Un nuevo informe muestra que, en 2024, el caos climático ya está pasando factura
Pide a las naciones contaminantes que paguen su parte, ya que el clima extremo causa daños por valor de 41.000 millones de dólares desde la COP28
El clima extremo ha causado un daño mínimo de 41.000 millones de dólares en los seis meses transcurridos desde la última gran conferencia sobre el clima, según un nuevo informe de la organización benéfica de desarrollo internacional Christian Aid. Dicen que no se ha avanzado lo suficiente desde la COP28 en los Emiratos Árabes Unidos para alejarse de los combustibles fósiles o para apoyar a los países de bajos ingresos para hacer frente a los desastres climáticos.
A pesar de estancarse las conversaciones sobre el clima en Bonn, estas cifras muestran que los costos de la crisis climática ya están aquí. Los negociadores en Bonn trabajaron para establecer un "Fondo de Pérdidas y Daños" y tratar de desbloquear los flujos financieros hacia los países de bajos ingresos afectados por fenómenos meteorológicos extremos sin obtener buenos resultados. Esta financiación fue uno de los principales puntos de fricción en la COP28, ya que los países más ricos tardaron en aceptar las inversiones necesarias.
"Los países ricos, responsables de la mayor parte de los gases de efecto invernadero que están calentando la atmósfera y alimentando los eventos extremos, deberían reconocer su responsabilidad histórica y aumentar su financiación al Fondo de Pérdidas y Daños para ayudar a otros países a hacer frente y recuperarse de los fenómenos meteorológicos extremos", dice Christian Aid en el informe.
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Los 41.000 millones de dólares en daños son una subestimación, según la organización benéfica. Por lo general, solo se informan las pérdidas aseguradas, y muchos de los peores desastres han afectado a países donde pocas personas o empresas tienen seguro. El costo humano de los desastres también se pasa por alto en estas cifras, desde aquellos que perdieron la vida hasta aquellos cuyos hogares fueron destruidos o que perdieron el trabajo o la educación.
El informe pone de relieve cuatro fenómenos meteorológicos extremos que han ocurrido desde las últimas grandes conversaciones internacionales sobre el clima, los cuatro se han relacionado científicamente con el cambio climático.
· Las inundaciones en Brasil, que mataron al menos a 169 personas y causaron daños a la economía por al menos 7.000 millones de dólares, fueron dos veces más probables debido al cambio climático.
· En el sur y suroeste de Asia, las inundaciones que mataron al menos a 214 personas y causaron 850 millones de dólares en daños asegurados, solo en los Emiratos Árabes Unidos, también se hicieron más probables debido al cambio climático.
· Las olas de calor simultáneas en el oeste, sur y sudeste de Asia mataron a más de 1500 personas solo en Myanmar, y las muertes por calor no se reportaron. Se espera que la ola de calor, que hubiera sido imposible en el sudeste asiático sin el cambio climático, ralentice el crecimiento y aumente la inflación. En el sur y el oeste de Asia se hizo cinco y 45 veces más probable respectivamente y también más calurosa.
· Las inundaciones provocadas por los ciclones en el este de África mataron a 559 personas, el cambio climático las hizo aproximadamente dos veces más probables y, además, más intensas.
Estos eventos extremos afectaron a dos de los tres países de la "troika" climática: Emiratos Árabes Unidos, que organizó la COP climática el año pasado, y Brasil, que la acogerá en 2025. Esto subraya la urgencia de la escalada de la crisis, con desastres provocados por el cambio climático que causan devastación antes y después de que se celebren conversaciones sobre el clima en esos mismos países.
El informe explica cómo el cambio climático ya está afectando a la vida a gran escala y todo sentido. Estas inundaciones y olas de calor interrumpieron la educación de los niños, lo que dificultó que muchos salieran de la pobreza. Causaron daños masivos a los cultivos y al ganado, alimentando la inseguridad alimentaria en algunos lugares y la inflación de precios en otros. El calor extremo y las inundaciones agravaron las crisis existentes para los refugiados y las personas que viven en conflictos, e incluso, afectaron el mayor acto democrático del mundo, ya que muchos indios lucharon por votar en temperaturas peligrosas.
Christian Aid dice que las soluciones a la crisis son claras: los gobiernos y los bancos de desarrollo deben detener las nuevas inversiones en petróleo, carbón y gas que están alimentando estos desastres, y aumentar masivamente la energía renovable descentralizada para apoyar el desarrollo limpio.
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"No podemos curar las quemaduras causadas por la crisis climática mientras seguimos echando leña al fuego", dijo Mariana Paoli, una brasileña líder de incidencia global de Christian Aid. "Necesitamos que los países ricos, que son en gran parte responsables de la crisis climática, aumenten masivamente la financiación para la acción contra el cambio climático. Tienen que mostrar una verdadera creatividad y voluntad política, y gravar a los contaminadores y a los superricos para financiar una verdadera acción climática. Necesitamos cancelar la deuda histórica que los pobres contraen con los países ricos y, en cambio, asegurarnos de que ese dinero se utilice para mejorar la igualdad climática, para ayudar a todos a estar más a salvo de los desastres climáticos".
Otras declaraciones
Davide Faranda, investigador del Institut Pierre-Simon Laplace (París) dijo: "En 2024, el calentamiento global causado por las emisiones de carbono causadas por el hombre ha alcanzado el umbral de temperatura de 1.5 °C identificado en el Acuerdo de París. Esta fiebre planetaria está causando olas de calor generalizadas, sequías, ciclones e inundaciones que pueden atribuirse directamente a las emisiones humanas de gases de efecto invernadero y que están provocando enormes daños humanos y económicos.
"En nuestro consorcio de investigación ClimaMeter, que produce informes de atribución rápida, hemos demostrado que el cambio climático está alimentando muchos de los costosos fenómenos meteorológicos extremos que afectan de manera desproporcionada a las poblaciones vulnerables con capacidades de adaptación limitadas. Tenemos un tiempo acotado para actuar y reducir las emisiones de carbono y así evitar consecuencias irreversibles en los seres humanos y los ecosistemas".
Fiona Nunan, profesora de Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad de Birmingham, sostuvo: "Este año hemos visto comunidades de todo el mundo azotadas por ciclones y castigadas por inundaciones y terribles olas de calor. El daño económico y social que han causado es claramente enorme. En este contexto de clima extremo es de esperar que al menos el mundo tome medidas urgentes sobre el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos eventos ponen de relieve la necesidad de contar con mucha más financiación para la adaptación, a fin de ayudar a garantizar que las comunidades estén mejor preparadas y sean más resilientes a este tipo de perturbaciones".
Nushrat Chowdhury, Asesora de Justicia Climática de Christian Aid en Bangladesh, declaró: "La semana pasada, mi país, Bangladesh, fue azotado por el ciclón Remal, que mató a personas y destrozó sus medios de subsistencia. Más de 150.000 viviendas han sido dañadas o destruidas. Este es el tipo de caos climático que hemos estado experimentando este año y me preocupa que solo empeore hasta que el mundo comience a reducir sus emisiones de carbono. El pueblo de Bangladesh no es responsable de este desastre y, sin embargo, se enfrenta a enormes pérdidas. Por eso es tan importante que el Fondo de Pérdidas y Daños reciba la financiación adecuada para que las personas puedan recibir apoyo para reconstruir sus vidas y medios de subsistencia después de ciclones tan terribles".
Mohamed Adow, director del grupo de expertos en energía y clima Power Shift Africa, con sede en Nairobi, sumó: "África está soportando la peor parte de la crisis climática este año, con terribles inundaciones y deslizamientos de tierra que han matado a cientos de personas y desplazado a cientos de miles. La pérdida de 12.000 cabezas de ganado y la destrucción de miles de acres de cultivos solo en mi país, Kenia, es devastadora para la vida de las personas y para su capacidad de alimentar a sus familias. Solo muestra la injusticia de la crisis climática. Kenia tiene pequeñas emisiones históricas y ya más del 90% de su oferta de electricidad es renovable. Sin embargo, seguimos sufriendo el colapso climático. Por eso es esencial que el norte global movilice la financiación climática para la adaptación y el Fondo de Pérdidas y Daños. Ese dinero es la diferencia entre la vida y la muerte para muchas personas".