COP28: Muchos cambios en pocos días
Los días finales de la COP despidieron a la delegación enviada por el gobierno saliente y recibieron a la representante de LLA, todo en medio de negociaciones, estado de alerta y conclusiones.
Durante las últimas semanas se estuvo desarrollando la COP28, la cumbre anual en la que se reúnen los lideres de Estado que suscribieron el Acuerdo de París, el acuerdo más importante relativo a cambio climático. Este año, para nuestro país, con una particularidad: comenzó durante la gestión de Alberto Fernández y terminó en los primeros días de gobierno de Javier Milei.
Por tal motivo, así como en Argentina hubo traspaso, también lo hubo en Emiratos Árabes. Cecilia Nicolini -Ex Secretaria de Cambio Climático- que había asistido en representación de Argentina fue relevada por Marcia Levaggi, que será quien dirija la Subsecretaría de Política Exterior en la Cancillería y coordinará la representación nacional en todas las negociaciones climáticas.
La presencia de la nueva Secretaria de Política Exterior de Cancillería tuvo como principal objetivo llevar tranquilidad a Naciones Unidas y a otros países de que "Argentina va a seguir comprometida con el Acuerdo de París y va a cumplir sus obligaciones climáticas", asegurando que el nuevo gobierno libertario "no rompería todo ni se saldría de las negociaciones climáticas, como había declarado el Presidente durante su campaña".
¿A qué se debe este giro de 180°?
En una entrevista hecha por La Nación a Levaggi le preguntaron: ¿Cómo se compagina una administración de liberalismo extremo con la política ambiental? A lo que respondió que "El mercado hoy nos exige ser sustentables e incorporar estos compromisos en nuestras cadenas productivas, pero además, el cambio climático es una realidad". Asimismo, afirmó que Argentina se comprometió a ser parte de esa respuesta global al cambio climático, que la adaptación es una necesidad de todas nuestras economías y que nuestras sociedades sufren los efectos adversos. Finalmente, hizo referencia a un punto clave "Necesitamos financiamiento internacional disponible para afrontar estos desafíos y para eso requerimos continuar participando del proceso de negociación".
¿Por qué es importante hablar de financiamiento?
En primer lugar, hay que contextualizar y tomar conciencia de que algunos países, como Estados Unidos, China, India, Rusia y Japón (los mayores emisores a nivel mundial) y quienes integran la Unión Europea son los responsables históricos de las emisiones de gases de efecto invernadero.
¿A qué nos referimos con "históricos"? A que no solo se les atribuyen las actuales emisiones, sino que han contaminado durante los últimos 150 años. ¿Cómo era Argentina hace 150 años? ¿Cuál era nuestra capacidad de producción y de emisión? ¿Era igual que la de Europa? La respuesta es "no". Esta diferencia histórica en las emisiones se replica en otros aspectos: no todos los países tienen la misma capacidad económica y no todos los países tienen las mismas herramientas para hacer frente a las consecuencias de la crisis climática.
Esos países que están mejor preparados, lo están, entre otras cosas porque se enriquecieron explotando y saqueando a los países que hoy en día nos encontramos en desventaja frente a ellos. Y esta desigualdad entre países debe ser tenida en cuenta en las negociaciones.
Argentina, como otros países de la región, no solo contaminó menos históricamente, sino que, además, tiene un activo ambiental muy grande, bosques nativos, humedales, bosques de macroalgas que capturan gases de efecto invernadero. Estos sumideros de carbono no solo benefician a los argentinos, sino al mundo entero. Y ahí es donde entra el reclamo de "canje de deuda por acción climática". Si vamos a estar prestando ese servicio al mundo, alguien tiene que pagarlo. El canje de deuda por naturaleza fue incluido dentro de las propuestas del bloque regional de América Latina y el Caribe. Los canjes de deuda por acción climática y por naturaleza tienen como objetivo liberar recursos fiscales para que los gobiernos puedan optimizar la resiliencia frente al cambio climático. Los acreedores de deuda monetaria ofrecen alivio de la deuda a cambio de que el gobierno acreedor ambiental se comprometa a implementar acciones de descarbonización de la economía, invertir en adaptación o proteger la biodiversidad.
Un ejemplo de esto es lo sucedido en Ecuador. En mayo de este año, el gobierno ecuatoriano anunció un canje de deuda por naturaleza, el cual implica un ahorro de 1.100 millones de dólares en deuda para el país y la inversión de 450 millones para la protección de las Islas Galápagos. Gracias a ello, Ecuador podrá proteger sus activos naturales irreemplazables, reducir la deuda pública, aumentar la estabilidad fiscal y crear oportunidades para satisfacer otras necesidades básicas.
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Tal como expone el Green Finance For Latin America and the Caribbean: "Este tipo de operación permite a los países mejorar su gestión de la deuda, al tiempo que impulsa la inversión en sostenibilidad ambiental y biodiversidad. También marca un hito importante en la estrategia del BID de desplegar instrumentos de financiamiento innovadores con objeto de movilizar recursos para el desarrollo sostenible."
En esta línea, uno de los puntos más importantes y complejos en las COPs es ¿quién financia la acción climática? Como ya dijimos, tanto Argentina como los países de la región y otros países en desarrollo pusieron al financiamiento como un tema primordial: la crisis climática es urgente y para hacer frente a ella se necesita dinero. ¿Cómo se obtiene? ¿A quién se le entrega? ¿Para qué? ¿Cuánto? Recordemos que los países del norte global han fracasado sistemáticamente en el cumplimiento de la promesa hecha en 2009 de aportar 100.000 millones de dólares anuales en financiación climática para 2030 con el fin de apoyar la acción climática en los países en desarrollo.
La buena noticia respecto de este tema es que en su primer día la COP28 adoptó la puesta en marcha del fondo climático destinado a financiar las pérdidas y daños de los países vulnerables. ¿A qué nos referimos con pérdidas y daños? Según Adelle Thomas, científica y autora del informe de 2022 del IPCC sobre "Impactos, adaptación y vulnerabilidad", las pérdidas y los daños, pueden definirse como las consecuencias negativas del cambio climático que suceden a pesar, o a falta de, las políticas atenuación y adaptación. Las pérdidas y los daños, se pueden categorizar como económicos o no económicos. Los primeros son los resultados negativos a los que se puede asignar un valor monetario. Por ejemplo, en Argentina, podríamos hablar de la pérdida de ingresos procedentes de los cultivos agrícolas que han acabado destruidos a causa de la sequía. Las pérdidas y los daños no económicos son los resultados negativos a los que no se les puede asignar un valor monetario. Por ejemplo, el trauma por perderlo todo en un incendio forestal.
La evidencia científica es clara en cuanto a que ya se han experimentado pérdidas y daños, que aumentarán con el calentamiento global, que son inevitables y que se distribuyen de forma desigual, con efectos desproporcionados sobre los países en vías de desarrollo y los grupos vulnerables. Por tal motivo, la puesta en marcha de este fondo resulta fundamental.
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El secretario general de la ONU, António Guterres, celebró la decisión de "poner en funcionamiento el nuevo fondo de pérdidas y daños, una herramienta esencial para hacer llegar la justicia climática a las personas más vulnerables". Los compromisos iniciales son de 225 millones de euros de la Unión Europea (UE), 100 millones de dólares de Emiratos Árabes Unidos, y 17,5 millones de dólares de Estados Unidos, entre otros, según informó la agencia de noticias AFP.
¿Solo se habla de hacer frente a las catástrofes o hay formas de evitarlas?
Otro de los puntos centrales en las negociaciones fue el futuro de la acción climática en el mundo, negociaciones que estuvieron cubiertas de escándalos y cuestionamientos, comenzando por la situación particular del presidente de la Cumbre del Clima en Emiratos Árabes Unidos, Sultan Al Jaber, que además es CEO de la petrolera estatal Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC), la séptima empresa petrolera con mayor producción el mundo. Uno de los momentos más dramáticos sucedió días antes de finalizar la COP cuando salió a la luz un borrador que desde distintos sectores se indicó como insuficiente para cumplir las metas climáticas planteadas en el Acuerdo de París. Como consecuencia de ello, se empezó a temer que la COP28 resultara en un fracaso absoluto. Del documento se cuestionaba, por ejemplo, su falta de claridad ¿Se pretende acabar con los combustibles fósiles o solo con algunos?
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Finalmente, la conferencia concluyó con un texto que llama a los países a impulsar la transición hacia la eliminación de los combustibles fósiles en los sistemas energéticos para 2050, de una manera justa, ordenada y equitativa, con los países desarrollados a la cabeza. Además, solicitando a todos los países triplicar la capacidad de las energías renovables para 2030. El resultado fue calificado por el presidente de la COP28 como un "paquete histórico" de medidas que ofrece un "plan sólido" para mantener el objetivo de 1.5°C dentro de nuestro alcance.