Debate de candidatos porteños: muchas chicanas, pocas propuestas y casi nada sobre ecología
El miércoles los candidatos a jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires expusieron sus propuestas. Una vez más el ambiente brilló por su ausencia.
El encuentro entre los cuatro aspirantes a la jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires estuvo marcado por intensos enfrentamientos, mucha tensión y el casi completo olvido de las cuestiones que atañen a la vida sustentable en la Reina del Plata.
Apenas, el oficialista Jorge Macri marcó diferencias significativas con la actual gestión de Horacio Rodríguez Larreta en cuestiones claves como el impacto negativo del código urbanístico de 2018 en los barrios. Dos años después de la aprobación de ese instrumento legal, la pandemia dejó al descubierto el profundo déficit que padece CABA en relación a la cantidad de espacio verde disponible por habitante.
Entre las capitales sudamericanas, solo Lima, Perú, tiene una peor proporción entre seres humanos y árboles plantados. Buenos Aires tiene apenas seis metros cuadrados de parques por habitante, siendo que la OMS recomienda al menos nueve.
Para comparar, Rosario tiene doce metros cuadrados por persona, el doble.
Además, las parcelas en la Capital Federal están mal distribuidas porque algunas comunas, como la 3 de Balvanera-San Cristóbal y la 5 de Almagro-Boedo, apenas cuentan con entre 20 y 40 centímetros cuadrados per cápita.
El territorio más valioso de la Argentina está atravesado por intereses inmobiliarios de gran escala, donde todo terreno "vacante" es objeto de una puja feroz. Se enfrentan a menudo las organizaciones vecinales y ambientalistas (que pugnan por convertirlos en espacios verdes) con empresas constructoras que pagan hasta 200 millones de dólares por las mejores hectáreas de terrenos públicos.
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En las últimas dos décadas, se transfirieron unas quinientas manzanas al sector privado y allí se erigieron más de diez millones de metros cuadrados de nuevas viviendas e instalaciones comerciales. Se amplió la "selva de cemento".
El tema no es solamente estético o paisajístico: cuando existe un déficit de acceso al verde la consecuencia es una pérdida en la salud de los vecinos e, incluso, un deterioro cultural.
Otro de los temas que fue soslayado en el debate se relaciona con las infructuosas iniciativas para la reparación del eje Matanza-Riachuelo.
Al día de hoy, ni siquiera se cumple un antiguo fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que ordenó hace varios lustros un censo completo de las empresas que afectan a uno de los diez cursos de agua más contaminados en todo el planeta.
Al mismo tiempo, brillaron por su ausencia los pedidos para mejorar la calidad del Río de la Plata, otro de los acuíferos más complicados, al punto que está completamente prohibido para los vecinos bañarse en sus riberas.
Hubiera sido interesante, asimismo, que desde la futura gestión porteña se bregara por incorporar en el Código Penal un título ambiental para sancionar con penas aún más graves los Delitos Ambientales
Mucho ruido, pocas nueces.
Un bullicio que no ocultó las carencias apuntadas.