Reino Unido cierra una de sus últimas minas y avanza hacia el fin del carbón
Era un antiguo reclamo de los activistas ambientales.
El cierre de la mina de Bradley, en el norte de Inglaterra, significa un paso adelante hacia la salida del carbón en el Reino Unido, aunque el proceso podría verse retrasado por varios proyectos de extracción destinados a acerías y cementeras.
La mina de Bradley, cerca de Durham, cerró el lunes, poco después de las de Shotton y Brenkley, del mismo propietario, Banks Group, que lamenta "el cierre de la última mina de carbón en Inglaterra", y advierte que hasta 250 puestos de trabajo están en peligro.
El final de la vida de Bradley ha sido aplaudido por los ecologistas tras meses de presión y protestas, en particular de Extinction Rebellion, para impedir que el sitio se mantenga hasta 2021 como solicitaba Banks Group a las autoridades británicas.
Éstos señalan que en Hartington, también en el norte de Inglaterra cerca de Sheffield, todavía existen algunas minas subterráneas pequeñas, al igual que en otras partes de Inglaterra.
Algunas minas sigue operando "en Gales y Escocia", dijo a la AFP un portavoz de Banks Group.
Sin embargo es una página de historia que se da vuelta en un país donde la extracción del carbón se remonta a la época romana y donde varias decenas de sitios aún eran operativos a comienzos de la década de 2000.
Ante la emergencia climática, el Reino Unido decidió abandonar el carbón por completo para producción de electricidad en 2025, y las centrales eléctricas que utilizan este combustible ahora se pueden contar con los dedos de una mano.
Paul Etkins, profesor de economía de la UCL University, subraya que con el auge de las energías renovables, que representan "casi el 40% de la electricidad británica" y cuyo costo ha caído drásticamente (...) las minas de carbón para uso térmico cierran porque ya no son rentables".
"Estamos muy, muy cerca del fin del carbón para la producción de electricidad en el Reino Unido y el cierre progresivo de las centrales eléctricas de carbón avanza", destaca Isobel Tarr, una de las directivas de la asociación medioambiental Coal Action, consultada por la AFP.
Sin embargo, esto no atañe al "carbón utilizado para producir cemento o acero y las empresas (mineras) están tratando de hacer su transición hacia estas industrias", advierte.
Carga política
Varios proyectos de nuevas minas a cielo abierto están en curso de validación, como el de Highthorn, también auspiciado por Banks Group.
Otro es combatido enérgicamente por ecologistas en Woodhouse Colliery, en el condado de Cumbria (noroeste del país), que sería la "primera mina de carbón profunda del Reino Unido en 40 años".
Este tema tiene una gran carga política, entre los puestos de trabajo en juego en plena recesión y los compromisos climáticos del gobierno, que apuntan a la neutralidad del carbono para 2050.
Banks Group afirma que no autorizar estas obras en el Reino Unido lleva a realizar importaciones aún más contaminantes.
Argumento refutado por Paul Etkins, quien afirma que las emisiones de CO2 del transporte de carbón son mínimas si se comparan con las de la combustión.
Para Isobel Tarr, no habrá final para el carbón en Gran Bretaña sin "una visión audaz para reconvertirse a la producción de acero y cemento limpios (...) y evitar abrir nuevas minas".
Asociaciones como Coal Action o Green Alliance afirman sobre todo que es posible producir acero con menos carbón, en particular reciclándolo, modernizando las fundiciones para hacerlas más eficaces desde el punto de vista energético, o utilizar técnicas innovadoras, con gas natural o hidrógeno.
por Véronique DUPONT , de Agence France-Presse