En medio de la crisis, crece el mercado de reciclado de latas de aluminio. Permite ahorros del 97% de energía
El proceso de fabricación de latas nuevas a partir de recipientes reciclados es notable ya que se trata de un metal que puede recuperarse casi en un cien por ciento.
Los envases de aluminio de gaseosas, tés o bebidas alcohólicas son recogidos, separados, limpiados de cuerpos extraños y convertidos luego en láminas que servirán de manera eficiente para la fabricación de nuevas unidades. Todo comienza con los grandes bloques de receptáculos completamente achatados que conforman palés y son transportados por camiones hasta los puntos de concentración.
Luego, se los lleva a hornos gigantescos para quitarles la pintura hasta que el resultado sea aluminio líquido destinado a ser moldeado en rollos alisados de los cuales podrían emerger hasta 750 mil nuevas unidades.
Gracias a la recuperación, que en nuestro país lo hacen primordialmente los cartoneros urbanos, se registra un ahorro del 97% en energía respecto a la fabricación de nuevo aluminio.
Consultado por Carbono.news, Carlos Méndez , socio fundador de la cooperativa de trabajo "Reciclando Conciencia" de Pinamar, expresó: "Los precios de casi todos los metales se han disparado: aluminio, bronce, cobre, perfiles de acero y chatarra en general. Se mueven acorde a los precios internacionales. Se han transformado en commodities. Por ejemplo, con ochenta latas podés reunir casi un kilo de aluminio y eso se paga más de 600 ó 700 pesos".
En los países escandinavos y en Alemania, conscientes del valor que tiene la reutilización de los materiales, han implementado sistemas de reciclaje muy desarrollados. En la entrada de cada supermercado se encuentran grandes máquinas receptoras de latas, envases de vidrio y de plástico. Por cada elemento depositado, se le devuelve al cliente un ticket.
Entonces, cada familia acumula semanal o mensualmente en sus propias casas lo que otros consideran basura para posteriormente canjearlos cuando concurren a hacer sus compras en las tiendas.
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Reporteado por Carbono.news el doctor Carlos Duré, médico emergentólogo argentino residente en Suecia, respondió: "Se trata de un sistema muy común en ciudades como Estocolmo. Todos los supermercados ya lo tienen. Debés juntar todo en tu casa y luego llevar los materiales hasta los negocios para sumergirlos en maquinas de regenración. A cambio, te entregan un voucher por valor de muchas coronas y ese dinero lo utilizas luego para hacer tus compras. Todas las familias practican esta modalidad porque te devuelven varios centavos de dólar por cada lata. Es una idea muy sencilla y atractiva para los consumidores".