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Energía solar

Llenar el desierto de paneles solares podría generar muchísima energía limpia, pero sería un desastre climático

La instalación de paneles solares a escala en el Sáhara podría tener consecuencias inesperadas para el clima global, señala un nuevo estudio.

Instalar paneles solares a escala en los desiertos del mundo parece una idea prometedora: pocos pobladores, una cuota de sol inmejorable y escasas especies animales y vegetales damnificadas. Sin embargo, lo que parece un dulce sueño tiene consecuencias devastadoras para el clima mundial.

Desierto (Foto: Pixabay)

La energía solar es la fuente más abundante y limpia con la que contamos a nivel mundial. La instalación de miles de paneles solares en los desiertos más amplios del planeta parecería una buena idea por sus condiciones: son áreas llanas, ricas en la materia prima de los semiconductores con los que se fabrican los paneles solares: el silicio, y claro, no falta la luz del sol. Por eso, ya han imaginado transformar el Sahara en una gran cosechadora de sol capaz de satisfacer cuatro veces la demanda energética mundial. De hecho, ya existen planes para posibles proyectos en Túnez y Marruecos que podrían solucionar la electricidad de millones de hogares de Europa.

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Sin embargo, algunos expertos han señalado las consecuencias de esta idea. Un reciente estudio del director del Instituto Hawkesbury de Medio Ambiente de la Universidad de Western Sydney, Australia, Benjamin Smith y Zhengyao Lu, investigador del Departamento de Geografía Física y Ciencias de los Ecosistemas de la Universidad de Lund (Suecia) muestra que, realizar una obra de tal envergadura, tendría consecuencias trágicas para el clima del Planeta.

¿Cuál es el problema?

Resulta que los paneles solares absorben la mayor parte de la radiación solar pero solo el 15% de la energía entrante se convierte en electricidad, el resto vuelve a la atmósfera en forma de calor. El color negro de los paneles solares absorbe más energía adicional devolviéndola a la atmósfera. Lo que sucederá por tanto, es que la temperatura de la Tierra aumentaría.

Energía fotovoltaica (Foto: Pixabay)

Ya en 2018 se reveló que si los paneles solares alcanzaban el 20% de la superficie del Sahara se produciría el proceso conocido como retroalimentación que tendría como resultado el aumento de lluvias monzónicas que a su vez reverdecerían el Sahara. Con más plantas el desierto reflejaría menos la energía del sol, y se evaporaría más agua, creando más humedad y haciendo que aumente la vegetación. Un Sahara más cálido y más verde tendría efectos en los lugares menos esperados, como el Amazonas o el Ártico.

Según el modelo de los investigadores, cubrir un 20% de este desierto con colectores de sol no sólo reverdería el Sahara sino que aumentaría la temperatura local en 1,5º. Si se cubre un 50% este dato asciende a 2,5º, produciendo calentamiento generalizado en la Tierra: el 0,16ºC y el 0,39ºC respectivamente. Este aumento se notaría más en los polos, produciéndose pérdidas de hielo en el Ártico lo que generaría al mismo tiempo más calentamiento global.

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En el Amazonas se producirían sequías al llegar menos humedad del océano y provocaría también mayores ciclones en Asia oriental y América del Norte. Los investigadores señalan también que el polvo del Shara que viaja miles de kilómetros hasta América Latina y el Caribe fertilizando los suelos de nitrógeno y fósforo del pulmón del mundo y del Océano Atlántico se vería modificado.

"Soluciones como ésta pueden ayudar a la sociedad a abandonar la energía fósil, pero estudios del sistema terrestre como el nuestro subrayan la importancia de tener en cuenta las numerosas respuestas acopladas de la atmósfera, los océanos y la superficie terrestre al examinar sus beneficios y riesgos" dijeron los autores en The Conversation.

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