Política
Peligra el Amazonas

La posible reelección del presidente Jair Bolsonaro es una pésima noticia para la Selva Amazónica

A menos de dos meses de los comicios presidenciales en Brasil, una serie de encuestas han encendido las alarmas: el actual presidente encabeza los sondeos de opinión y podría lograr su reelección en segunda vuelta para otro mandato en el Planalto.

La firma de muestreos Brasmarket, de sólido prestigio local, ya coloca a Bolsonaro casi siete puntos por encima del histórico líder del Partido de los Trabajadores, Lula.

Su buen desempeño en las encuestas se basa en tres pilares económicos:

  • deflación para el pasado mes de julio (en una Nación que tuvo hace tres décadas varios años de hiperinflación)

  • caída de la desocupación a un dígito, cuando la misma era de 15% hace menos de un año.

  • superávit fiscal histórico en una administración pública que convivió con déficits por más de medio siglo.

Sin embargo, el "milagro" logrado por este ex militar se basa en la explosión de los agronegocios, al punto de que hoy el coloso sudamericano es el principal productor mundial de carne vacuna y soja.

Los nuevos y potentes desarrollos de los hombres de campo se ubican dentro de la Amazonía, una selva devastada por incendios intencionales de quienes derriban árboles para sembrar oleaginosas o extender sus rodeos bovinos.

El peligro es concreto porque, en el tramo final de la campaña, Bolsonaro sumó a la bonanza macro la multiplicación de diversos planes sociales para ampliar su base de sustentación en sectores sociales que le eran adversos.

Una historia económica muy pesada

En Brasil, hace poco más de tres décadas, el final del gobierno del ex presidente José Sarney quedó enmarcado en una crisis terminal entre los meses de febrero de 1989 y marzo de 1990.

La suba de precios llegó al 2751 % anual y al 86 % mensual. Sus sucesores, Fernando Collor de Melho e Itamar Franco, intentaron políticas de libre mercado que también fracasaron, ya que Brasil cayó en un galopante proceso que sumó un 1100 % de crecimiento en los valores de los bienes en 1992 y un 2477 % en 1993.

Estas penurias marcaron a fuego a varias generaciones que hoy valoran la baja generalizada de precios alcanzada, a pesar del alto costo ecológico que conllevan.

Consultado por Carbono.news, Gustavo Segré (primer periodista en advertir el notable cambio de tendencias en el electorado vecino) expresó: "Bolsonaro recurrió a una combinación de medidas ortodoxas y logró que, en el séptimo mes del presente año, cayera el precio de la energía eléctrica residencial casi un 6% como consecuencia de reducciones tarifarias e impositivas. Anualizado, el encarecimiento de los productos para 2022 es de apenas un dígito. Menor que el de Estados Unidos y varios países de Europa. La cotización del real está más fuerte que nunca".

Este economista, que reside en San Pablo hace más de dos décadas, agregó: "El ministro de Hacienda, Paulo Guedes, es una de las figuras políticas más valoradas gracias a que se focalizó en la reforma del Estado, reduciendo costos y avanzando con la privatización de numerosas empresas estatales. Para tener en cuenta el nivel de ajuste ocurrido, basta con señalar que entre noviembre de 2020 y diciembre de 2021 los gastos del Estado cayeron 7 puntos del PBI".

Menos gasto, menos controles

Según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil, ya se han deforestado alrededor de 800.000 kilómetros cuadrados en la Amazonía, un 17% del área total del mayor pulmón del planeta.

Los propios datos del gobierno federal muestran que la tasa de depredación de la naturaleza aumentó a niveles inéditos.

El manto vegetal que parecía eterno hoy agoniza debido a la tala masiva y a las lenguas de fuego que son avivadas desde la insaciable industria agropecuaria y una invasiva minería ilegal vinculada especialmente al oro.

Las políticas económicas para "monetizar" el Amazonas están poniendo en peligro al mayor sumidero de Carbono del planeta y a cientos de comunidades indígenas que han sido desplazadas de tierras que terminaron arrasadas y contaminadas.

Mirá también: Por el cambio climático y la deforestación, algunas zonas del Amazonas emiten más CO2 del que absorben

"It's the economy, stupid" fue una frase utilizada en Estados Unidos durante la campaña electoral de 1992, cuando Bill Clinton superó en la carrera presidencial a George Bush padre. Aparentemente, la consigna fue tomada al pie de la letra por Bolsonaro, un mandatario dispuesto a hipotecar el futuro de la tierra con tal de permanecer en el poder.


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