300 mil millones de dólares para 2035: la meta financiera de la COP29 queda corta para enfrentar la crisis climática
Los 300 mil millones de dólares para 2035 comprometidos en la COP29 constituyen apenas el 12% del presupuesto militar mundial en 2023
"Trillions, not billions", fue el grito más repetido durante las dos semanas que duró la COP29 en el estadio Olímpico de Bakú, Azerbaiyán. La traducción puede ser una trampa para quienes hablan español, ya que "trillions" en inglés significa billones, mientras que "billions" es miles de millones.
La demanda no fue escuchada. La cumbre climática cerró las discusiones sobre la nueva meta financiera para enfrentar el cambio climático en 300 mil millones de dólares para 2035, un billón menos de lo que fue la demanda conjunta de los países en desarrollo.
La "nueva meta colectiva global cuantificada" o NCQG por sus siglas en inglés, se puede desglosar en los siguientes elementos:
Los países desarrollados "liderarán" la entrega de 300 mil millones de dólares al año para 2035 hacia países en desarrollo para enfrentar la crisis climática. Esto representa 3 veces el compromiso realizado hace 15 años para cumplirse a partir de 2020, lo que se realizó solo a partir de 2022 y con varias críticas al cálculo.
La meta provendrá de una variedad de fuentes públicas o privadas, así como de bancos multilaterales (los que de por sí proyectan entregar 170 mil millones para 2030). A su vez, se les solicita a los países en desarrollo que puedan hacer contribuciones voluntarias y se "reconoce" la necesidad de financiamiento público basado en subvenciones y no préstamos, formato que representa cerca del 70% del financiamiento climático desde 2016.
Se llama a todos los actores a escalar el financiamiento climático hacia países en desarrollo hasta al menos 1.3 billones de dólares al año para 2035. Se acordó que Azerbaiyán y Brasil - como presidencias de la COP29 y 30, respectivamente - trabajarán en conjunto en una "hoja de ruta" para cumplir este objetivo.
La meta no tiene sub-metas específicas para adaptación o pérdidas y daños, como pedían los países latinoamericanos, pero reconoce la existencia de las brechas de financiamiento en esos ámbitos.
La meta será revisada en 2030 en conjunto con el Balance Mundial, el proceso de evaluación de los objetivos establecidos en el Acuerdo de París.
La decisión se adoptó a las 3 am del domingo de Bakú, más de 30 horas después del cierre oficial, con varias críticas a la forma y al fondo en que se realizó.
La representante de India repitió en tres ocasiones que su país se oponía a la adopción de la decisión. "Este documento es una ilusión óptica", afirmó Chadni Raina.
A su llamado de objeción al supuesto consenso decretado solo minutos antes por parte de Mukhtar Babayev, presidente de la COP29, se sumaron Bolivia y Nigeria. "Esta meta de financiamiento, que pretende convertir a países en desarrollo en contribuyentes al financiamiento que los desarrollados deben hacer, socava la Convención y el Acuerdo de París, volcando el flujo de recursos del sur hacia el norte en un nuevo colonialismo ambiental. El acuerdo no deja margen de mejora en tiempo prudencial. Los 300 mil millones representan menos hoy de lo que eran los 100 mil millones en 2009, si tenemos en cuenta la inflación (...) esto no garantiza el respaldo suficiente a dos rondas de compromisos climáticos en los próximos diez años", declaró el representante de Cuba.
El único que alabó la cifra fue Wopke Hoekstram, representante de la Unión Europea. Citando el difícil momento geopolítico internacional, aseguró que la COP29 representa "una nueva era en el financiamiento climático", que el bloque regional "liderará" los esfuerzos de financiación y que están "triplicando la meta de 100 mil millones. Es un objetivo ambicioso, realista y realizable".
La polémica en torno a la cifra
Los últimos días de la COP29 estuvieron marcados por la incertidumbre y la falta de acuerdo entre posiciones evidentemente alejadas en torno a la nueva meta. Solo unas horas antes del plenario final, la ministra de Brasil, Marina Silva, declaró que "recién ayer - viernes, día de cierre oficial - tuvimos acceso a un valor en relación a la meta de financiamiento, con muchos temas por discutir aún".
Y es que prácticamente todos los cálculos existentes - con sus variaciones en metodología - que estiman la necesidad de países en desarrollo en financiamiento climático, establecen cifras más altas que la decidida en Bakú. El Independent High-Level Expert Group on Climate Finance, por ejemplo, estimó que se requieren entre 1,33 y 1,81 billones al año para 2030 en mitigación; entre 200 y 250 billones al año para 2030 en adaptación; y entre 200 y 400 billones al año para 2030 en pérdidas y daños.
El grupo, liderado por Amar Bhattacharya, Vera Songwe y Nicholas Stern, emitió un comunicado al cerrarse la decisión en la COP29 reconociendo el avance de la meta, la que, sin embargo, "está muy por debajo de los 390 mil millones de dólares anuales para 2035 que, según nuestro trabajo, serían necesarios para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París".
Según el trabajo del grupo, el aporte en financiamiento bilateral debería ser "por lo menos" 300 mil millones de dólares por año hasta 2030 y 390 mil millones para 2035. Eso, más otras fuentes como bancos multilaterales, otros países en desarrollo y financiamiento privado, es lo que debería permitir escalar hasta a los 1,3 billones para 2035.
*Este artículo fue producido con el apoyo de Climate Tracker América Latina