COP29: La energía nuclear se postula como la mejor alternativa para la descarbonización de los combustibles fósiles
Tras años de intentar colarse entre las soluciones para atajar la crisis climática, la energía nuclear está consiguiendo pintarse de verde y, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29), ha dado un gran paso al respecto. El sector nuclear se postula como "esencial, rentable y equitativo" para lograr los objetivos del Acuerdo de París, a pesar que es la energía más denostada por sus riesgos de contaminación ambiental.
Desacreditada desde el accidente nuclear de Fukushima (Japón, 2011), en la actualidad, numerosos países mantienen la construcción o desarrollan planes avanzados para levantar nuevas centrales nucleares, sobre todo los estados que buscan una energía más limpia y barata para reducir las emisiones de de gases de efecto invernadero (GEI).
Tras años de 'lobby', la industria atómica ve como varios Estados aseguran que multiplicarán sus reactores nucleares para recortar emisiones contaminantes a pesar de que en realidad conllevan más emisiones de GEI que la eólica o la solar. La industria de la energía atómica siempre ha visitado la Cumbre del Clima para presentarse como alternativa a las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los combustibles fósiles. Pero, a pesar de su marketing, las estrellas sin discusión han sido las energías renovables.
La energía nuclear hizo historia en el 2023 cuando concluyó la COP28 en la ciudad de Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos. Por primera vez desde que comenzaron las cumbres climáticas anuales en 1995, los 198 países signatarios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) pidieron oficialmente acelerar el despliegue de tecnologías de bajas emisiones, e hicieron un llamamiento a abandonar los combustibles fósiles y triplicar la capacidad de energía renovable. Ahí jugó un acuerdo: "Tripling Nuclear Energy by 2050" entre 22 países de incluir la energía nuclear para ayudar a lograr una descarbonización rápida y profunda, en particular en sectores difíciles de reducir, como la industria, y mediante la producción de hidrógeno con bajas emisiones de carbono.
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Estados Unidos, Bulgaria, Canadá, Emiratos Árabes Unidos, Eslovaquia, Eslovenia, Finlandia, Francia, Ghana, Hungría, Japón, Marruecos, Moldavia, Mongolia, Países Bajos, Polonia, Reino Unido, República Checa, República de Corea, Rumanía, Suecia y Ucrania se comprometieron en la COP28 a "trabajar juntos para avanzar en el objetivo global de triplicar la capacidad de energía nuclear desde 2020 hasta 2050, reconociendo las diferentes circunstancias internas de cada participante". En un acto celebrado en la COP29 en Bakú (2024), El Salvador, Kazajistán, Kenia, Kosovo, Nigeria y Turquía se han sumado a la "Declaración para Triplicar la Energía Nuclear".
La Declaración del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) sobre la energía nuclear, publicada el 1 de diciembre de 2023 en la COP28, instó a que se reconozca y apoye activamente esta tecnología energética. "La energía nuclear resiliente y robusta tiene el potencial de desempeñar un papel más amplio en la búsqueda de emisiones netas de carbono cero, garantizando al mismo tiempo el más alto nivel de seguridad nuclear", afirmaba la declaración. Pero si somos estrictos en el análisis necesario, en realidad, una central nuclear emite más CO2 por gigavatios/hora (GWh) que cualquiera de las renovables, ya que un reactor nuclear necesita un combustible para generar electricidad y su obtención sí emite GEI.
En la COP28, se constató un cambio de rumbo cuando el Primer Balance Mundial del Acuerdo de París mencionó expresamente, a continuación de las energías renovables, "la energía nuclear" entre las "tecnologías de emisión cero o de bajas emisiones" cuyo "despliegue" había que "acelerar". La OIEA llamó a esto "un testimonio del creciente reconocimiento del papel nuclear en la transición hacia las energías limpias".
El pasado 12 de noviembre -con la COP29 ya en marcha- el Gobierno de EE.UU. publicó sus objetivos para "expandir la energía nuclear en el país". La idea es triplicar la capacidad de sus plantas atómicas en 2050. "Una llamada de atención para que la industria se ponga en acción", explica la hoja de ruta. El documento incluye "la construcción de grandes y pequeños reactores, agrandar los ya existentes y mejorar los procedimientos de licencia". La Casa Blanca ligaba este plan a "la urgencia de la lucha contra el cambio climático".
En marzo de 2024, la administración de Joe Biden presentó planes para triplicar la capacidad nuclear de EE.UU. para 2050: actualmente, la energía nuclear satisface alrededor del 20% de las necesidades energéticas del país. El objetivo es agregar 200 GW de energía adicionales, con un enfoque en una combinación de nuevas construcciones, reactivación de plantas desmanteladas y modernización de las existentes. Esta política podría seguir recibiendo apoyo incluso bajo la presidencia de Donald Trump, quien durante la campaña electoral respaldó la importancia de nuevos reactores nucleares para satisfacer la creciente demanda de energía por parte de los centros de datos y las fábricas.
Mientras tanto los gigantes tecnológicos estadounidenses, invierten en energía nuclear. Google, Amazon y Microsoft, entre otras, hambrientos de energía para suministrarle a su infraestructura tecnológica, han firmado contratos que alcanzan una capacidad total de 2.7 GW, el equivalente para proveer a más de 2 millones de hogares. Para ello, apelan a la opción nuclear. Esto representa US$ 59 mil millones provenientes solo de las 5 mayores empresas de tecnología, un aumento significativo en la inversión en comparación con el año pasado.
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En la conferencia de jefes de Estado y Gobierno de esta COP29, la primera ministra italiana Giorgia Meloni ha impulsado su plan de vuelta a la energía nuclear. "Actualmente, no hay una única alternativa a los combustibles fósiles. Debemos tener una visión realista", ha dicho en el plenario. Meloni ha metido en un mismo cajón todo tipo de fuente de energía. Primero ha asegurado que "debemos utilizar todas las tecnologías disponibles, no solo las renovables", para luego respaldar "el gas -que es una energía fósil- los biocombustibles, el hidrógeno" y hasta "la captura de carbono". Luego ha incluido "en un futuro, la fusión nuclear". La fusión nuclear es todavía un horizonte muy lejano, todavía imposible de implementar. Lo que la Unión Europea (UE) ha admitido como "energía limpia" es la fórmula actual de fisión nuclear con sus residuos radiactivos y sus problemas de seguridad.
Italia ya no produce electricidad con centrales nucleares. El país fue uno de los pioneros de la energía nuclear, con 4 centrales, pero tras el accidente de Chernóbil (1986) y un referéndum, prohibió la energía nuclear y desmanteló definitivamente todos sus reactores comerciales en 1990. El Gobierno de Meloni está preparando una legislación específica para reintroducir reactores nucleares. "Es igual de prioritario que la descarbonización tenga en cuenta nuestros sistemas de producción y la sostenibilidad de nuestros sistemas sociales", ha afirmado la primera ministra. Una frase que encaja bastante bien con lo que los investigadores denominan retardismo climático, es decir, no negar la existencia del cambio del clima, sino lastrar las acciones encaminadas a atajarlo, poniendo el foco en las consecuencias económicas o sociales de esas medidas.
En una línea parecida a la de Giorgia Meloni se han escuchado las palabras del primer ministro ruso, Mijail Mishustin, quien ha insistido en que "la transición hacia la energía de bajas emisiones no debe comprometer el desarrollo de los países de bajos ingresos". "El calentamiento global no debe ser utilizado como un pretexto para una competencia injusta o restringir actividades", El director general de Asociación Nuclear Mundial, Sama Bilbao y León, ha destacado en Bakú que estos movimientos "destacan el rol esencial que la energía atómica juega para conseguir los objetivos del Acuerdo de París de manera equitativa y económica". Esta organización presenta su producto como "energía limpia" y asegura que solo la hidroeléctrica genera más electricidad sin emisiones en el mundo.
El director del programa de Atmósfera y Energía de la Universidad de Standford (EEUU), Mark Jacobson, señala que "la nuclear está en declive, no en ascenso y ningún impulso por parte de lobistas va a cambiar ese hecho". "No importa cuánto lo repitan algunas personas, no existe una solución nuclear. Es un pensamiento mágico", Jacobson, profesor de Ingeniería Civil y Medioambiental, replica que, en realidad, "la energía nuclear emite entre 9 y 37 veces más CO2 que la eólica". El cálculo se hace teniendo en cuenta todo el ciclo que implica obtener electricidad: la obtención del uranio, la fabricación del concentrado, la construcción de las centrales y su posterior desmantelamiento y gestión de residuos. Todo eso "utiliza grandes cantidades de combustibles fósiles". Y remata: "Sin mencionar los riesgos de seguridad, de residuos y de salud de la minería de uranio".
Teresa Ribera Rodríguez, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España, aseguró que "ni la nuclear ni el gas cumplen los criterios científicos y legales para ser consideradas sostenibles ni recibir el mismo tratamiento que tecnologías incuestionablemente verdes".
El tema central de esta COP29 hizo foco en la financiación, con el objetivo principal de definir el New Collective Quantified Goal (NCQG), pero durante las discusiones también se intentó consolidar aún más el compromiso hacia la energía nuclear. Y, aunque los nuclearistas abundan en que es una vía para conseguir la neutralidad climática, el tema crucial de la gestión sostenible de los residuos nucleares hasta ahora no ofrece soluciones confiables y persisten los temores sobre los múltiples riesgos ambientales que esta energía representa.
No se pueden borrar de un plumazo los accidentes devastadores de Three Mile Island (EE.UU.) en 1979, el de Chernóbil (antigua Unión Soviética, hoy Ucrania) en 1986 y el de Fukushima (Japón) en 2011. Los tres Estados se jactaban de su tecnología segura.