"Invernaderos temporales": América Latina tuvo un 140% más de muertes por calor extremo que en 2005
Un informe divulgado en la Cumbre Climática COP29 indicó que 2024 se convertirá en el año más cálido que se tenga registro.
Entre enero y noviembre del presente año, la temperatura media del planeta superó en 1.54°C el valor de referencia de la era preindustrial. La revista semanal The Lancet reveló que en América Latina está aumentando notablemente la mortalidad por esa subida de temperaturas.
LATAM y el Caribe son regiones azotadas por crisis políticas, pobreza, aumento de la inseguridad y, ahora.... domos inmanejables de calor. Las poblaciones se hallan expuestas a marcas ambientales en promedio casi medio grado más altas que las que se habían vivido hasta 2005.
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Los casos más graves son los de Paraguay, con un aumento de 1.9°C, seguido de Argentina (1.2°C) y Uruguay (0.9°C). En apenas dos décadas han crecido un 140% las muertes relacionadas con el clima.
Calores que matan: ¿Está preparada la salud de América Latina?
Las olas de registros extravagantemente altos son un fenómeno climático que consiste en un aumento significativo y prolongado de las temperaturas en una región determinada. El cambio climático está sobrepasando los retos sociales y medioambientales de un subcontinente empobrecido.
Ninguno de los 109 centros urbanos de LATAM examinados por The Lancet tenían niveles de espacios verdes que se pudieran clasificar en la categoría de "altos y superiores". Solamente 12 centros (el 11% del total) tenían niveles moderados.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) advirtió en distintos informes que las olas de calor se intensificarán y serán más frecuentes.
Estos fenómenos tienen efectos devastadores entre las poblaciones vulnerables ya que se incrementan las enfermedades cardiovasculares y respiratorias así como el estrés térmico en áreas urbanas donde la infraestructura no está suficientemente preparada.
También impactan en la agricultura local porque afectan los cultivos, reducen la disponibilidad de agua y crece el riesgo de incendios y de siniestros forestales.
Como es sencillo suponer, estos efectos pueden tener consecuencias graves para la seguridad alimentaria y el abastecimiento de agua potable en numerosos países de latinoamericanos.