Producción sostenible: proyectos argentinos que apuestan al triple impacto
Crear productos estéticos y con impacto positivo es posible, conocemos dos emprendimientos argentinos que apuestan a los accesorios textiles con triple impacto.
Recientemente terminé de leer el libro "Triple Impacto - emprender hacia la economía circular" de Martín Valese, publicado por la editorial Econautas, en el que se describe la encrucijada climática en la que nos encontramos, producida en gran medida por la descontrontrolada y desmedida forma de producción que impera desde la revolución industrial.
En medio del pantano, los emprendimientos de triple impacto surgen como una alternativa para poder satisfacer nuestras necesidades de consumo, destacando la importancia de impactar positivamente al ambiente, así como también de generar un valor positivo en la sociedad.
Según el autor, el impacto social se refiere a la contribución que la empresa realiza respecto de su relación con las personas, ya sea mejorando la calidad de vida de la comunidad en la que opera la empresa o promoviendo el bienestar de quienes colaboran, fomentando la inclusión y la mejora de las condiciones de trabajo, entre otras.
En segundo lugar, los proyectos de triple impacto abordan la perspectiva ambiental contribuyendo en la mejora, protección y regeneración del ambiente. Este impacto positivo puede lograrse de múltiples formas, por ejemplo a través de la preservación de especies, la regeneración de ecosistemas, la mejora en la gestión de recursos y residuos, etc.
Finalmente, cuando hablamos de triple impacto, hablamos necesariamente de la variable económica, las empresas u organizaciones de triple impacto no son ONGs, necesitan de la generación de recursos económicos para crecer y, en consecuencia, aumentar el alcance del impacto social y ambiental.
Es por eso que decidí hablar con los responsables de dos emprendimientos de triple impacto que conocí en el último tiempo y cuyos proyectos y experiencias resultan inspiradores.
FUNYI
Juan Pablo Trzenko y Diego Vinokur son los fundadores de Funyi, una marca que propone que estar a la moda sea un viaje de conciencia y haga la diferencia: gorros piluso hombre, gorros piluso mujer, pilusos de invierno, gorros australianos, carteras y bolsos de jean reciclado.
Carbono.News: ¿De qué se trata este proyecto?
FUNYI: Funyi es un proyecto de triple impacto que nace con la profunda convicción de que otra economía/otro paradigma es posible. Desarrollamos accesorios con materias primas recicladas o recuperadas y confeccionamos todo en cooperativas de trabajo.
CN: ¿De dónde surgió la idea?
F: Queríamos construir una empresa que nos de orgullo compartir con nuestros hijos . Un proyecto con sentido, que podamos dejar una huella. Nos inspiramos en los hongos y sus redes silenciosas que promueven, facilitan, acompañan el desarrollo de la vida en el planeta. Ser regeneradores e impulsores de impacto positivo en el ambiente y en la sociedad. Además el bisabuelo de Diego fabricaba sombreros, funyis ( lunfardo para sombrero que usan los tangueros)
CN: ¿Qué dificultades encontraron en el camino?
F: El trabajo con cooperativas no es para nada sencillo, les cuesta mucho cumplir con los tiempos, hay situaciones que los exceden (cortes de luz, paros de transporte, poco apoyo familiar, etc.). Por otro lado, a veces a los clientes les cuesta entender que pagar un precio justo y utilizar materias primas recicladas, implica mayores costos.
CN: ¿Funyi es un proyecto de triple impacto?
F: Por supuesto que lo es. Impactamos positivamente en el ámbito social , apostando a una economía circular, apoyando a sectores vulnerables de nuestra sociedad.
CN: ¿Nos contás del impacto ambiental?
F: Trabajamos con materias primas recicladas. Las telas que utilizamos para nuestros productos, son hechas en base a descartes y scrap de fabricas textiles. Se aprovechan recortes que irían a la basura para generar nuevos hilados, que no pasan por tintorería. A través de un proceso de desfibrilación de las telas, se vuele a generar el hilado y luego la tela reciclada. De esta manera se ahorran miles de litros de agua en el proceso y se recuperan desperdicios que de otra manera hubieran ido a la basura.
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CN: ¿Qué pueden contarnos del impacto social?
F: Trabajamos con cooperativas de trabajo en Bajo Flores, en Barracas y en La Plata. También ayudamos a desarrollar uno de los talleres productivos que funcionan en la ONG Sonrisas, en Esteban Echeverría. Ahí trabajamos con el taller textil. Les dimos una mano con la instalación eléctrica y con el apoyo del INTI somos parte del programa de auditorías y controles del mismo ente. Trabajar con las cooperativas implica mucho aprendizaje, ahí el trabajo en equipo y la visión comunitaria son un ejemplo para la sociedad. Se organizan, toman decisiones compartidas, se ayudan y todos tiran para el mismo lado. Vemos que es gente que quiere trabajar, progresar y crecer profesionalmente. Intentamos aportar nuestro granito de arena brindando apoyo emocional, estructural y también desde las capacitaciones para hacer su tarea más eficiente.
CN: Una de las patas del triple impacto es el impacto económico, pero muchas veces lo dejamos de lado a la hora de hablar de nuestros proyectos ¿Cómo se llevan con esa pata?
F: Nuestro objetivo es que todos los que conformamos el ecosistema Funyi, podamos crecer, retroalimentarnos y generar un beneficio económico en el camino. Nuestra filosofía es que todos ganemos, cada uno desde su lugar. Si nosotros crecemos, la idea es todos puedan crecer a la par.
CN: ¿Cuál es el próximo paso a dar?
F: Queremos seguir buscando materias primas de descarte, recicladas y nuevos biomateriales para desarrollar nuestros productos y generar mas conciencia e Impacto.
CN: Siempre me gusta aprovechar estas charlas para inspirar a quienes quieran emprender, ¿qué le dirías a alguien que quiere iniciar un emprendimiento respetuoso con el ambiente?
F: Que está bien encaminado, que es fundamental ser conscientes de que el planeta es nuestra casa y si no la cuidamos, vamos a ver graves consecuencias en el futuro inmediato. Que no se desanime si no le salen las cosas al principio, que son carreras largas . Que se rodee de gente con buena energía y que estén en sintonía con una mirada. Que labure en equipo y se nutra de otros proyectos. Que tenga paciencia.
Mucho de lo que leen lo hablamos personalmente con los chicos de Funyi cuando pasé a visitarlos por su stand en Bioferia, si bien la entrevista formal fue posterior, está inspirada en esa conversación en la que me enteré de que, detrás de un lindo accesorio hecho con textiles recuperados, también había un trabajo social que valía la pena ser contado.
Palo Azul
En esta misma línea y en esa misma jornada de Bioferia, conocí a Flor Fiorini, de Palo Azul y le pregunté por su proyecto. Ella lo presenta como una marca de calzado y marroquinería sustentables que busca dejar registro del territorio a través de las impresiones botánicas y los tintes naturales de plantas nativas.
CN: ¿Cómo nació este proyecto? ¿En qué te inspiraste?
PA: Este proyecto nace a partir de la búsqueda de plantas nativas de nuestro estuario de Bahía Blanca y, a través del descubrimiento de algunas especies tintóreas, empezamos a desarrollar distintos soportes teñidos con tintes naturales en la implementación de la capellada de nuestros calzados y artículos de marroquinería.
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CN: ¿Cómo fué el proceso para llegar al producto final?
PA: Para obtener el producto final, como es el caso de los bioborcegos que están realizados con biomaterial, tuvimos que hacer varias pruebas de biomaterial: cómo se comportaba, no sólo en el uso del calzado sino también al principio a la hora de coser; lo que sucedía con la máquina y con las agujas que estábamos usando; qué sucedía con las temperaturas del ambiente; por eso que fue un proceso largo donde estuvimos probando varias recetas ajustando cuestiones técnicas desde la confección para poder hoy obtener los bioborcegos que el año pasado obtuvieron el Sello Buen Diseño.
CN: ¿De qué manera el producto favorece al planeta?
PA: Creemos que nuestros productos favorecen al planeta porque están elaborados con fibras naturales, como es el caso del algodón o el cáñamo, teñidos con tintes naturales, impresiones botánicas y con la incorporación de biomateriales y cuero de pescado. En este caso, parte de los materiales con los que decidimos trabajar pueden ser compostables, reduciendo así el desecho que generan al momento de finalizar su vida útil.
CN: ¿Nos contás sobre el trabajo en Espacio Magenta?
PL: Parte de la producción de la marroquinería de Palo azul es creada en el Espacio Magenta, nuestra escuela de oficios textiles donde brindamos cursos y capacitaciones a mujeres para insertarse laboralmente en el rubro textil.
CN: ¿Qué le dirías a alguien que quiere iniciar un emprendimiento respetuoso del ambiente?
PA: Le aconsejaría que no solo piense en el producto que le gustaría vender sino también en cómo llevar adelante ese modelo de producción y en cuál va a ser el impacto que va a tener, no sólo ambiental, sino social y económico.