El miedo al COVID provocó el aumento de la erradicación de murciélagos en Buenos Aires
"Existen muchos métodos alternativos. Destruirlos es una locura absoluta. Se alteraría y rompería el equilibrio ecológico", advirtió la doctora María Orozco.
A casi dos años del inicio de la pandemia en Wuhan, China, aún la ciencia no ha podido establecer exactamente cómo surgió el COVID-19. El supuesto contagio a humanos a través de murciélagos sigue siendo una hipótesis aceptada, pero la idea de una fuga de laboratorio no ha sido descartada.
Mientras, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) existen millones de murciélagos viviendo entre los ciudadanos. Los especialistas en control de plagas advierten que en los edificios de más de siete pisos es casi imposible que no existan.
Un estudio del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) estableció que en CABA los humanos conviven en forma estrecha con los murciélagos, ya que cientos de miles de ellos han sido desplazados de su hábitat natural debido a la urbanización acelerada y la multiplicación de la agricultura.
La especie más presente en la Ciudad es el moloso común, o según su denominación científica, Tadarida brasiliensis. Se trata de un mamífero insectívoro que está protegido por ley en toda la Argentina.
Sin embargo, a pesar de ello, desde marzo de 2020 se intensificaron las campañas de fumigación, incluso aunque los exterminadores no contaran con las autorizaciones correspondientes. La paranoia alrededor de estos animales voladores se ha multiplicado tanto como el virus.
Las mejores medidas preventivas para mantener a los muriciélagos alejados del interior de los hogares son colocar tejidos en las ventanas, o burletes especiales, y sellar los taparollos de las cortinas.
"Los murciélagos son reservorios de muchos patógenos que circulan normalmente sin que ellos se enfermen. Son seres maravillosos que conviven con estos agentes sin que los afecten. Se trata de seres silvestres que cumplen funciones muy importantes dentro de los ecosistemas ya que controlan las plagas", explicó a Carbono News la doctora María Orozco, investigadora del Instituto de Genética, Ecología y Evolución del Conicet.
"La destrucción de los sitios naturales para su desarrollo motivó que los murciélagos migraran hacia las ciudades, y allí apareció el contacto estrecho con las personas. Lo ideal es que se mantengan lejos de la gente. Lo que se debería hacer es excluirlos de las casas y departamentos, pero nunca matarlos", destacó.
Y agregó: "Existen muchos métodos alternativos a la fumigación. Destruirlos es una locura absoluta. Se alteraría y rompería el equilibrio ecológico. Solo ayudaríamos a que nuevos patógenos pudieran emerger. Debemos enviarlos a vivir a los árboles para que se desarrollen de manera sana. Podemos convivir todos en equilibrio si cuidamos nuestros bosques y especies nativas".
El Programa de Conservación de Murciélagos de Argentina ofrece en su web muchas ideas para limitar a estos animalitos de una manera no letal.
También indica que los humanos no corren ningún riesgo al convivir con murciélagos mientras no se intente atacarlos. En ese caso, sí podrían morder para defenderse. Si un murciélago ingresa a un domicilio, hay que llamar a las autoridades para que los capturen y analicen.
Hasta el momento, no existe vinculación biológica ni genética de los murciélagos vernáculos con las especies predominantes en China.