Hongos micorrícicos: ¿Qué son y por qué son fundamentales para la vida del planeta?
Absorben cuantiosas cantidades de dióxido de carbono debajo de la tierra, pero están en peligro por la deforestación y el uso de agrotóxicos. El pedido de la ciencia para su conservación y para ser tenidos en cuenta como aliados frente a la crisis climática.
Los hongos micorrícicos son un grupo de hongos del suelo que forman una red de asociaciones simbióticas con casi todas las plantas. Estas asociaciones tienen una antigüedad de unos 475 millones de años y desempeñan un papel fundamental en la biosfera de la Tierra.
Según explica la Sociedad para la Protección de las Redes Subterráneas (SPUN, por sus siglas en inglés), una organización de investigación científica que fue creada con la misión de proteger y aprovechar las redes de micorrizas que regulan el clima y los ecosistemas de la Tierra, las plantas y los hongos intercambian recursos entre sí y "son capaces de alcanzar compromisos, resolver compensaciones y desplegar sofisticadas estrategias comerciales".
Los hongos micorrícicos forman redes que tienen el potencial de conectar las plantas bajo tierra. Estas redes pueden ayudar a distribuir los nutrientes en los ecosistemas. "En condiciones de laboratorio, los organismos, como las bacterias, también pueden utilizar estas "superautopistas" fúngicas para el transporte, lo que les permite viajar entre diferentes raíces", explican desde SPUN.
¿Absorben el 30% de las emisiones de dióxido de carbono?
Hace unas semanas, fue noticia mundial un estudio que "demostró" que los hongos del suelo almacenarían "un tercio de las emisiones mundiales de CO2 procedentes de la quema de combustibles fósiles", un hallazgo que, sin dudas, revelaría que estos organismos son clave para neutralizar los gases causantes del cambio climático y alcanzar el balance ?cero neto'. Sin embargo, no es tan así. Pero no porque no sea cierto, sino porque no se puede asegurar el porcentaje exacto de absorción de CO2.
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El estudio en cuestión, publicado en la revista Current Biology y elaborado por científicos de la Universidad de Sheffield (Inglaterra), aclara: "Nuestras estimaciones, aunque se basan en la mejor evidencia disponible, son imperfectas y deben interpretarse con precaución. Sin embargo, nuestras estimaciones son conservadoras y argumentamos que este trabajo confirma la importante contribución hecha por las asociaciones micorrícicas a la dinámica global del carbono".
Titulada "Micelio micorrícico como un fondo de carbono global", la investigación estima que los hongos micorrícicos retienen bajo tierra hasta el 36% de las emisiones globales de combustibles fósiles (unas 13 gigatoneladas), más de lo que emite China en un año.
No obstante, por las limitaciones metodológicas que encontraron en su investigación, afirman que esta cifra puede "sobreestimar o subestimar la suma total de carbono que se mueve de las plantas a los suelos a través de las vías micorrícicas".
Por lo tanto, para los investigadores, la conclusión es que son un importante "acervo mundial de carbono" y que su trabajo "debería motivar la inclusión de los hongos micorrizos tanto dentro de los modelos globales de clima y ciclo de carbono, como dentro de la política y la práctica de conservación". "Nuestros hallazgos deberían motivar su inclusión tanto dentro de los modelos globales de clima y ciclo de carbono, como dentro de la política y la práctica de conservación".
La ONU calcula que, al ritmo actual, el 90% de los suelos podrían estar degradados en 2050, lo que impactaría negativamente en la productividad de los cultivos. La deforestación y el uso de agrotóxicos están destruyendo la vida de los microorganismos del suelo y, con ellos, esta red de hongos y plantas.
Katie Field es catedrática de Procesos Planta-Suelo en la Universidad de Sheffield y coautora del estudio. En contacto con EFE Verde, dijo: "Los ecosistemas del suelo están siendo destruidos a un ritmo alarmante por la agricultura, el desarrollo y otras industrias, pero los efectos más amplios de la alteración de las comunidades del suelo son poco conocidos" y al hacerlo "saboteamos nuestros esfuerzos por limitar el calentamiento global y socavamos los ecosistemas de los que dependemos".
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Todo está conectado: redes subterráneas
Estos hongos forman una verdadera y enorme red debajo de la tierra que permite el equilibrio natural. Algunas investigaciones sugieren que las plantas pueden captar señales de las plantas vecinas a través de redes micorrícicas compartidas, lo que podría permitirles prepararse para los ataques de insectos.
El fósforo, el nitrógeno, el carbono y otros nutrientes fluyen por las redes de micorrizas siguiendo "patrones complejos" que son analizados por investigadores para entender cómo los hongos coordinan estos flujos.
Hay cuatro tipos principales de asociación micorrizal:
1. Hongos micorrícicos arbusculares: los arbúsculos son los principales lugares de intercambio de nutrientes entre las plantas y los hongos. Las plantas asociadas a los hongos micorrícicos arbusculares representan alrededor del 70% de la biomasa vegetal mundial, incluidos los principales cultivos, lo que la convierte en una de las relaciones simbióticas más importantes de la Tierra.
2. Hongos ectomicorrícicos: los árboles de la mayoría de los bosques boreales y templados dependen de las asociaciones ectomicorrícicas. Este tipo de hongos evolucionó a partir de hongos descomponedores de vida libre y conservan una amplia gama de enzimas que les permiten degradar sustancias complejas en los suelos. Son excelentes buscadores y pueden obtener nutrientes que no están disponibles para los hongos micorrícicos arbusculares. Requieren más energía de sus socios vegetales que los hongos micorrícicos arbusculares y tienden a establecer relaciones con arbustos y árboles.
3. Hongos micorrícicos de las orquídeas: la mayoría de las plantas suministran carbono a sus socios micorrícicos a cambio de nutrientes minerales. Más de 17.000 especies de orquídeas dependen de asociaciones fúngicas muy especializadas para obtener nutrientes. De todas las familias de plantas, las orquídeas son las más diversas y los hongos micorrícicos específicos de las orquídeas pueden haber desempeñado un papel en su éxito evolutivo.
4. Hongos micorrícicos ericoides: los hongos micorrícicos ericoides se relacionan con las plantas de la familia Ericaceae que incluye el brezo, los arándanos y los arándanos rojos. Se encuentran sobre todo en suelos ácidos e infértiles, como turberas, brezales y bosques boreales. Los hongos micorrícicos ericoides producen enzimas que les permiten descomponer moléculas orgánicas complejas.
Junto con GlobalFungi, el Consorcio Global del Micobioma del Suelo y el Laboratorio Crowther e investigadores, SPUN está construyendo una base de datos global de la diversidad de micorrizas, para cuantificar los puntos más salientes de biodiversidad e identificar los ecosistemas subterráneos de alta prioridad de conservación. Este mapa está abierto para toda la comunidad y se puede consultar acá: https://es.spun.earth/maps
Frenar el ecocidio
En la entrevista, Field, la coautora del informe, aclara: "Hay que hacer más para proteger estas redes subterráneas: sabíamos que eran esenciales para la biodiversidad, pero ahora tenemos pruebas de que son cruciales para la salud de nuestro planeta".
No importa si es el 20, el 30 o el 80% de dióxido de carbono lo que absorben los hongos micorrícicos; si no aceleramos la transición energética justa y sostenible, queda como un dato de color. Los científicos ya están dando los números del desastre y de las soluciones. No se trata solamente de no matar a los hongos, sino de no matarnos a nosotros mismos. Está todo conectado. Estamos conectados y no es una opinión.