El greenwashing de Antonio Aracre
Por qué tener a un ex CEO de Syngenta como Jefe de Asesores es un peligro para la democracia.
Antonio "Tony" Aracre es el nuevo Jefe de Asesores del presidente argentino Alberto Fernández. Este cargo implica que sea una persona de consulta diaria del máximo funcionario, de su estrecha colaboración: hasta tiene su propia oficina en Casa Rosada.
Aracre fue empleado de Syngenta durante 36 años: 12 como CEO de Latinoamérica Sur. Syngenta es la corporación más grande de venta de agrotóxicos y transgénicos de todo el mundo y Argentina es el país más fumigado con agrotóxicos del mundo.
No se trata de rumores: está comprobado hasta por la ciencia los efectos devastadores para la salud humana y de los ecosistemas que traen estos venenos. Cánceres, muertes y abortos son algunas de las consecuencias más terribles.
Argentina es también uno de los países con mayor deforestación del mundo. ¿Y esto en qué se relaciona? En que la deforestación, ilegal y no controlada en su mayoría, sirve para aumentar la frontera agropecuaria para monocultivos: más soja, más agrotóxicos provenientes del exterior a precio dólar.
Hoy el país está sufriendo una gran sequía en muchas partes de su territorio. Según datos de las Naciones Unidas, para 2050 las sequías podrían afectar a más de las tres cuartas partes de la población mundial. La desertificación se debe a la sobreexplotación y el uso inadecuado de la tierra, como la deforestación y la agricultura intensiva con uso de agrotóxicos.
Las ganancias de Syngenta en Argentina provienen mayormente de la venta de tres biocidas: atrazina, paraquat y glifosato.
Atrazina: se trata de un herbicida disruptor endocrino, prohibido en 37 países y desde hace 20 años en la Unión Europea.
Paraquat: altamente tóxico y persistente, prohibido en 72 países, la Unión Europea, Reino Unido, China y Suiza, entre otros.
Glifosato: Desde 2015, el glifosato está categorizado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la OMS (IARC) como un probable cancerígeno en humanos, cancerígeno en animales y genotóxico.
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Sin embargo, Aracre cuenta con una gran protección mediática y hasta con un cierta complacencia por parte de la sociedad que lo ve paseando por casi todos los programas de la televisión. En una carta de rechazo a esta designación firmada por activistas, abogados y científicos, destacan que el ex CEO -cargo que dejó el 31 de diciembre para tomar este nuevo- se hizo conocido por "la pauta publicitaria por parte de Syngenta a los medios".
El rayo peronizador
Antonio Aracre se muestra como un "progresista". Es homosexual y defiende los derechos de la comunidad LGBTIQ+. Pero utiliza su condición para mostrarse como lo que no es: una persona que lucha por los derechos humanos.
Recientemente, puso en privado su cuenta de Instagram, pero tiene una gran participación en la red social Twitter. Sus tuits hacen hincapié en su deseo de lograr una sociedad igualitaria con su trabajo en el Estado.
Sin embargo, la realidad es otra: según datos oficiales en los últimos 25 años, 100.000 productores se tuvieron que ir de sus tierras. Y como señala el último Censo Nacional Agropecuario (2018), el 1% de las explotaciones agropecuarias concentra el 36% de las tierras fértiles del país. Por lo tanto, cada vez más cantidad de hectáreas (ha) se concentran en pocas manos y los pequeños y medianos productores no solo quedan en desventaja, sino que muchos tuvieron que abandonar sus campos ya que no podían mantenerlos.
Por más que se muestre como una persona abierta al debate, como un amante de los animales o como un "patriota", no es más que un armado mediático. ¿Por qué dejó un cargo multimillonario para un trabajo de un solo año? ¿Será para profundizar aún más el modelo agropecuario actual de la mano de Syngenta y conseguir el tan temido patentamiento de semillas que haría depender aún más a los productores de sus verdugos?
Volver a las raíces
La solución es radicalmente opuesta: producir de manera agroecológica. Pero, entre los obstáculos que hay por falta de decisión política, hay uno que se trata específicamente del envenenamiento de la tierra: los fertilizantes y agrotóxicos solo ayudan a que crezca la planta, pero debilitan sus raíces y matan los nutrientes del suelo, incluida su biodiversidad.
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Para regenerar esa tierra maltratada, se necesita un tiempo: quizás hasta dos años para poder producir de otra manera. Por eso, es tan necesaria una promoción para la agroecología de parte del Estado, para que más productores puedan hacer una transición y vivir ese tiempo en el que la tierra no producirá.
El resultado de quienes hicieron el cambio, es increíble: "No hay límites para producir. Los que dicen que no se puede hacer en grandes cantidades porque se llena de bichos es mentira, ya que es todo un aprender, hay que aprender a sembrar de manera que se asocien los cultivos, es como imitar un bosque en tu tierra", dijo a Carbono.News un productor frutihortícola de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), Elías Amador, quien vio que no necesita fumigar con agrotóxicos poniendo en riesgo la biodiversidad, su salud y la de su familia, sino que la asociación de cultivos, es decir, la diversidad y no el monocultivo, es uno de los controladores de plagas natural.
Importar venenos solo beneficia a unos pocos.