Por cuestiones económicas, EEUU y Europa giran hacia la derecha y postergan sus "agendas verdes"
Hace apenas cinco años, en la cumbre de Davos, las principales economías del mundo mostraban mucho optimismo y las amenazas de guerra eran escasas.
Cuando los líderes empresariales y políticos se reunieron en el Foro Económico Mundial, en 2018, el ambiente era realmente de júbilo. El crecimiento de todas las naciones asistentes motivó que Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, declarara: "la economía global está en un momento ideal". Un lustro más tarde, el horizonte es muchísimo más nebuloso.
"Casi todas las fuerzas que impulsaron el progreso y la prosperidad en las últimas tres décadas se están desvaneciendo" advirtió el Banco Mundial en un análisis reciente y agregó: "El resultado podría ser una década perdida en ciernes, no solo para las regiones más afectadas, sino para todo el planeta".
¿Qué ocurrió en tan poco tiempo?
Existieron al menos cinco grandes motivos:
1- Se desató una pandemia sobre fines de 2019 que costó la vida de millones de personas y congeló la actividad económica
2- La inflación atacó a Estados Unidos y Europa con cifras que no se registraban desde los años 70 y 80 del siglo pasado.
3- Se rompió la cadena de suministros global: los fabricantes de automóviles, electrónica y tecnología de punta se quedaron sin semiconductores, los aserraderos sin madera y la construcción sin insumos básicos.
4- Se inició una guerra en Europa que involucra a la segunda potencia mundial en armas y eso elevó notablemente el precio de la energía y los alimentos.
5- Los brotes cada vez más frecuentes de clima extremo han destruido cultivos, han forzado migraciones y han pulverizado economías casi por completo
Las penurias de las comunidades traen desbordes sociales y, en esos momentos, los votantes buscan recuperar el "orden". Entonces, la "derecha" suele ofrecerse como un padre rector para restablecer las normas.
Muchos países de Europa y el propio Estados Unidos están mostrando un giro hacia posiciones más conservadoras y hacia una postergación de la llamada "agenda verde".
El cambio comenzó en Grecia (tras su debacle económica), se extendió luego a Inglaterra (debido al triunfo del Brexit) y posteriormente arribó a Suecia, Noruega y Finlandia (agotadas las arcas por las políticas de bienestar y la migración).
El año pasado fue el turno de Italia. De la mano de la actual primera ministra, Georgia Meloni, una coalición que incluyó a Mateo Salvini (Liga del Norte) y Silvio Berlusconi (Forza Italia) se quedó con más del 40 % de los votos en la península.
El mes pasado, fue el turno de España. El socialismo que encabeza Pedro Sánchez fue barrido por el Partido Popular y por el Vox en las elecciones autonómicas. El fenómeno se repitió la semana pasada en los comicios comunales. En pocas semanas, los ibéricos tendrán seguramente a Alberto Nuñez Feijóo como nuevo jefe del Poder Ejecutivo Nacional.
Pronto, lo mismo ocurriría en las elecciones de Alemania donde la ultraderecha ya suma más del 20% de las preferencias.
Con excepción de Francia, donde Emmanuel Macron pudo resistir a Marine Le Pen, la socialdemocracia y la izquierda están perdiendo una y otra vez en el mundo. Cabe destacar que la ultraderecha gala, a pesar de perder, sumó en el balotaje más del 40% de los sufragios.
La derecha se impuso también en Israel de la mano del premier Benjamín Netanyahu y lo mismo ocurrió en las distantes democracias de Corea del Sur y de Japón.
En Estados Unidos, el año pasado, los republicanos lograron arrebatar la mayoría de la Cámara de Representantes a los demócratas y ubicaron en la presidencia a un halcón como Kevin McCarthy. En casi todos los sondeos con vistas a las presidenciales de 2024, tanto Donald Trump como Ron de Santis (gobernador de Florida) superan al actual presidente Joe Biden o al sobrino de JFK, Robert Kennedy Jr.
Mirá también: Robert Kennedy Jr., abogado ambientalista, lanzó su candidatura para llegar a la Casa Blanca en 2024
¿Por qué afecta esto al medio ambiente?
Veamos apenas un ejemplo: Yolanda Díaz, vicepresidenta española, estaba impulsando un impuesto global a las grandes fortunas "para beneficiar a las víctimas del cambio climático". El proyecto que iba a extenderse al parlamento de todo el viejo continente deberá ser archivado o revisado.
La excusa de Occidente es que quieren desacoplarse de China y competir con ellos. Sostienen que Pekín "hace trampa" porque se ha transformado en el principal depredador del planeta, ya que genera el 30% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel global.
El inicial dumping social (bajos salarios) y dumping administrativo (contabilidades oscuras) se ha transformado ahora en un dumping ecológico debido a la indolencia con la que operarían los chinos sus producciones.
Mirá también: Ya puede descargarse en forma gratuita un libro que denuncia la depredación de la flota china en el Atlántico Sur
La "nueva globalización" que vaticinan los gurúes abre una etapa de abierta competencia entre bloques de adversarios.
No son buenas noticias para la preservación y la sustentabilidad ya que en ese escenario no tendrían reservado un sitial de privilegio.