El posible desperdicio de comida ocupa la agenda de los medios. Argentina está muy por encima de la media mundial
En Argentina, los consumidores desechan decenas de kilogramos per cápita de comida por año en sus hogares.
En distintos informes del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) se establece que más de la mitad de la producción de frutas y hortalizas se pierde antes de ser consumida. El trabajo detalla que entre el 45% y 55% de la producción frutihortícola no llega a la mesa de las familias en Argentina. Una cuota elevada que está por encima de la media mundial del 45%.
La situación se torna "inadmisible" si se tiene en cuenta que, de acuerdo a datos del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina, el 55 % de la población es hoy considerada pobre y casi un 18 % se ha vuelto indigente.
En muchos casos, ocurre por problemas como no tener una planificación en las compras o no saber cómo hacer el aprovechamiento de los alimentos a nivel doméstico.
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Argentina, en medio del escándalo del Ministerio de Capital Humano (que guardó comida destinada a comedores en galpones durante seis meses) pierde o desperdicia más de 16 millones de toneladas por año.
En la cadena global, los alimentos que se pierden o desperdician podrían alimentar a 2 mil millones de personas, un cuarto de la población mundial.
Diez consejos para no desperdiciarlos:
Cumplir con la regla "primero en entrar, primero en salir" para que no se echen a perder dentro de la heladera o la alacena las mercaderías.
Ajustar las raciones a la hora de cocinar, no elaborar demasiada comida.
Comprar a diario, en supermercados o tiendas, solamente lo necesario para cada jornada.
Buscar los "canales cortos" de comercialización para evitar los alimentos que ya lleven mucho tiempo desde su momento de elaboración. Comprar en la cadena lo más cerca posible del productor.
Aprovechar las sobras de manera imaginativa: hacer albóndigas, buñuelos, tortillas o sopas con lo que no se consumió.
En los restaurantes, pedir una bolsa para retirar del local la comida que no alcanzamos a consumir.
Guardar los alimentos dentro de envases cerrados, en el refrigerador, no mezclarlos. Lo descongelado no se puede volver a congelar.
Los alimentos frescos, especialmente frutas y hortalizas, constituyen la categoría que más desperdicio presenta. Volverlos licuados o ensaladas antes de que pierdan sus propiedades.
Crear una compostera con los alimentos orgánicos que sobran para fertilizar todo tipo de plantas.
Aquellos vegetales que no cumplan con el estándar estético por deformación para ser exhibidos podrían procesarse y servirse en ensaladas de frutas o verduras ya que mantienen su valor nutricional.