Política
Entrevista

Carlos Gentile: "El costo de mitigar el cambio climático es alto, pero el de no hacerlo es mayor"

Entrevista con el exsecretario de Cambio Climático y Desarrollo Sustentable de la Nación.

Carlos Gentile fue secretario de cambio climático y desarrollo sustentable de la Nación durante la presidencia de Mauricio Macri. En una charla con Carbono.news repasó la situación nacional pre-pandemia y las perspectivas para el después.

¿Cuál era la situación nacional ante el cambio climático y cómo influyó la pandemia?

Así como en economía veníamos mal, y la pandemia incidió, en lo relacionado con el cambio climático pasó lo mismo. Para muchos parecía que al menos en lo climático o en lo ambiental podía dar un alivio, había mucha gente que pensaba que con la disminución de movimiento y actividad que hubo a nivel global se podían aliviar algunos síntomas ambientales, como la contaminación o las emisiones de gases de efecto invernadero. Se empezaron a ver animales en algunas ciudades, eso despertó el espíritu de decir ‘qué bueno, se está dando más lugar a la naturaleza'. pero al no cambiarse el fondo, esa leve mejora de los síntomas es artificial, se va a volver a lo mismo, o peor.

En la crisis de 2009 las emisiones bajaron 13% durante un período de ese año, y muchos salieron a festejar. Al año siguiente se recuperó esa caída, y en términos netos entre la caída y el recupero, se sumaron más emisiones, o sea básicamente esa baja de la crisis fue sobrecompensada y las emisiones tuvieron su comportamiento peor que antes. y esto es lo que se espera de esta pandemia, que es mucho más importante que la crisis de 2009. Respecto al año pasado se estima una disminución de un porcentaje de entre 4% y 10% -casi todos hablan del 8%- pero hay un indicador interesante: las emisiones procedentes de combustibles fósiles en abril habían caído 17% y ya a principios de julio estaba en una caída de 4% o 5%. Se recuperaron mucho más rápidamente de lo que se hubiera esperado.

La disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero es artificial, solo provocada por el parate que se produjo a nivel mundial, pero cuando se empiece a demandar energía nuevamente, entrarán a operar las emisiones normales, porque no cambiamos la matriz. Cuando la demanda es más baja, las energías renovables tienen prioridad de despacho, entonces proporcionalmente estás mejorando el uso de tu matriz energética, además de demandar menos, pero cuando se vuelve a la demanda habitual se vuelven a despachar el resto de las energías y por lo tanto las emisiones vuelven a subir, es lo que va a pasar y ya está pasando.

¿Qué hacía Argentina antes de la pandemia, con respecto al cambio climático?

Durante la gestión anterior se creó un gabinete nacional de cambio climático, que a fines del año pasado fue ratificado por ley. En 2016 se revisó la contribución argentina (contribución nacional determinada, NDC por las siglas en inglés), que es la intención, la contribución que cada país dijo que iba a tener para disminuir los gases de efecto invernadero. A partir de ahí hubo una serie de trabajos hasta tener un plan nacional de mitigación y adaptación al cambio climático compuesto por siete campos sectoriales, que contempla qué medidas se generan por sector. Argentina en términos relativos tiene una incidencia menor en emisiones globales: 0,7% de las emisiones totales.

Argentina pasó a ser un actor importante a nivel internacional en materia de esfuerzo en el cambio climático. Fue el país que dio el puntapié para revisar su contribución, su NDC, la hizo 20% más ambiciosa. Y el otro atributo es que la contribución argentina es ‘economy wide', es decir a lo ancho de toda la economía: incluye energía, sector agropecuario, residuos, industria, transporte, e infraestructura, e incluso salud.

A Argentina le falta mucho por hacer, lo que no escapa de la media mundial. Hace falta hacer mucho más, la perspectiva es muy mala. La proyección de aumento de temperatura a fin de siglo respecto al período preindustrial es de poco más de cuatro grados, y si se suman las contribuciones de todo los países para disminuir las emisiones, ese aumento se reduciría hasta tres grados, todavía estamos muy lejos porque el objetivo es reducir a dos grados, o a uno y medio.

Así como en pandemia se generó esta dicotomía economía/salud, con el cambio climático pasa algo similar.

Sucede normalmente con el cambio climático o con los cambios que hay que hacer para que el mundo se adecúe a los parámetros ambientales que tendrían que funcionar para que el mundo resista. Porque lo que está en juego es una crisis ambiental que podría extinguirnos como especie, eso la gente prefiere no pensar y no creerlo, pero es literalmente así. Muchas veces se genera la imagen de que si lo hacés la economía se podría quebrar, pero hay un montón de informes que demostraron que el costo de incurrir en las modificaciones que el mundo tendría que hacer para mitigar el cambio climático por supuesto que es alto, es más alto todavía el costo de no reducir el calentamiento global. Económicamente el costo de no hacerlo es mayor que el de hacerlo.

No debería ser un problema para la economía, el problema lo va a tener la economía si no se hacen esos cambios, y eso lo demostró la pandemia con lo que pasó por no haber generado una economía resiliente a una crisis de salud. Y sería lo mismo con el cambio climático: cualquier problema va a generar un impacto en la economía muchísimo mayor que el costo en el que hubiéramos incurrido haciendo las cosas como las teníamos que hacer.

Una encuesta de Poliarquía mostró que más del 40% de los argentinos considera al cambio climático como más preocupante que la pandemia, pero sin embargo eso no se ve reflejado en acciones, ¿por qué cree que pasa eso?

En general cuando se hacen encuestas sobre la percepción de la gente del cambio climático, dan muy buenos resultados. A la gente le parece un tema muy importante y cree que eso puede ser grave. La realidad muestra otra cosa: muy pocos separan residuos o toman acciones individuales o colectivas sobre este tema. La gente responde lo que es políticamente correcto: es muy raro que alguien te diga ‘no, la verdad que no me importa para nada el ambiente'.

¿Por qué si a todos nos preocupa el cambio climático, no accionamos para reducirlo?

Por un lado, creo fuertemente que la educación es fundamental, nos falta mucha educación en ese sentido. Y el otro punto es que la gente percibe el potencial peligro de una crisis climática como lejana y como improbable. Cree que sí es real, pero en el fondo dice ‘bueno, pero ¿y si no es así?, ¿voy a renunciar a todas mis comodidades por algo que puede no ser real?', y sobre todo porque se habla de consecuencias del calentamiento para 2100.

Hay una cuestión que tiene que ver con la comunicación, hay que comunicar mucho más y mucho mejor qué es el calentamiento global y cuál es el peligro, y las muestras de ese peligro que no es potencial, es actual. La gente se da cuenta de que algo está cambiando, por ejemplo en el aumento de la frecuencia y la intensidad de fenómenos extremos. Y eso sí lo pueden percibir hoy: está pasando, es real y la gente se da cuenta: en esta zona no había tornados y hoy hay tornados, no había huracanes y ahora está pasando.

Eso a veces ayuda a relacionar y que la gente entienda el peligro y la importancia de esos cambios.

También es importante para los que trabajamos en esto tratar de plasmar concretamente qué se le pide a cada uno: qué tiene que hacer el gobierno, qué tiene que hacer el sector privado, el ciudadano individual.

Por parte de la gente es mucho más cómodo seguir haciendo la misma vida, y pedir que el cambio lo haga otro, que hacerlo vos. Lo que se requiere a esta altura es un cambio de forma de vida. No hablamos de volver a vivir como en la prehistoria, se trata de desacoplar el sistema productivo de las emisiones de gases de efecto invernadero.

No se pretende que la economía no se siga desarrollando, sino que esas actividades productivas se desarrollen con una menor intensidad de emisiones que la actual, de manera que la curva de de emisiones disminuya. Aún así, también esto requiere un cambio de hábitos: la forma en la que consumimos tracciona la forma que producimos. Todo el engranaje de consumo y producción tiene que cambiar, volcarse hacia economías circulares, y una producción y consumo sustentables.

La educación ambiental es un aspecto destacado en pos de lograr objetivos, ¿en qué se basa el programa Escuelas Verdes y cómo deberían aplicarse estos contenidos a nivel nacional?

Por un lado en la inclusión de la educación ambiental en la currícula, no como una materia, sino como saberes que tienen que penetrar transversalmente en la currícula y en todo el sistema educativo, desde el jardín de infantes hasta la universidad.

Se genera por un lado la base conceptual: cómo tiene que ser la mirada para cualquier profesor, cómo plasmarla en la currícula para que los docentes la apliquen, es una mirada problematizadora, que muestra las diferencias entre regiones. Y se plasma después en las escuelas, en la aplicación de ese currículum, con contenidos específicos para cada nivel y modalidad.

Y es muy importante que todo ese trabajo educativo esté acompañado de gestión ambiental. Si mientras el alumno lee, después tira en un tacho lo reciclable junto con lo no reciclable, es muy difícil que eso penetre.

¿Cómo ve el futuro ambiental post-pandemia?

Estamos en un punto de inflexión: podemos salir para un lado o para el otro, si salimos para el lado equivocado es muy probable que no haya retorno. Acá el rol de los gobiernos es clave porque esta pandemia trajo problemas económicos enormes, que hicieron que los estados nacionales tengan una participación sin precedentes y generen planes de salvataje económico. Eso le da al Estado una posibilidad de incidir en la economía de una manera más fuerte: antes le tenías que pedir a un privado que adapte su plan a requisitos pero podía decir ‘no lo quiero hacer'. Ahora que el Estado gira mucho dinero al sector privado por la situación que se dio, la posibilidad de poner ciertas condiciones para esa transferencia económica es muy importante.

En el caso de Argentina la crisis es muy impactante y las necesidades son más básicas, pero también existe la posibilidad de avanzar en ese sentido: por ejemplo en el Consejo Económico y Social del que se habla mucho, y que es inminente su creación, necesariamente tiene que ser económico, social y ambiental. Es fundamental porque el desarrollo de fondo, sostenible, no puede ser sostenible si no es sustentable integralmente, sino esa modificación social o económica que se puede generar, se trunca en el tiempo y termina teniendo un perjuicio.

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