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Sistema B: un movimiento que pone el corazón en las empresas con propósito

El sistema que nuclea y apoya a las empresas que buscan un beneficio más allá del financiero organiza esta semana la Cumbre Latinoamericana de Liderazgo Público para la Reactivación Económica de Triple Impacto.

Es cierto que no hay Planeta B, pero sí existe un Sistema B: el que reúne a las mejores empresas para el mundo, las que son capaces de equilibrar el propósito con las ganancias. 

Con un crecimiento sostenido, esta comunidad global que persigue el triple impacto, declaró en 2006 los que serían los principios de su manifiesto común: "Una economía global que utiliza los negocios como una fuerza para hacer el bien (...), formada por un nuevo tipo de corporación, B Corporation, que tiene como propósito generar beneficios para todos los interesados, no solo para los accionistas (...). Para hacerlo, es necesario que actuemos con el entendimiento de que cada uno de nosotros depende del otro y, por lo tanto, somos responsables el uno del otro y de las generaciones futuras".

Apelando a la lógica hegeliana donde a la tesis se le contrapone una antítesis y de ambas resulta la síntesis, Sistema B propone, ante las tensiones cada vez más marcadas de las diversas variables que conviven en un modelo de desarrollo agotado por sus propios excesos, una evolución del capitalismo que, entre sus propias trampas, ha planteado la maximización del retorno del dinero a los grandes accionistas. Por el contrario, las B Corp apuestan a las empresas como agentes de transformación, con un concepto de win-win y bajo el lema de ser las mejores para el mundo.

Encuentro de empresarios del Sistema B (Foto: gentileza)

Para dar lugar a un "nuevo sistema" siempre existe un personaje atrevido y arriesgado. En este caso, la historia de la B comienza con el norteamericano Jay Coen Gilbert, quien enamorado del basquet fundó una empresa especializada en vestimenta y calzado para ese deporte AND1. Junto a sus socios, Coen Gilbert decretó que su empresa sería la número uno del mundo, y con la fuerza de la determinación, la meta se hizo tangible en menos de doce años.

Tras idas y vueltas, e impulsados por la búsqueda de un propósito más elevado, los fundadores vendieron la compañía y fue precisamente Coen Gilbert quien, luego de viajar por el mundo, decidió que su destino sería "ayudar al emprendimiento a ser más exitoso cambiando el paradigma del sistema capitalista". A su regreso, el amante del básquet Bart Houlahan (ex presidente y CEO de AND1) y Andrew Kassoy, avanzaron en la creación de "B Lab", una ONG sin fines de lucro que revolucionó el concepto y esquema de empresa moderna.

Mirá también: Cada vez más empresas se comprometen a lograr emisiones netas cero

¿Qué hace B Lab?, inspirar a las B Corp (empresas B) para dirigir el poder de los negocios en pos de dar respuestas y soluciones a los problemas sociales y ambientales. Este camino de ser mejor para el mundo ha hecho que, a enero del 2021, 3720 empresas estén certificadas como B en más de 150 industrias y 71 países de todo el mundo y que, ahora, la maximización del retorno ya no sea sólo para los accionistas, sino que se derrame a las partes interesadas: empleados, comunidad y ambiente.

"Sistema B cree que los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil, los movimientos sociales, los ciudadanos y la responsabilidad social de los negocios, todos juntos, no son suficientes para resolver los problemas sociales y ambientales actuales. Promueve a las Empresas B y otros actores económicos en América Latina para construir una nueva economía, en la que el éxito y los beneficios financieros incorporen el bienestar social y ambiental.

Una misma idea en distintas partes del mundo

Como bien profesan filósofos y pensadores antiguos y contemporáneos, entre ellos el mismo Jean-Paul Sartre, "todo ha sido descubierto" y, por eso, el éxito radica en observar, recordar y saber interpretar. En 2009, el líder y abogado argentino especialista en temas ambientales, Pedro Tarak, encendió todas sus alarmas al escuchar, por primera vez, sobre el "límite ecosistémico", que tres de los grandes procesos ecológicos (clima, biodiversidad y ciclo de nitrógeno) traspasaban dicho límite y que, sin cambios radicales, el daño sería irreparable.

A partir de ahí, el argentino elaboró su propia teoría: la respuesta a semejante desafío estaba en las empresas. Así, y en sintonía con la colombiana María Emilia Correa y los chilenos Gonzalo Muñoz y Juan Pablo Larenas, pasaron a la práctica decidiendo ir a fondo con el desarrollo de la idea. En esa búsqueda, y durante un evento de emprendedurismo en la Universidad Torcuato Di Tella, un norteamericano del público fue clave al anunciar que en su país lo que allí se intentaba explicar tenía el nombre de B Lab. La revelación de un personaje secundario, pero con un poderoso rol de puente, hizo que los cuatro emprendedores viajaran a Estados Unidos, hicieran alianza con B Lab y fundaran Sistema B pero con el valor agregado de expandir el Movimiento B con una visión sistémica.

Cofundadores de Sistema B: Juan Pablo Larenas, Gonzalo Muñoz, María Emilia Correa y Pedro Tarak (Foto: gentileza)

Tal como explican en su propia carta de concepción, "desde su creación en abril del 2012, ya existen diez Sistemas B nacionales, un Sistema B Internacional y ocho Comunidades B locales; una comunidad de más de 650 Empresas B en la región, que dan el ejemplo real de que es posible concretar esta visión en los negocios, incluso desde los acuerdos de los mismos accionistas, y que juntas facturan más de 5000 millones de dólares anuales; impulsan proyectos legislativos para crear una nueva opción societaria comercial; introducen estas nuevas opciones empresarias en la educación universitaria; y llevan la conversación a parques públicos y festivales musicales, para que sea tema de cientos de miles de personas".

Las empresas como corazón del Movimiento B

Sistema B tiene su corazón en el desarrollo de empresas de triple impacto (financiero, social y ambiental). Para ser rigurosos y auténticos, la organización diseñó un proceso de medición del impacto que tiene como oportunidad la certificación. Gracias a una herramienta online de gestión gratuita y confidencial (donde se reflexiona sobre el medio ambiente, trabajadores, gobernanza, comunidad y clientes) las empresas pueden dar su primer paso para empezar a medirse, conocerse y reformularse en función de los desafíos que exige una nueva economía mundial.

En Argentina y, pese a la pandemia y al retroceso que implicó en la economía, las empresas B crecieron 17% respecto del 2019 y se estima que en el 2021 se continúe con tal ritmo. Actualmente son 128 las empresas nacionales certificadas entre las que se destacan Aguas Danone Argentina, Bodega Lagarde, Biogreen y Patagonia.

Próxima estación: la Cumbre 

Como próximo objetivo, Sistema B junto a CAF, IDRC, PNUD y SEGIB realizarán los días 26, 27 y 28 de mayo del 2021, la Cumbre Latinoamericana de Liderazgo Público para la Reactivación Económica de Triple Impacto. El evento tiene como propósito generar un espacio de divulgación de las nuevas economías como el nuevo horizonte de la opinión política colectiva y de colocar a la economía -macro y micro- al servicio de las soluciones sociales y ambientales de gran escala.

A partir de charlas técnicas y grupos de trabajo se abordarán temáticas tales como: Sociedades BIC, Compras Públicas de Triple Impacto y Marcos Institucionales para las Inversiones y Negocios de Impacto.

Asimismo, la cumbre reunirá a líderes de la región comprometidos con las nuevas economías que pondrán en valor y en marcha la Primera Comunidad Latinoamericana de Protagonistas de Políticas Públicas Económicas de Triple Impacto. 

Incripciones y más información, aquí


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