El camino de la transición: ¿Hay luz al final del túnel?
Hablar de transición energética se vuelve cada día más necesario. ¿Qué vincula a un documental con la producción de aerogeneradores? La respuesta es: la energía.
¿Qué pensás cuando lees sobre "transición energética"? ¿Te genera esperanza? ¿Te angustia?
Esas emociones se reflejan en el recién estrenado documental "Transición energética en Argentina", producido por Escritura Crónica y dirigido y conducido por la periodista ambiental Agustina Grasso, que nos permite recorrer durante cincuenta minutos la historia de la energía en Argentina, nuestro vínculo con los combustibles fósiles y los desafíos a los que nos enfrentamos de cara a la transición.
Cuando hablamos de energía y de transición nos encontramos con verdades innegables, con preguntas que rara vez nos hacemos y con respuestas que no siempre estamos dispuestos a aceptar y que debemos asumir si queremos comprometernos con el cuidado de la Tierra.
Una de esas preguntas, la más simple, da inicio al documental: ¿De dónde proviene la energía que enciende la lamparita de mi casa?
Con su sencillez aparente, este interrogante nos conduce a una realidad obvia y obscena: usamos energía para absolutamente todo, intentando ignorar de dónde procede y, más aún, el hecho de que eventualmente no resultará suficiente para satisfacer el consumo al que estamos acostumbrados.
Las preguntas siguen apareciendo y son de lo más variadas: ¿Cómo es la matriz energética de Argentina? ¿Cuál es nuestro vínculo con los combustibles fósiles? ¿Cuál es su vínculo con el resto de los países? ¿Existen energías alternativas?
Para responder a algunas de estas incógnitas, es necesario conocer los diversos escenarios que se presentan a lo largo y a lo ancho de nuestro enorme país, cada uno con sus peculiaridades, sus problemáticas y desafíos. El documental busca exponer cómo Argentina debería mutar de una matriz energética basada mayormente en los combustibles fósiles hacia las energías renovables. Es justamente esta mutación, la que recibe el nombre de transición, pero lo más acertado es hablar de transición justa.
Una transición energética justa y equitativa es aquella que tiene en cuenta las necesidades de todos los sectores de la sociedad, incluyendo tanto ciudades como zonas rurales. Para ello, es necesario que las medidas de mitigación y adaptación tengan en cuenta las características y necesidades específicas de cada territorio.
¿Cuál es nuestra situación actual y por qué estamos frente a un problema?
Algunos datos numéricos pueden arrojar cierta claridad:
A escala global, el 82% de la energía proviene de la quema de gas, petróleo y carbón, también conocidos como combustibles fósiles. Es decir, de recursos no renovables que nos da la Tierra.
En los últimos 150 años de era industrial, la quema descontrolada de combustibles fósiles produjo una enorme cantidad de gases de efecto invernadero, GEI, causa principal del calentamiento global.
Argentina se encuentra en sintonía con el resto del mundo, su matriz energética esta constituida en un 84% por combustibles fósiles.
La matriz energética de Argentina muestra un 14% de fuentes de energía renovable para el abastecimiento de la energía eléctrica.
La tecnología con mayor participación en ese 14% es la eólica, con un 73%, le sigue la solar con un 15%. Existen 57 parques eólicos. La mayoría están en las provincias de Chubut y Buenos Aires.
Frente a este panorama, desde hace años se buscan respuestas a la escasez energética por medio de proyectos y alternativas para el uso de energías renovables. Este es el caso de 500 RPM, una organización sin fines de lucro dedicada a la transferencia tecnológica del aerogenerador de autoconstrucción más utilizado del mundo: el diseño Piggott. En 2010, trajeron esta tecnología a la Argentina y, desde entonces, promueven su uso para alcanzar la electrificación rural sostenible en nuestro país y la región.
Parte de su trabajo es incorporar otras energías renovables y desarrollar tecnologías propias de patente abierta con el objetivo de mantener un abordaje integral. Para lograrlo, trabajan con instituciones educativas, ONGs, empresas y gobiernos, dando una respuesta colaborativa y multidisciplinaria a los desafíos del desarrollo global sostenible.
En una entrevista, Luciana Proietti, presidenta de la organización, contó que el desarrollo del proyecto se lleva a cabo en zonas rurales, entendiendo que hay distintas ruralidades: una más desarrollada y otra aún muy vulnerable. Esto hace necesario trabajar la transición energética en esos dos niveles, con especial atención en el abordaje de la pobreza energética.
Luciana considera que "la energía es la base del desarrollo y las energías renovables son la base del desarrollo sostenible". Por ese motivo, es imperante empezar a trabajar para que las comunidades cambien el uso de combustibles fósiles o bien se incorporen a la producción con una mirada sostenible.
¿Cómo se lleva a cabo la implementación de este proyecto?
Según explica Luciana, se establecen redes locales de apoyo a una tecnología energética instalada; luego, se construyen los aerogeneradores. La fabricación de un aerogenerador requiere de 7 a 8 días de trabajo para un equipo de unas quince personas. El proceso se lleva adelante con gente del lugar, de esa manera no solo queda construido e instalado el generador, sino también los participantes adquieren el conocimiento necesario para realizar el mantenimiento. Además del armado y la capacitación de los equipos locales de trabajo, se le da instrucción al respecto a las escuelas técnicas y a los usuarios.
¿Cómo gestionar una transición energética con un mínimo impacto ambiental?
"Se debe incorporar la sostenibilidad ambiental en la planificación de la transición energética. Esto significa considerar el impacto de las nuevas tecnologías y proyectos en el medioambiente y tomar las medidas necesarias para la mitigación. Por ejemplo, los desarrolladores de proyectos de energía renovable deben tener en cuenta cómo afectan los proyectos a la biodiversidad y a las comunidades locales que, además, deben estar involucradas en la planificación y así pueden beneficiarse de la transición energética", dijo Luciana.
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Y cerró: "Las comunidades pueden contribuir con la planificación de la transición energética a través de foros públicos, talleres y otras oportunidades de participación".