Guerra en Ucrania: ecosistemas degradados, temor por posibles desastres petroleros y alerta ambiental cerca de Chernobyl, tras los ataques de Rusia
Desde 2014, el conflicto con Rusia degradó más de medio millón de hectáreas, puso animales en peligro de extinción, hubo más de 12.000 incendios forestales y las consecuencias están aumentando.
La intervención rusa en Ucrania es un conflicto en curso desde el año 2014. Ha tenido varias etapas entre las que se destacan:
la anexión militar de Crimea por parte de Vladimir Putin,
la guerra del Donbass hace ocho años
los bombardeos masivos ocurridos en las últimas horas.
Según un estudio realizado por la Plataforma de Ciencia y Políticas sobre Medio Ambiente y Seguridad de la ONU, el conflicto de 2014 afectó ecosistemas en un área de, al menos, 530.000 hectáreas, incluyendo 18 reservas naturales.
Además, se registraron 12.500 incendios forestales como consecuencia de las operaciones militares.
A esto se suman:
impactos mecánicos y químicos directos en los árboles,
daño con metralla y cohetes en las cortezas, ramas, copa y la vegetación del suelo,
debilitamiento o muerte de plantaciones enteras.
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La zona de operaciones militares también se ha visto contaminada por explosivos sin detonar cuya eliminación podría llevar años o décadas. Hoy existen todavía unas 50 especies de mamíferos amenazadas, 38 de peces, 10 de reptiles y alrededor de 300 de aves que habitan el área.
El Donbass está al borde de una catástrofe ecológica alimentada por la contaminación del aire, el suelo y el agua debido a la deflagración de grandes cantidades de municiones en los enfrentamientos y a las inundaciones de las múltiples plantas industriales en una región dominada por las siderúrgicas.
Mariúpol es uno de los conglomerados humanos costeros más contaminados. Su aire aún se encuentra entre los más sucios de toda Europa. Actualmente, sus vecinos no pueden abrir sus ventanas por más de media hora, debido a que las humaredas (a veces naranjas y en otras ocasiones grises) invaden rápidamente casas y departamentos. Otras ciudades industriales de Ucrania como Krivói Rog, Dnipró, Járkov y Zaporiyia también tienen graves problemas en la calidad del aire que respiran.
Desde 2014, han proliferado las enfermedades cardíacas, el cáncer y la demencia. Los guarismos ucranianos superan varias veces la media europea. La consigna nacional pareciera que fue algo así: "Primero, defender el país; luego la atmósfera".
En estudios recientes realizados en los suelos, se encontraron restos de metales pesados como mercurio, cadmio, zinc, arsénico, plomo y cromo. Estas materias pueden provocar trastornos neurológicos y enfermedades renales.
¿Qué ocurrirá con estos ecosistemas tras la nueva guerra desatada?
En pocas horas, se ha producido el éxodo de decenas de miles de ucranianos hacia diferentes países. Mariúpol, ubicada sobre el mar de Azov, está bajo un fuerte ataque ruso desde el jueves, con cientos de explosiones reportadas.
También existe un enorme temor por los derrames petroleros. Hay que recordar que la peor tragedia en este sentido no se dio por accidente, sino en el marco de la guerra entre Estados Unidos e Irak, hace más de treinta años. Cuando los norteamericanos le declaran la guerra a Saddan Hussein, en el año 91, las tropas iraquíes abrieron intencionalmente válvulas y vaciaron tanqueros petroleros con la intención de dificultar la invasión estadounidense a través del Golfo Pérsico. Se estima que se vertieron cerca de 10 millones de barriles y que las pérdidas ascendieron a los 485 millones de dólares. Jamás ocurrió algo parecido.
Otra de las grandes preocupaciones ambientales se relaciona con los combates en las cercanías de la planta nuclear de Chernobyl. Allí todavía existen residuos de suma peligrosidad para el ya muy afectado medio ambiente de esa geografía ucraniana.
"Vamos a resistir", prometen los ucranianos
Consultada por Carbono.news, la periodista y especialista en Marketing ucraniana, Iryna Viliaieva, residente en Kiev, advirtió que las batallas podrían ser largas y muy cruentas: "Actualmente, tenemos todo lo necesario. Nuestro país está en el top ten mundial de productores de alimentos. Los supermercados están llenos, no hay desabastecimiento. Putin está intentando repetir aquí lo que ya hizo con Georgia en 2008, una república que anexó. Viví en Rusia en Volvograd, la ex Stalingrado, y conozco cómo piensan. Pueden vivir casi sin comer ni comprarse nada porque el orgullo nacional está por encima de las buenas condiciones de vida".
Con respecto a un posible combate casa por casa si las tropas invasoras irrumpen de manera terrestre en capitales como Kiev, Iryna recordó: "Desde 2014, los ucranianos estamos enviando dinero para abastecer nuestras fuerzas armadas y milicianos. Tenemos millones de voluntarios equipados. Nunca vamos a ser parte de Rusia".
Intereses económicos, orgullo nacional y sed de revancha, malas conjunciones para la humanidad y para el ecosistema mundial.