Cómo hizo Uruguay para lograr casi 100% de energías limpias en solo 15 años
Un plan claro, organizado, y sobre todo, consensuado entre todos los partidos políticos.
Uruguay no tiene petróleo, ni gas. Por ello, se vio obligado a usar el ingenio y desarrollar la resiliencia. Los principales partidos políticos uruguayos (Blanco, Colorado y Frente Amplio) se pusieron de acuerdo en 2008 en el Consejo de Ministros para establecer una política energética a largo plazo.
El acuerdo se basó en cuatro puntos fundamentales: la diversificación de la matriz energética con especial énfasis en las energías renovables, el impulso de la eficiencia energética y la consideración del acceso universal y seguro a la energía como un derecho humano para todos los sectores sociales.
Además, diseñaron una Política Energética 2005-2030 con objetivos claros a corto, mediano y largo plazo, para 2015, 2020 y 2030 respectivamente. Entre estos últimos estaban.
- Ser modelo a nivel mundial.
- Haber ahorrado al menos diez mil millones desde 2010 por sustitución de fuentes y promoción de la Eficiencia Energética, en relación al escenario tendencial.
- Contar con empresas líderes a nivel mundial, produciendo insumos energéticos y desarrollando procesos que promueven la Eficiencia Energética.
- Ser líder en el uso de determinadas fuentes y en el desarrollo de determinadas tecnologías y procesos energéticos.
- Alcanzar la integración energética regional.
Desde 2019 Uruguay es el tercer país con más producción de energía eólica del mundo, detrás de Dinamarca y Lituania; y cuarto en energía solar, sumando a Luxemburgo al podio, según el ránking de la Agencia Internacional de Energía (IEA).
¿Cómo lograron esta hazaña?
Con paciencia, a lo largo de quince años, invirtieron anualmente el 3% de su PBI en el desarrollo de las renovables. En 2005 no existía energía eólica en el país, y hoy su capacidad instalada se acerca a los 2000 MW.
Por ello, cuando llegan grandes sequías a las zonas tropicales, sus centrales hidráulicas (1500 MW) pueden ser complementadas por las pantallas solares y los aerogeneradores.
Como consecuencia del cambio climático, los patrones de precipitaciones pluviales están cambiando de manera dramática y las temporadas secas podrían ser más largas, frecuentes e intensas de lo que hemos conocido.
Lo sorprendente es que el relieve uruguayo es una semi llanura. Se trata de una geografía muy chata que no tiene montañas, ni siquiera colinas que "encajonen" y aceleren las corrientes de aire.
"En la actualidad, el 98% de la matriz energética de Uruguay se produce con fuentes renovables y, en algunos días del año, llega al 100%. El restante 2% corresponde a la generación con combustibles fósiles, cifra mucho menor en comparación con otros países y que tiene su explicación en un uso más eficiente de las demás fuentes", dijo en octubre de 2019 la entonces ministra interina de Industria, Olga Otegui.
Poderoso el chiquitín
Para dimensionar el posible logro de los rioplatenses, que si siguen como hasta ahora llegarán al 100% de energías renovables mucho antes de 2030, basta con señalar que la poderosa California, el estado más rico de Estados Unidos, prometió producir un 100% de su electricidad con energía limpia recién para 2045.
Este gigantesco Estado del Pacífico norteamericano cuenta en su matriz con un 20% de energía solar y eólica (el tiple que el promedio nacional).
A diferencia de los políticos de la Banda Oriental, en Estados Unidos no pudo existir este tipo de consenso, y no lo habrá mientras gobiernen mandatarios como Donald Trump, quien manifestó más de una vez y públicamente que no cree que el calentamiento global y el efecto invernadero sean reales.
Antes de eso, el diseño de un plan similar al desarrollado desde Montevideo fue imposible en Washington durante la gestión de Barack Obama debido a la sistemática negativa de los principales líderes del Partido Republicano.