El desmonte del Amazonas no es un fenómeno de izquierdas o derechas: Brasil (Bolsonaro), Perú (Castillo) y Bolivia (Morales/Arce) encabezan los rankings
De acuerdo a informes oficiales de Naciones Unidas, Brasil, la República Democrática del Congo, Indonesia, Bolivia y Perú figuran entre los países más afectados por la deforestación de los principales pulmones del planeta.
Brasil, encabeza la tabla global, ya que aproximadamente el 60% del exuberante Amazonas se encuentra bajo su jurisdicción: 421 millones de hectáreas. Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), este proceso se ha acelerado con la presidencia de Jair Bolsonaro.
Actualmente, el coloso sudamericano, se ha convertido en el mayor exportador de carne de res del mundo, según datos del Departamento de Agricultura de EE.UU. y de la Asociación Brasileña de Industrias Exportadoras de Carne de Res, y también en el líder planetario de producción de soja.
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Sin embargo, Brasil no está solo en la depredación.
Los procesos de deterioro ocurren independientemente de las políticas de cada gobierno: todas las expresiones políticas fallan en las tareas de prevención.
Este tipo de fenómenos sigue siempre los mismos pasos de manera sistemática:
Tras ser talados los árboles, se deja secar el terreno durante unos meses
Luego, se prende fuego para limpiar toda la vegetación circundante.
Más tarde, se plantan especies específicas que generarán pasto para el ganado o, directamente, se sembrarán oleaginosas.
Un espacio de tierra sin árboles vale mucho más en el mercado. Por eso, los acaparadores quitan toda vegetación y luego venden con grandes ganancias.
Bolivia y Perú también se "devoran" al mayor generador de oxígeno
Cada año, Bolivia pierde unas 600.000 hectáreas de plantas tropicales. Es la cuarta merma más grave del mundo.
El gobierno de Evo Morales firmó un decreto autorizando las talas y las quemas para actividades agrícolas, lo que provocó protestas violentas de grupos indígenas locales. Los ambientalistas también lo acusaron de haber estimulado la deforestación con la política de vender más tierras a empresarios y campesinos.
En agosto de 2019, Evo festejó la exportación del primer lote de carne de res hacia China y otros mercados asiáticos. Además, en las grandes regiones boscosas, aumentó de manera notable la producción de soja.
Consultado por Carbono.news, el periodista boliviano especializado en medio ambiente Ramiro Pillco Zolá expresó: "Ni este gobierno ni los anteriores se han ocupado seriamente de la foresta, el agua y los ecosistemas. Para ellos, no se trata de tareas prioritarias. La desmesura siempre prevalece. En el occidente de Bolivia, la ambición por productos rentables como la quinoa ha consumido y reemplazado a las plantas nativas milenarias. El tráfico de tierras por falta de oportunidades provoca la quema también en el Oriente. Pasan los años y las administraciones y nunca se ve la capacidad institucional del Estado. Al final, se imponen las mafias. Nos gobiernan políticos sin visiones estratégicas para el mediano y largo plazo".
Por su parte, los perjuicios en Perú son sumamente graves. Desde 2002, en terrenos incaicos se sufrieron retrocesos superiores a los tres millones de hectáreas, según Global Forest Watch.
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Si no se revirtieran en el corto plazo estos crecientes niveles de degradación, las consecuencias del cambio climático podrían apreciarse de forma aún más acentuada.