Ballena Franca en peligro por la exploración sísmica: "Afectaría sus funciones biológicas esenciales y también generaría daños físicos que pueden llevar a la muerte"
El biólogo Diego Taboada dijo cómo sufrirían los ecosistemas marinos con la actividad offshore, uno de los padecimientos de la costa bonaerense que se suma a la sobrepesca, el calentamiento global y la contaminación. Por su parte, Greenpeace apunta al ministro de Ambiente Juan Cabandié por "obstaculizar información".
El gobierno nacional argentino aprobó la solicitud de la empresa Equinor (una compañía petrolera estatal de Noruega que se asoció en el país con YPF y Shell) para realizar una exploración sísmica de la cuenca marina Argentina Norte, frente a las costas del sur de la provincia de Buenos Aires.
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Se trata de una de las compañías de abastecimiento de crudo más importantes del todo el mundo. Las pruebas tendrán lugar en tres áreas ubicadas a unos 300 kilómetros de las costas de Mar del Plata.
Cuando se anuncia el impacto negativo que las plataformas tendrían sobre el ambiente local, se nos vienen a la mente películas de cine catastróficas como "Marea negra", protagonizada por Mark Wahlberg, Kurt Russell, Kate Hudson y John Malkovich. El filme significó una reconstrucción ficcionada, pero casi documental, del accidente que tuvo lugar en el Golfo de México en 2010 que provocó la muerte de 11 personas e hirió a otras 16 y dejó un gigantesco desastre con consecuencias devastadoras para el ecosistema de la zona.
La contaminación que deja en el lecho marino este tipo de dispositivos offshore es mucho más sutil e imperceptible para los humanos, pero no para la fauna ictícola.
La exploración sísmica constituye el segundo mayor contribuyente de ruido subacuático detrás de las pruebas militares y nucleares. Funciona con disparos de cañones de aire que crean ruidos tan fuertes que afectan a más de 300.000 km2, una superficie equivalente a toda la provincia de Buenos Aires. Las ondas sonoras son las encargadas de buscar los hidrocarburos: viajan al fondo del océano, se reflejan y son captadas por sensores remolcados detrás del buque de exploración. Con estos datos recolectados, se crean mapas detallados que usarán las empresas para saber dónde perforar.
El ruido, como una bomba atómica: el enemigo de las ballenas
El biólogo Diego Taboada, presidente del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), consultado por Carbono.news, explicó: "Los inconvenientes sísmicos y el ruido de alta intensidad se superponen con un área muy relevante de las ballenas francas".
Los argumentos de este científico, que también es vicepresidente del Foro para la Conservación del Mar Patagónico, son contundentes y están basados en 50 años de investigación continua en el Mar Argentino. "Desde el ICB, hemos monitoreado durante décadas la población de ballenas francas en Península Valdés. Configura una especie emblemática en el Atlántico Sur. Nuestro operativo se llama Siguiendo ballenas y utiliza dispositivos satelitales. Gracias a ellos, podemos localizar ambientes clave para su ciclo de vida", dijo.
"Sabemos que estos cetáceos hacen un uso muy intensivo del área que se va a perforar. Para quienes han estudiado este tipo de actividad industrial, es muy conocido el impacto que la exploración y explotación petrolera pueden generar sobre la fauna marina en general", añadió.
Como puede apreciarse en el siguiente mapa del ICB, el derrotero comprobado de las ballenas francas se superpone con las áreas adjudicadas:
Según Taboada, las actividades propuestas generarán la degradación de un hábitat que ya se encuentra acorralado por numerosas amenazas como la sobrepesca, el calentamiento global y la contaminación ambiental: "Los desplazamientos suponen recorridos de miles kilómetros. Los movimientos sísmicos van a complicar a los cetáceos durante la época de alimentación que se da en la primavera y el verano. Las ballenas necesitan del sonido para la mayoría de sus funciones vitales, tales como obtener información de su entorno, detectar presas, predadores, orientarse y comunicarse entre sí, ya que ellas están capacitadas para hacerlo. La introducción de ruido de alta intensidad afectaría sus funciones biológicas esenciales y también generaría daños físicos que pueden llevar a la muerte".
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Otras especies comprometidas serían el delfín franciscana, las orcas, los lobos marinos y los pingüinos. Todos quedarían expuestos a la desorientación, los cambios de comportamiento, el estrés, la discapacidad auditiva, las lesiones masivas y los varamientos.
¿Y el ministro de Ambiente?
Por su parte, reporteada por Carbono.news, la coordinadora de la campaña de océanos de la ONG Greenpeace, Luisina Vueso, aportó: "El Ministerio de Ambiente de la Nación perdió la oportunidad de velar por un océano sano al abrirle la puerta a la industria petrolera frente a las costas de la provincia de Buenos Aires. Estamos condenando al mar, sus ecosistemas y las comunidades que de estos dependen. Desde Greenpeace, vamos a resistir estas medidas por todas las vías necesarias, exigiendo que estos proyectos se rechacen. Continuaremos exponiendo públicamente los peligros que implican".
Según la organización ecologista, Argentina ha decidido avanzar con una industria extractiva en una zona dónde hoy no existe actividad hidrocarburífera, a pesar del reclamo constante de los ciudadanos. "Todo esto se da en un contexto de crisis climática y ecológica, cuyos efectos ya se evidencian actualmente en al menos once provincias del país. Asistimos con perplejidad a una geografía nacional gravemente afectada por el fuego y las olas de calor extremas", agregó Vueso, quien cuestionó el modo en que se dio esta aprobación. "Luego de meses de silencio, justamente aprueban las solicitudes de Equinor en épocas de fiestas, vacaciones y ferias judiciales", dijo.
A pesar de los anuncios de transparencia del ministro de Ambiente, Juan Cabandié, Greenpeace denuncia la falta de acceso a la información: "Todo ha sido obstaculizado, ya que desde hace semanas no tenemos acceso a la información en el seguimiento de expedientes electrónicos. Al mismo tiempo, la resolución que aprueba la solicitud de Equinor no cuenta con información aclaratoria ni adjunta los expedientes, ni la Declaración de Impacto Ambiental", aseguraron.
Ruidos... y derrames
Un estudio específico de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires determinó que, de realizarse explotación petrolera en la plataforma argentina, la posibilidad de ocurrencia de derrames es del 100%. ¿Vale la pena poner en riesgo las playas que constituyen la principal atracción turística y fuente de recreación del país en cada verano?
Increíblemente, semejante daño se causaría para que se continúe con la búsqueda de hidrocarburos, una fuente energética cuestionada, que está siendo reemplazada por otros tipos de energías limpias en todo el planeta. En la práctica, no existe forma de que la industria del llamado "oro negro" pueda garantizar un bajo impacto en la biodiversidad y en la población.
En ocasión de la COP26, el presidente Alberto Fernández refirió en su breve discurso ante sus pares mundiales: "Asumimos el compromiso de favorecer la inversión y el desarrollo de encadenamientos productivos nacionales para avanzar con una matriz energética inclusiva, estable, soberana, sostenible y federal". Habría que preguntarse entonces a qué se refería.