Energías renovables y "blockchain de segunda generación", oportunidades de las criptomonedas para reducir su alta huella de carbono
El impactante consumo de energía de la minería de las criptomonedas es un talón de Aquiles de la moneda digital. Se estima que, en 2024, las cripto emitirán tanto CO2 como la producción total anual de GEI de países como Italia. Sin embargo, expertos y referentes creen que la evolución de la tecnología y la transición energética encontrarán soluciones rápidas que reduzcan sensiblemente el impacto ambiental.
En mayo de este año, el empresario multimillonario Elon Musk anunció vía Twitter que Tesla, su emporio de vehículos eléctricos, dejaba de aceptar bitcoin como forma de pago debido a la alta huella de carbono que genera la minería de las criptomonedas.
El anuncio fue una bomba para el mundo de la moneda digital porque el CEO de Tesla fue uno de los últimos seguidores en sumarse a la compra de criptomonedas logrando una ganancia por encima de los US$900 millones después de comprar US$1.500 millones de bitcoins a principios de febrero del 2021.
Ahora bien: ¿qué es el minado de criptomonedas y porqué se lo señala por su alto impacto ambiental? Resumidamente, se trata de un proceso en el que los mineros utilizan la potencia informática (hash), para procesar transacciones y obtener recompensas, es decir, criptomonedas. Este proceso de agregar nuevos registros de transacciones como bloques a la cadena de bloques, precisa de una gran cantidad de potencia informática que pueda cumplir con las exigencias de minería por lo que es condición sine qua non tener una gran máquina de minería de potencia informática como así también una red de energía eléctrica estable.
En números concretos, el Centro de Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge (CCAF) estimó que el consumo total de energía de bitcoin ronda entre 40 y 445 teravatios por hora (TWh) al año, con una proyección aproximada de 130 teravatios por hora. Para ser gráficos, el consumo de electricidad de Inglaterra es un poco más de 300 TWh al año, mientras que Argentina utiliza aproximadamente la misma cantidad de energía que el mejor cálculo de la CCAF para el bitcoin.
Yendo más lejos, se cree que el consumo de energía del minado de criptomonedas alcanzará su punto máximo en 2024, consumiendo alrededor de 297 teravatios por hora y generando alrededor de 130 millones de toneladas métricas de emisiones de C02, cantidades que superan la producción anual total de emisiones de gases de efecto invernadero de países como Italia o República Checa.
La pregunta es: ¿en un mundo que intenta cumplir con el Acuerdo de París y limitar la temperatura media global a 1.5°, son sostenibles las expansivas criptomonedas? ¿Cuáles son los desafíos que tiene la innovadora propuesta de descentralizar el sistema financiero y cuáles las oportunidades para reducir lo que hoy es su talón de Aquiles, es decir, su impactante huella de carbono?
Criptomonedas de "segunda generación" con ADN sustentable
Andrés Junge es Ingeniero en Sistemas, emprendedor chileno, CTO de Notabene, una compañía que resuelve problemas regulatorios para las plataformas de custodia de activos digitales o VASP. Es uno de los pioneros del mundo Bitcoin en Chile y fundandor de Yaykuy, la primera plataforma de Brokerage de Bitcoin de ese país.
Como uno de los referentes más influyentes en criptomonedas en el país vecino, Junge tiene, como pocos, una claridad absoluta de cómo funciona el mundo de las cripto y, por ende, cuáles son sus fortalezas y debilidades. En conversación con Carbono News, el emprendedor dio su mirada sobre el impacto ambiental de las cripto y las posibles salidas a dicha encrucijada.
"Cuando apareció la primera criptomoneda, que fue el bitcoin, el creador Satoshi Nakamoto tuvo como objetivo crear un sistema de transferencia de valor que sea descentralizado y no controlado por nadie. La forma de que fuera descentralizado y justo, es decir que cualquiera pudiera participar, pero sin abusar para poder generar bloques en esta cadena, era hacer una prueba de trabajo, un esfuerzo computacional para validar las transacciones y armar este bloque. Ese esfuerzo se reducía en un cálculo que no tiene ninguna utilidad pero que permitía que nadie pudiera abusar de ello ya que, si querías hacerlo, implicaba que tuvieras que gastar más energía del valor que tenía la criptomoneda", explicó Junge.
"Si bien se cumplió con el objetivo de descentralización, el sistema consume mucha energía y genera mucho calor. Sin embargo, estamos hablando de hace 10 años, después de bitcoin, ha habido mucha evolución técnica sobre las criptomonedas y han salido nuevas cripto como Ethereum. Sus creadores, tomaron la misma prueba de trabajo, pero rechazaron el costo energético y lo poco democrático que resultaba el proceso de participación debido a que, en realidad, sólo tenían acceso quienes contaban con mucho dinero para comprar electricidad. Fue así que Ethereum avanzó en la modificación del mecanismo de consenso, es decir, en la forma en que la red se pone de acuerdo para armar los bloques. Ahora, la prueba de participación se resume en ‘quien participa más tiene derecho a armar el bloque'", detalló el Ingeniero.
Esta modificación que introdujo Ethereum permitió, según Junge, que "los algoritmos nuevos o blockchain de segunda generación se basen en consensos de trabajo que no consumen toda esta electricidad o recursos energéticos". "Creo que ya hay una solución para este problema solo que se está implementando. En 10 años más no habrán blockchain circulando con este gasto energético", vaticinó el chileno.
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Una oportunidad para las energías renovables
Iván Buffone es especialista en sustentabilidad y triple impacto, socio gerente de Business & Sustainability y un fino analista de las oportunidades de las criptomonedas en relación a la transición verde: "El proceso de creación digital de una criptomoneda, la denominada minería, demanda una enorme cantidad de energía. Según el Índice de Consumo de Electricidad de Bitcoin de la Universidad de Cambridge, consume 151,16 teravatios-hora (Twh) por año en todo el mundo, más que lo que gasta la Argentina durante ese período. Esto trajo consecuencias muy concretas, como la decisión de China de prohibir la minería de criptomonedas en varias de sus provincias o que Elon Musk deje de considerarlas como medio de pago para Tesla".
Según proyecta Buffone, "este impacto ambiental negativo incluye una oportunidad para algunos países con un enorme potencial en energías renovables como Argentina y muchos países de Latinoamérica. El mercado está abierto y es millonario. La demanda crecerá, si se tiene en cuenta que, hasta ahora, China concentraba por lo menos el 60% de la minería. Quien demuestre que puede reemplazarlo de forma sustentable podrá capturar ganancias de un fenómeno que llegó a valer 645 mil millones de dólares".
"Creo que el desafío está en convertir esto en una oportunidad. No se trata de aplicar regulaciones restrictivas sobre el proceso de minería sino acompañarlo de incentivos tendientes a la instalación de infraestructura energética a partir de fuentes renovables. Como complemento, se deben generar herramientas que permitan dotar de trazabilidad a la minería cripto, permitiendo identificar dónde fue generada y por lo tanto, a partir de qué fuente energética, lo cual le dará, un mayor valor a la criptomoneda en cuestión", agregó el socio gerente de Business & Sustainability, y aclaró: "En la medida que grandes empresas, inversores institucionales y las personas en última instancia, dejen de lado a las criptomonedas que no son producidas en esas condiciones más sustentables, el propio mercado generará oportunidades para las energías renovables. En todo caso, creo que este camino puede recorrerse con mayor velocidad si los gobiernos generan regulaciones e incentivos, para que efectivamente suceda"
Una criptomoneda verde con el valor de la conservación
GreenBondMeter es una iniciativa que surgió a partir de la necesidad de los fundadores, Juan José Núñez, Juan Durañona Vedia y Alejandro Carrano, en encontrar una solución tecnológica, sustentable y sostenible para preservar el medioambiente. Es un proyecto global disponible en la Argentina y en 160 países y llevado adelante por un equipo multidisciplinario con integrantes de Argentina, Estonia y Uruguay.
GBM coin, cuenta con una licencia para operar en criptoactivos que la misma fue emitida en Estonia. La ciudad fue elegida por sus estándares de seguridad y normas anti lavado, cuya capital, Tallin, es a la vez la capital europea de la innovación, donde surgieron gigantes tecnológicos como Skype. En la actualidad, GreenBondMeter (GBM), es una alianza global que, con los pilares de Heimdall Technologies, en Estonia y Nideport S.A., en Uruguay, da sustento a la cripto GBM.
En diálogo con Cabono News, Juan Nuñez relató sus inicios: "GBM nace a partir de la inquietud de uno de los fundadores que tenía tierras propias de selva en Misiones y que planteó la posibilidad de generar una recaudación de fondos por metro cuadrado, sin que eso sea solamente una acción filantrópica, sino que se convirtiera en un negocio para quien lo hace, para quien invierte y que no se pierda en una donación"
Los emprendedores venían trabajando desde el 2016 en el mundo de las cripto, precisamente como mineros. "Surgió la posibilidad de tokenizar la selva. En realidad, buscábamos generar una moneda que tuviera un respaldo en algo tangible, en algo innovador y, cuando Juan plantea la problemática de la deforestación, se unieron las dos ideas que teníamos en nuestras cabezas dando lugar a GBM con una fluidez asombrosa", recordó Nuñez.
En 2020, saltaron significativamente en el mercado por lo que tuvieron que convertirse en software factory para crear todos los servicios que no existían. Es que la propuesta no sólo implicaba el sistema blockchain sino, por ejemplo, el desarrollo de un mapa que permitiera conectar lo virtual de la criptomoneda con lo tangible de la tierra y poder visualizar y transparentar con el inversor la cantidad de metros protegidos.
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Luego de armarse como organización, GBM tuvo el desafío de conseguir tierras. Es que las hectáreas puestas en consideración por uno de ellos, atravesaron un proceso de sucesión que los obligó a mirar hacia afuera. "Adquirimos unas 24.500 hectáreas de una forestal en Misiones que estaba deforestando. De estas 24.500 hectáreas, había unas 4000 que ya tenían cambio de uso de suelo, ya habían pasado a monocultivo. Para ser representativo con lo que ocurre con esas tierras, los especímenes de maderables, todos los árboles que están nativos dentro de la selva, no tienen más de 30 a 50 años, sólo encontramos un ejemplar de más de mil años. Hoy sólo queda el 4% de la extensión de la selva paranaense por lo que nuestro objetivo se convirtió en desarrollar un sistema que nos permita no sólo atacar estas tierras sino lograr la reforestación, la remediación de forma global y a una escalabilidad establecida"
A la genialidad de GBM se contrapone, una vez más, la pregunta: ¿qué pasa con la huella de carbono del minado de las cripto, es sustentable?
-"Es un proceso que consume mucha energía. La tecnología de bitcoins nunca va a cambiar. Probablemente hasta el 2170 se siga minando, pero lo que sí se sabe es que bitcoin va a impulsar unos de los desarrollos de energías renovables más grandes del mundo. La mayoría de los mineros ya están en proceso de reconversión hacia un minado con energía sustentable. Asimismo, el resto de las blockchain, como Ethereum, pasaron al esquema de prueba de participación, es decir, un esquema de consenso que no requiere resolver una ecuación, sino que se basa en la identidad de quien valida esa transacción y en el consenso equilibrado", reflexionó Nuñez en sintonía con la explicación del chileno Andrés Junge.
"Nosotros estamos basados en Ethereum, que contamina muchísimo menos que la red de bitcoins y estamos terminado, también, el oráculo. Nuestro oráculo implica que GBM va a estar en otras blockchains como en Tron, en Binance, y estamos terminando nuestra propia blockchain, en la cual generamos una estrategia de multiprotocolo, que nos permite analizar qué nivel de consumo de energía tiene cada blockchain, cuál es el costo y que el usuario decida en qué protocolo quiere mantener las criptomonedas, las GBM, los tokens que adquirió. Entonces, estamos abordando el tema, y creemos que la tecnología evoluciona tan rápido que va a solucionar ese problema por sí misma, muy pronto", cerró el emprendedor.
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Incluir y elevar la consciencia
Mientras el mundo cripto busca la respuesta más acertada para reducir la huella de carbono del proceso de minado, la moneda digital avanza como un micelio, sin prisa, pero sin pausa. ¿Cómo se explica este fenómeno?
Para Iván Buffone, el despegue de las criptomonedas se debe a diversos factores: "Hasta hace unos años sólo un segmento muy especializado operaba en cripto, se podía decir que era una inversión de nicho. Sin embargo, las distintas plataformas fueron evolucionando tendiendo puentes hacia el público masivo, aún sin educación financiera. Entonces, un factor que permitió su crecimiento es justamente la disponibilidad y popularización de los medios tecnológicos, plataformas y su simplicidad, que permite gestionar en cripto con facilidad".
"Luego, vemos que este nuevo mundo resulta atractivo como instrumento de inversión. El aumento acelerado de la valuación de muchas criptomonedas convirtió en muy atractivo ese mercado para inversores individuales e incluso institucionales. Gigantes del mundo de los negocios, tanto fondos de inversión como empresas, como Goldman Sachs, Standard Chartered, BlackRock, Fidelity Investments y MicroStrategy adquirieron millones de dólares en criptoactivos para sus carteras. La incorporación de estas instituciones a este mercado genera un shock de confianza que contagia a otros inversores a volcar parte de sus ahorros en ese sentido. La contracara, es que hablamos de un mercado volátil e inestable, que atenta justamente contra el atractivo que mencionábamos previamente", comentó Buffone.
"Aún en contexto de riesgo, hay países como Argentina que buscan continuamente dolarizar ahorros para resguardarse de la inflación y las cripto constituyen una forma de evitar las restricciones cambiarias que imponen los gobiernos; así como también las tasas de interés negativas respecto a la inflación", destacó el especialista.
Por su parte, Junge agregó al análisis: "Las criptomonedas ya llevan 10 años de existencia desde que salió el bitcoin. En Latinoamérica hemos tenido una opción interesante ya que las criptomonedas traen la promesa de poder atender a los no bancarizados o a quienes se ven limitados en su acceso tanto porque los bancos no lo quieren atender porque manejan poco dinero o porque los Estados imponen regulaciones fuertes que evitan que la gente haga un uso más libre de dinero", y fue más allá diciendo: "Creo que la opción de las cripto viene de abajo y no desde arriba. Se trata de un despertar de consciencia, una forma en que la gente empieza a entender y a cuestionarse qué es el dinero, cuál es mi relación con ello, qué son las transacciones económicas".