¿Potencia ambiental o petroestado? La entrada de Brasil en la OPEP genera desconcierto
Lula llegó a principios de año al poder anunciando que su país sería el adalid de la lucha contra el calentamiento global.
El coloso sudamericano será observador en la Organización de Países Exportadores de Petróleo y eso pone en duda el compromiso del presidente Luiz Inácio Lula Da Silva con la crisis climática.
Además, el miércoles 13 de diciembre, la empresa semiestatal Petrobras subastó más de 600 bloques terrestres y marítimos de derechos de producción de petróleo y gas, incluidos algunos en zonas medioambientalmente sensibles, nada menos que en la selva de Amazonas.
El Jefe de Estado de 78 años llegó a principios de año al poder anunciando que su país sería el adalid de la lucha contra el calentamiento global. "Volveremos a ser una potencia verde, una inspiración" dijo Lula en campaña para diferenciarse de su rival Jair Bolsonaro, casi un terraplanista en materia medioambiental.
Pero, el reciente anuncio de que el gigante se suma a la OPEP como observador ha causado un enorme desconcierto entre los miembros de la variopinta coalición que lo depositó por tercera vez en el Planalto. Por un lado, están la ministra ecologista Marina Silva y el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, quienes están captando inversiones con títulos soberanos sostenibles para financiar proyectos de transición energética. Por otra parte, se ubica el ala pragmática del PT (Partido de los Trabajadores) que hace una apuesta firme por la industria de los hidrocarburos.
Brasil acoge el 60% del mayor bosque tropical del mundo y atesora las mayores reservas de agua dulce a nivel planetario. Como contrapartida, es también el noveno productor de petróleo del mundo con 3,7 millones de barriles diarios.
En enero, Brasil se convertirá en el undécimo miembro de OPEP+, pero sin someterse a cuotas de producción.
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La realidad supera a la ficción ya que hace quince años, cuando se conocieron los primeros grandes éxitos de Petrobras en plataformas marinas, el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, hizo una broma: "Felicidades, Lula, te esperamos en la OPEP" le dijo el bolivariano de manera socarrona.
Hoy, el chascarrillo se materializó, se hizo realidad.
Que Brasil aceptara la invitación de la OPEP+ justo en plena cumbre COP28 de Dubái fue calificado por medios locales como un verdadero "gol en contra".
Consultado por Carbono.news, Patricio de la Barra, analista político residente en Brasil, explicó: "La decisión de Lula divide a los brasileños en el Congreso Nacional y también en el Palacio Itamaratí, sede de la diplomacia. Los ecologistas han lanzado fuertes críticas por el acercamiento del presidente a la OPEP cuando el mundo marcha hacia la descarbonización. Brasil ha prometido triplicar sus renovables de aquí al 2030 por eso este tipo de anuncios genera contradicción. Al mismo tiempo, anunció que va a triplicar la energía nuclear antes de 2050 para colaborar con la transición hacia las renovables. Hasta el actual presidente colombiano se quejó por la decisión de Da Silva de afectar nada menos que la cuenca amazónica. Se enfrentaron públicamente por eso, ya que Gustavo Petro se opone a afectar de forma irresponsable un bioma tan decisivo. La discusión aquí es muy amplia, el tema recién empieza".
En la COP28 de Dubai hubo siete lobbistas de la industria del crudo y el gas por cada indígena americano participante.