelante, Tobías Merlo contó a Carbono News que buscan crecer exponencialmente, llegar a más provincias, a otros ecosistemas y a muchas más personas. "Hay mucho trabajo por hacer, y un contexto sanitario que debemos resolver a nivel planetario para continuar viajando y restaurando bosques. Invitamos a todos los lectores a sumarse a nuestra comunidad, pueden asociarse, donar árboles para seres queridos, sumarse como empresa sponsor o como voluntarios de las plantaciones a través de nuestra web www.reforestarg.org.ar y seguirnos a través de nuestras redes @reforestarg".
La restauración es en red o no es
El biólogo Martín Sirombra es coordinador de la Red de Restauración Ecológica de Argentina (REA). Esta organización se formalizó en 2012 y realizó su primer encuentro nacional organizativo en 2017. Al presente, cuenta con 198 miembros distribuidos en ocho nodos regionales y representa un espacio en el que convergen numerosas disciplinas y actores sociales, contribuyendo a la construcción social de la importancia y el sentido de la restauración en un escenario de grandes problemas de degradación de los ecosistemas argentinos. En este marco aporta al desarrollo de una restauración ecológica plural y multidisciplinaria, que busca la integración entre teoría y práctica, y mejorar la relación entre la sociedad y la naturaleza.
"La declaración del decenio para la restauración de los ecosistemas resalta que la actividad humana ha alterado casi el 75% de la superficie terrestre y ha empujado a la flora y fauna silvestre a un rincón del planeta cada vez más pequeño. La degradación de los ecosistemas conlleva a una pérdida de servicios ecosistémicos críticos que impactan negativamente el bienestar de al menos 3200 millones de personas en el mundo, incrementando además su vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático.
La propuesta original contempla una respuesta coordinada a nivel mundial ante la pérdida y degradación de los hábitats que debería centrarse en desarrollar voluntad/capacidad política para restaurar la relación de los seres humanos con la naturaleza", reflexionó Sirombra, quien agregó sobre el contexto nacional: "En mi opinión personal, el gran esfuerzo para llegar al sector político representa una gran dificultad. Por diferentes motivos, los referentes técnicos no encuentran los mecanismos para influir en las políticas públicas tanto a nivel nacional como provincial. Por otra parte, sería muy interesante generar desde los diferentes lugares que ocupan los integrantes de la REA, la llegada y difusión de actividades a comunidades del interior del país y de las provincias, una mirada más hacia adentro, con el objetivo de que la gente del lugar se haga preguntas y se motive a buscar alternativas y/o soluciones para algunos de sus problemas vinculados al ambiente".
Asimismo, el biólogo resaltó que la Ley Yolanda constituye un hito destacable ya que obliga a los funcionarios de los tres poderes del Estado a capacitarse en temáticas ambientales y que, por ende, se asimila a las propuestas de la ONU en su documento para la Década de la Restauración. "Esto representa una excelente oportunidad para la difusión de los alcances de la Restauración Ecológica". Con el mismo ímpetu, Sirombra elogió a Ley de Educación Ambiental. Sin embargo, marcó como tarea pendiente "la inclusión en el currículo de la materia Restauración en los diferentes niveles educativos como así también, una ley que permita la mirada social sobre los humedales y sobre los ecosistemas no boscosos, que ocupan dos tercios de las regiones naturales".
Atento a la necesidad de que la ciudadanía se apropie de las causas, el especialista alertó: "Ha pasado a tener mayor protagonismo el aspecto social de la restauración. Es decir, a la instancia de que la ciencia baje información a la sociedad para que se la apropie y tome la acción como causa propia porque en definitiva la sociedad es quien tiene que sostener y proteger día a día los ecosistemas".
Finalmente, y con un mensaje que vincula estrechamente el deterioro de los ecosistemas con la aparición de virus tales como el coronavirus, Sirombra concluyó: "No nos queda otra que ser optimistas. El ser humano es un superviviente nato. Hemos logrado modificar los ecosistemas y también somos capaces de arreglarlos. Es una cuestión que nos tiene a todos como protagonistas porque un ambiente sano es sinónimo de salud. La ciencia manifiesta que no hay mejor vacuna que los ecosistemas saludables".
Para noviembre de 2021 se prevé el II Encuentro Nacional de Restauración Ecológica de Argentina que se realizará en Córdoba y que contará con conferencistas internacionales invitados en diferentes ejes temáticos. Por otra parte, la red cuenta con un boletín de difusión denominado BREA (ISSN 2718-625), en el que se difunden las diferentes actividades y avances en la materia tanto de Argentina como de Latinoamérica.
El océano como pulmón
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) viene advirtiendo sobre modificaciones irreversibles en los océanos y criósfera (capa de la superficie terrestre con el agua en estado sólido) producto del calentamiento global. Más allá de la crecida del nivel del mar que implican los cambios en la temperatura media global, los ecosistemas marinos enfrentan la feroz contaminación por plásticos. Según datos de ONU Medio Ambiente, el Caribe es el segundo mar más contaminado de plásticos en todo el mundo mientras que la organización Oceana Chile remarca que el 75% de los desechos que se encuentran en las playas chilenas corresponde a plásticos, en su mayoría pequeños y que se usan solo una vez.
Mirá también: Usar menos plástico y reciclarlo está bien, pero no es suficiente
Haciéndose eco con esta última problemática, la organización Plastic Oceans Chile y su lema "Cambiando la forma de ver el plástico en Chile y el mundo", se define como una fundación que trata integralmente la problemática de contaminación por plásticos en el océano, siendo un puente entre distintos actores de la sociedad (privados, Estado, comunidad, academia, etc.) para crear diálogo y llegar a soluciones en conjunto. "Esto lo hacemos a través de nuestros pilares: ciencia, audiovisual, educación, legislación y economía circular". La organización fue una de las principales en motorizar la recién sancionada ley que prohíbe los plásticos de un solo uso en ese país.
Su director regional, Mark Minneboo, en conversación con Carbono News, profundizó lo que significa esta década en el calendario internacional: "Significa restaurar nuestra conexión con nuestro entorno natural. Antes de restaurar ecosistemas, plantando árboles, manglares, recuperando los arrecifes de coral, tenemos que restaurar nuestra conexión. Es algo que hemos perdido en los últimos 260 años, y me refiero al inicio de la revolución industrial donde empezamos a producir a escala masiva. Pero además de producir, también empezamos a extraer recursos a nivel industrial, empezamos a producir productos alejándonos cada vez más de la naturaleza y de nuestra conexión con ella. En nuestra arrogancia como especie, pensamos que estábamos armando un sistema alternativo que podía ser mejor que el sistema natural que se había formado y desarrollado en casi 4000 millones de años".
Para Minneboo restaurar "conlleva el entendimiento de que si no los restauramos vamos a tener problemas nosotros. Aunque estamos viendo una extinción masiva, perdidas de hábitats, un millón de cosas terribles, los ecosistemas van a sobrevivir, van a demorar, pero se van a restaurar porque el único sistema que existe en nuestro planeta es el equilibrio entre los elementos bióticos y abióticos. El problema somos nosotros porque no tenemos idea de nuestro rol y dependencia del ecosistema. Entonces restaurar el medio ambiente también significa asegurarnos un lugar en ese sistema".
Precisamente, a la semana siguiente del día del medio ambiente, el 8 de junio, se celebra el día del océano y bajo el lema de la campaña de este año "el océano empieza aquí", el director de Plastic Oceans Chile y quien coordina las llamadas comunidades azules que buscan la colaboración local para inspirar a las personas y generar cambios a escala global, invitó a los ciudadanos de todo el mundo a compartir sus acciones en las redes sociales sabiendo que, por más pequeña que sea, "es un granito de arena para inspirar a los demás". "Si tienen una comunidad o trabajas en una organización local que estaría interesado en ser parte de nuestras comunidades azules, escribinos o seguinos en nuestras redes @plasticoceans.chile o bien ingresar a https://plasticoceans.org/unete-a-bluecommunities/. Tenemos 14 en todo el mundo, siete en Latinoamérica y queremos llegar a 50 a finales de este año", contó.
Por otro lado, y tal como contó Carbono News en la nota, Alexandra Cousteau, cineasta y activista, nieta del reconocido Jacques, quien mostró en 1968 en la TV la magia del mundo submarino, trabaja en un ambicioso plan basado en la ciencia y en el mercado del carbono azul para restaurar los océanos para 2050, a través de su proyecto Oceans 2050 y un nutrido equipo que cuenta con el destacado profesor en oceanografía biológica y ecología marina, Carlos Duarte. Para la cineasta la clave en la restauración del ecosistema oceánico está en el cultivo de algas marinas teniendo en cuenta su rol elemental en la absorción de grandes cantidades de dióxido de carbono que se encuentra disuelto en el océano lo que implicaría la reducción de los efectos de la acidificación del agua y crean y proporcionan un hábitat importante para cientos de animales.