Terminaron los JJOO de invierno y volvió la contaminación a Beijing
Antes del certamen deportivo global, la República Popular China llevó adelante una monumental campaña para mostrar un país casi libre de afectación ambiental.
Beijing fue conocida alguna vez como una de las ciudades con peor calidad de aire del mundo, ya que sus habitantes padecían a diario una niebla densa y un aire áspero, picante, avinagrado. Se había denominado eufemísticamente como "niebla" a una atmósfera putrefacta. Los ciudadanos locales sufrían con frecuencia irritación en sus ojos y también una tos constante.
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Pero, en febrero de 2002, el azul retornó de manera casi mágica a los cielos del ancestral conglomerado humano. Los datos sobre pureza del aire de la capital china se situaron, durante las justas deportivas, por debajo de los niveles de seguridad previstos por la Organización Mundial de la Salud.
El presidente Xi Jinping había anunciado siete años antes una "guerra al daño ambiental" tras ganar la candidatura olímpica. Para conseguir esa "bóveda celeste", el Jefe de Estado mandó a cerrar varias plantas de carbón cercanas a Beijing y también reubicó industrias pesadas para librarse del estigma.
Además, construyó decenas de parques eólicos y solares para suministrar la energía que se consumiría durante la majestuosa cita. China pretendió usar los juegos de invierno como una forma de promover sus credenciales ecologistas.
Sin embargo, tras la ceremonia de despedida de las competencias, ocurrida hace cuatro meses, el régimen retomó sus viejas prácticas. Por ello, han vuelto a ser la nación que mayores daños le ocasiona al ecosistema terrestre.
Actualmente, quienes más provocan emisiones de dióxido de carbono son China, Estados Unidos e India, en ese orden, según datos difundidos en el portal especializado Statista.com.
Todo ha retornado a la "normalidad".
La RPCh, con 9,9 mil millones de toneladas de emisiones de CO2 retomó su ritmo de producción de bienes de consumo. Le sigue en el podio Estados Unidos, con 4,4 mil millones de toneladas de emisiones de CO2 y luego India, con 2,3 mil millones de toneladas de emisiones de CO2.
Una historia repetida
En 2008, Beijing ya había sido sede de los JJOO, pero en esa ocasión, se trató de los certámenes tradicionales. En aquel momento, el gobierno nacional realizó otra labor ciclópea para evitar dar una mala imagen. Cinco años más tarde, en 2013, la contaminación ya había retornado a los niveles anteriores a la convocatoria.
Consultados por Carbono.news, los miembros del equipo de comunicación de Greenpeace explicaron: "China ha desactivado medio centenar de plantas alimentadas con carbón. El objetivo fue limitar su capacidad en esta materia a 1100 Gigavatios (GW). Todavía quedan seis provincias con una significativa sobrecarga de carbón que no tienen orden de suspensión. La central eléctrica de Tuoketuo se ha mantenido como líder indiscutible en la lista de los principales proyectos a carbón, con una capacidad de 6,7 GW tras la ampliación culminada en 2017".
La exposición a este tipo de partículas conduce a la morbilidad y la mortalidad humanas. El carbón es la peor de todas las fuentes de energía. Cuando se quema, emite más dióxido de carbono que el petróleo o el gas. Además, es tóxico, porque emite sustancias como mercurio o arsénico y pequeñas partículas de hollín que complican la respiración, atacan los pulmones y el corazón, incrementando el riesgo de ataques severos.