La hora del planeta: por qué para algunos se trata de una iniciativa obsoleta
Este evento se sostiene desde hace años, aunque hay quienes señalan que el foco se pone en acciones individuales y no en las acciones del Estado o en las grandes empresas
La "hora del planeta" es un evento que desde hace 15 años se desarrolla en todo el mundo. Durante 60 minutos, empresas y ciudadanos tienen "la oportunidad de mostrar cuánto se preocupan por la naturaleza y ayudar a otros a comprender su importancia vital en todas nuestras vidas". De este modo, "se trata de un momento para reflexionar, pero también para resaltar la necesidad de acción".
En Argentina, es organizada desde 2009 por la Fundación Vida Silvestre, aunque para muchos, la iniciativa ha quedado obsoleta dado que no permite avanzar sobre acciones concretas a gran escala y la atención se pone sobre los gestos individuales de los ciudadanos y no sobre las decisiones colectivas, estatales y empresariales.
Martín Vainstein, politólogo y activista socioambiental, sostuvo en diálogo con Carbono.news que "cuando comenzó, el paradigma que había era el de lo que Martínez Alier llama ‘el evangelio de la ecoeficiencia', es decir, acciones individuales; si hacemos algo específico, como apagar la luz, eso nos va a ayudar, pero el paradigma cambió". Por eso, señaló que la hora del planeta "actualmente, solo funciona como un limpia culpas de lo que realmente pasa" porque "no soluciona los problemas de raíz como realmente necesitamos y ni siquiera aporta a elevar las conciencias".
Pero además, esto se produce a gran escala, dado que se trata de una convocatoria global. El problema, aseguró Vainstein al hablar con este medio, es que "lo que está promoviendo son acciones individuales para problemas colectivos". De hecho, en los últimos años se han sumado varias empresas y ciudades que lo que hacen "es una lavada de cara, un greenwashing". "La realidad es que después las acciones se ven sobre los papeles. Se suman a la hora del planeta y después hacen todo lo contrario y no tienen políticas para hacer frente a la crisis climática y ecológica", insistió.
En este sentido, consideró que "todas las horas son del planeta" y propuso "redirigirla hacia soluciones colectivas y no hacia acciones concretas" como "brindar información real sobre problemas reales": explicar quiénes son los causantes de la crisis climática y ecológica, por qué a nivel internacional no se llega a una solución o qué pasa si todas esas empresas no hacen nada.
En este sentido, consideró que "todas las horas son del planeta" y propuso "redirigirla hacia soluciones colectivas y no hacia acciones concretas" como "brindar información real sobre problemas reales": explicar quiénes son los causantes de la crisis climática y ecológica, por qué a nivel internacional no se llega a una solución o qué pasa si todas esas empresas no hacen nada.
"No sirve que una persona cambie el foco de la luz si detrás tenés una industria fósil enorme que sigue desplazando comunidades para extraer petróleo y seguir fomentando la crisis", ejemplificó el politólogo y activista socioambiental.
Por su parte, desde la Fundación Vida Silvestre admiten que "apagar la luz durante una hora no tiene como objetivo ahorrar energía", sino que se trata de un acto simbólico para pensar en el planeta y en las consecuencias del accionar humano". "Es una manera en que las personas se puedan involucrar y exigir acción dondequiera que estén", sostienen a través de su página web.
En ese mismo espacio, se mencionan algunos de los beneficios que se logran mediante la hora del planeta:
es una forma fácil de participar sin importar la ubicación, edad, raza, religión o nivel de ingresos;
es el evento de concientización ambiental más importante del mundo;
millones de personas pueden mostrar su compromiso con nuestro planeta;
ayuda a comprender la importancia vital de la naturaleza en todas nuestras vidas;
da visibilidad a las amenazas;
se trata de un momento para reflexionar, pero también para resaltar la necesidad de acción;
La convocatoria está hecha para hoy sábado a las 20.30 horas, momento en el que ciudadanos de todo el mundo podrán desconectarse "en solidaridad con el planeta". Este año, el llamado a la acción es más amplio: "Que todas las personas tengan un papel que desempeñar para construir un nuevo futuro para las personas y el planeta, desde dar pasos individuales hacia una vida sostenible hasta impulsar empresas y gobiernos para ayudar a construir un futuro equitativo, positivo para la naturaleza y con cero emisiones de carbono".