Tres años de "La Niña": Argentina podría sumar producción agraria si regara campos sin desperdiciar agua dulce ¿La inversión china es la solución?
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) señaló que Argentina podría ampliar su producción de cultivos en casi siete millones de hectáreas gracias al riego
Actualmente, la superficie regada de manera artificial en Argentina es de más de dos millones de hectáreas, lo que representa apenas el 5% del total de las áreas sembradas. En el continente americano, esa proporción es del 10% (el doble). En el mundo, el área bajo aspersión es de casi el 20% de la superficie total productiva (el cuádruple).
La eficiencia de los canales de irrigación argentinos es solamente del 30%, ya que el restante 70% del agua aprovechable se pierde en la distribución.
En 2023, tras tres años completos de sequía y con una de las peores producciones agropecuarias del presente siglo, el tema ha vuelto a tomarse muy en serio tanto a nivel privado como público. La FAO afirma que modernizando los sistemas de riego y haciendo las obras necesarias se podría mejorar sustancialmente la eficiencia.
Por ejemplo, el acueducto "Paraná-Córdoba" podría modificar el tablero ya conocido. Esta obra interprovincial ha sido calificada como un desafío de ingeniería sin precedentes para Argentina. Concretamente, pretende transportar grandes caudales desde las orillas del Río Paraná hasta Córdoba Capital, irrigando todo el oeste de Santa Fe y el este cordobés.
Desde 2008, año en el que se registró una temporada muy seca, Argentina habla de solucionar el problema del suministro de agua con un gigantesco canal. El plan original de trabajo tenía un plazo: el 28 de febrero de 2019. Pero no se removió un solo metro cúbico de tierra. Lo único que se mueve es el precio de la obra potencial: multiplicó su valor en dólares en apenas tres lustros.
¿Qué ocurrió?
Por fortuna, el 2010 fue un año húmedo y, con los diques llenos, no volvió a tocarse por un tiempo el tema del desabastecimiento hídrico. El presupuesto para el acueducto supera los 440 millones de dólares y ya se han anotado consorcios chinos como Gezhouba Group Company Limited.
El gobierno nacional ha demostrado interés en que los asiáticos se hagan cargo del mega proyecto, pero...
¿Se puede confiar en Pekín?
El presidente Alberto Fernández anunció hace pocos meses que la República Popular China invertiría más de 23 mil millones de dólares en la Argentina. Sin embargo, jamás llegaron los 20 mil millones de dólares prometidos por los ex presidentes Néstor Kirchner y Hu Jintao, en 2004.
Lo que se pensaba sería una solución para la alicaída infraestructura del país no pasó de supuestas buenas intenciones y promesas que quedaron en el tintero.
La RPCh acaba de ser demandada por incumplimientos reiterados por la Auditora Financiera del Estado de la República Democrática del Congo por una suma cercana a los 17 mil millones de dólares.
China se había comprometido en 2008 con la nación africana para erigir importantes infraestructuras a cambio de la explotación de minerales. El acuerdo obligaba a dos empresas estatales chinas, Sinohydro Corp (Ingeniería) y China Railway Group Limited (Ferrocarriles), a la construcción de carreteras y hospitales a cambio de una participación del 68% en Sicomines, una firma conjunta de cobalto y cobre.
Pero el "gigante filantrópico" nunca cumplió sus promesas.
Si el resto de los países del continente negro que establecieron acuerdos bilaterales incumplidos siguiera el mismo camino que el Congo, las demandas podrían oscilar entre 200 mil y 300 mil millones de dólares.
Más cuentos argenchinos
¿Sucedió lo mismo en Argentina, en las últimas dos décadas?
Repasemos:
Las represas hidroeléctricas santacruceñas Kirchner-Cepernic (La Barrancosa-Condor Cliff), cuya licitación ganaron en 2012, tienen, en 2022, un grado de avance mínimo (apenas el 15%) y no cuentan con estudios serios de impacto ambiental.
Los trenes de alta velocidad que iban a surcar Santa Fe, Córdoba y la provincia de Buenos Aires brillan por su ausencia.
En San Juan, nunca comenzaron las obras del estratégico Paso binacional Aguas Negras que iban a construir los asiáticos. Debía tener una extensión de 40 km debajo de la Cordillera de Los Andes, el doble que el trayecto erigido en la zona del Cristo Redentor, Mendoza.
El supuesto tren de cargas que uniría Vaca Muerta con Bahía Blanca para exportar desde allí GNL (gas natural licuado) en buques regasificadores quedó en los papeles. Algo similar ocurrió con la reconversión del Belgrano Cargas para traer hasta los puertos de ultramar la mercadería norteña. Tampoco se pudo coronar con éxito.
Imaginario fue también un megaplan de obras con eje en el sector energético, fondos para la construcción de caminos, viviendas y la puesta en marcha de grandes torres de telecomunicaciones. El sistema eléctrico nacional nunca asistió a la puesta en marcha de Atucha III, ya que jamás se desarrolló en Argentina el primer reactor de diseño propio chino: Hualong One.
¿Hacia dónde se dirigieron, entonces, los desembolsos de los grandes capitales públicos y privados chinos?
Solamente compran empresas locales en funcionamiento o venden sus propios productos sin pagar aranceles de importación: no se realizan nuevas inversiones ni se crean nuevas empresas ni infraestructuras, no se realizan grandes desarrollos, ni se aporta a la fabricación nacional. No se generan nuevas fuentes de trabajo, se trae mano de obra china. Luego, se le venden al estado las propias materias primas con un mínimo de valor agregado, extrayendo además lo que necesitan a precio vil.
El "modus operandi" del Dragón es el siguiente:
1- En Santa Fe, compraron la agroalimentaria Nidera y Noble Agri. Se trata de dos grandes procesadoras de granos. Ahora, anuncian desembolsos de la automotriz Chery para fabricar autos eléctricos cerca de Rosario.
2- En La Rioja, adquirieron empresas de litio y oro a compañías británicas.
3- En Jujuy, también anexaron mineras de litio que ya operaban firmas canadienses.
4- En Sierra Grande, Río Negro, se hicieron de Hipasam, una explotación de hierro de suma relevancia.
5- En San Juan, se quedaron con Veladero, una mina a cielo abierto de la se que extrae oro y plata y que era propiedad de la canadiense Barrick Gold.
6- En la Patagonia, le compraron pozos y yacimientos existentes de petróleo a Pan American Energy.
7- En Tierra del Fuego, la fábrica TCL, es una "armaduría" que solamente les agrega un manual en español a los productos electrónicos que llegan desde el extremo oriente.
8- En Córdoba y Entre Ríos hicieron gasoductos, pero los cobraron a precios internacionales. No corrieron riesgo alguno. No invirtieron dinero propio.
9- En Jujuy, desarrollaron parques fotovoltaicos, pero utilizaron celdas chinas y recuperaron rápidamente el dinero ya que se cobraron con energía solar.
10- A Ferrocarriles Argentinos le vendieron material rodante fabricado en Shanghái para distintos ramales de CABA y GBA y trajeron mano de obra china para repararlos y mantenerlos.
¿Más espejitos de colores?
Resumiendo: sería ocioso especular con que se contará con suministros suficientes de un elemento tan vital como el agua gracias al acueducto chino.
La estrategia del coloso asiático es la misma en los cinco continentes: firman acuerdos públicos con los gobiernos a cambio de supuestas inversiones faraónicas que son muy esperadas, pero, al final del camino, terminan solo extrayendo las materias primas que tanto necesitan para su propio desarrollo: petróleo, gas, litio, hierro, metales preciosos o productos agroalimentarios.