Qué es el biocombustible, que acaba de aumentar en Argentina
No son totalmente limpios, pero pueden ser útiles para iniciar un camino hacia las renovables.
Un biocombustible es una mezcla de sustancias orgánicas que se utiliza como combustible. Deriva de la biomasa, de un proceso biológico natural o provocado, y se utiliza como fuente de energía.
En la Argentina, se usan especialmente el biodiesel y el bioetanol, que se mezclan con la nafta, el gas y diésel. El bioetanol se obtiene a partir de cultivos ricos en azúcares como la caña de azúcar, o de cereales como el maíz, el trigo, la cebada o el centeno, mediante un proceso de fermentación y posterior destilación. Por su parte, el biodiesel es obtenido a partir de los cultivos oleaginosos, como la colza, el girasol, la palma o la soja. Por lo tanto, en el país se consiguen, principalmente, por el trigo y la soja.
Para muchos especialistas, sería más correcto hablar de "agrocombustibles" ya que la palabra "bio" deja de lado que en la producción de estos combustibles se utilizan agroquímicos como fertilizantes y pesticidas que son sintéticos y no naturales.
Los bio-combustibles suponen una ventaja y una desventaja. Por un lado, ayudan a la transición energética ya que reemplazan, aunque sea en menor medida, el uso de los combustibles fósiles que generan emisiones de gases de efecto invernadero y contribuyen al aumento del planeta. Por ejemplo, en la Argentina, el biocombustible a base de soja se mezcla en un 10% con gasoil.
Sin embargo, su parte negativa radica en que para obtenerlo es necesario que haya "combustión", es decir, que se quemen estas cosechas. Esto sí produce emisiones de gases dañinos y, además, le quita la opción de utilizarse para sus funciones básicas, como almacenar carbono, y el consumo.
Además, hay que prestar atención a cuál es el recorrido de ese cultivo hasta la planta de combustión. En la Argentina, la soja es mayormente transgénica y utiliza agrotóxicos. Recientemente, también se aprobó el trigo transgénico que habilita su fumigación con químicos contaminantes y perjudiciales para la salud humana y vegetal, y para el suelo, que pierde fertilidad. En este sentido, estas cosechas no son sanas para el medio ambiente y que sean utilizadas como biocombustibles no cambia la situación.
Para la ONU, el uso de los biocombustibles es una ayuda para la transición energética, dependiendo de cuáles y en qué medida. Pero resaltó que los gobiernos interesados en la producción de esos carburantes, deben incluirlos "dentro de una estrategia general que evalúe el uso de la tierra, el agua y la agricultura, en los respectivos países, si se pretende que su producción beneficie a la sociedad".
La suba de precios en los biocombustibles
Recién comenzado 2021, el Gobierno de Alberto Fernández autorizó subas de 59,3% en biodiesel de forma escalonada y un 33% en bioetanol para recomponer la situación de los productores de biocombustibles que habían paralizado muchas de sus plantas porque decían que los precios no cubrían sus costos. Por lo tanto, se anticipa que repercutirá en los precios de las naftas y el gasoil.
Sin embargo, el Gobierno espera que el aumento no sea alto, ya que, como publicó en el Boletín Oficial, redujo el porcentaje de mezcla obligatoria del biodiesel con el gasoil de 10% a 5% en enero. En febrero, no obstante, subirá a 6,7%, en marzo a 8,4% y en abril volverá al 10% original.
Ley 26.093 de biocombustibles ¿prórroga o nueva ley?
La actual ley 26.093 de biocombustibles establece que todos los combustibles fósiles que se comercialicen dentro de territorio nacional deben tener un componente de biocombustibles del 5%.
Para cumplir este objetivo, se implementó un régimen de promoción de la actividad a través de incentivos fiscales, orientados, en principio, a pequeños y medianos proyectos que tengan como fin el desarrollo de la industria local para abastecimiento al mercado doméstico, buscando también desarrollar las pequeñas y medianas empresas, incentivar la inclusión de productores agropecuarios y el desarrollo de las economías regionales.
Este Régimen de Regulación y Promoción para la Promoción y Uso Sustentable del Biocombustible tiene una vigencia de 15 años y está próximo a vencerse en mayo de 2021. Sin embargo, la ley dispone que el Poder Ejecutivo puede extender el plazo de vigencia, según el nivel de desarrollo de la actividad, y principalmente, el grado de abastecimiento del mercado doméstico.
En este sentido, el Gobierno anticipó que a mediados de enero avanzará en Diputados (en Senadores se aprobó en octubre de 2019) con el tratamiento de la prórroga para beneficiar a los productores.
Sin embargo, mientras un sector de los productores está conforme con esta prórroga, otros buscan una nueva ley que proponga la fijación de una fórmula de precios estable, entre otros pedidos.
"Debemos tener en cuenta que los biocombustibles no pueden generar un reemplazo total de los combustibles minerales, pero son la mejor opción para el transporte en la transición energética. Por eso, es totalmente racional plantear la pacífica convivencia entre Vaca Muerta y la 'Vaca Viva'", dijo a LMNeuquén, el director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, Claudio Molina.
Actualmente, hay 54 plantas en 10 provincias que emplean alrededor de 30.000 trabajadores.