Economía
Indumentaria

Consejos para abandonar la muy contaminante "fast fashion" (que tal vez no sabías que estabas consumiendo)

Según un estudio británico, la producción textil contribuye más al cambio climático que la aviación y el transporte marítimo internacionales combinados. Una salida sustentable para la industria de la moda es posible.

Comprar ropa y desecharla al poco tiempo no es para nada un acto inocente. Detrás de cada prenda que se descarta hay un gran impacto negativo para las personas y el ambiente, relacionado a los químicos contaminantes, la enorme cantidad de energía y agua que se utiliza para la producción, y las prácticas laborales de explotación. Las etiquetas no muestran el verdadero costo de cada una de estas prendas. Se trata de la moda rápida, o "fast fashion'', pero hay una alternativa sustentable de relacionarse con la ropa que cada vez suma más adeptos.

Para "estar a la moda", la industria textil incita a comprar y desechar cada vez más (Foto: Pexels)

Cada año, las grandes marcas de indumentaria sacan al menos dos colecciones de ropa -primavera-verano y otoño-invierno-. Esto genera en los consumidores la sensación de que para "estar a la moda" hay que comprar nuevas prendas permanentemente. Así, la idea de remendar las prendas, o utilizar ropa de años anteriores son prácticas que quedaron en desuso. Pero también es justamente lo que el planeta necesita para comenzar a sanarse.

Contaminación y explotación, las consecuencias

El informe "La moda no debería costarnos la Tierra", publicado en 2019 por el comité medioambiental de la Cámara de los Comunes británica, asegura que la producción textil "contribuye más al cambio climático que la aviación y el transporte marítimo internacionales combinados". Además, resalta los grandes volúmenes de agua dulce que consume y la contaminación química y plástica que genera. "Las fibras sintéticas se encuentran en las profundidades del mar, en el hielo marino del Ártico, en pescados y mariscos", agrega.

"Las fibras sintéticas se encuentran en las profundidades del mar, en el hielo marino del Ártico, en pescados y mariscos" (Pexels)

"Nuestros minoristas más importantes han ‘perseguido la aguja barata por todo el planeta', encargando producción en países con salarios bajos, escasa representación sindical y escasa protección del medioambiente. En muchos países, la paga y las condiciones de pobreza son estándar para los trabajadores de la confección, donde la mayoría son mujeres. También nos preocupa el uso del trabajo infantil, el trabajo penitenciario, el trabajo forzoso y el trabajo en régimen de servidumbre en las fábricas y cadena de suministro de prendas de vestir. La sobreproducción y el consumo excesivo de ropa de moda rápida se basa en la globalización de la indiferencia hacia estos trabajadores manuales", resume el estudio.

En el mismo sentido, la Fundación Ellen MacArthur y ONU Medio Ambiente publicaron estos datos para alertar sobre la situación global:

   Cada año, la industria de la moda consume 93.000 millones de metros cúbicos de agua, lo suficiente para satisfacer necesidades de consumo de cinco millones de personas.

   Un 20% de las aguas residuales del mundo provienen del teñido y el tratamiento de textiles.

   El 87% de las fibras que se usan para confeccionar la ropa se incinera o va directo a un vertedero. Y el 60% se desecha antes de que se cumpla un año de su fabricación.

   El rubro textil es responsable del 10% de las emisiones globales de carbono.

   De seguir con este ritmo, las emisiones de gases de efecto invernadero de este sector aumentarán más del 50% para 2030 y el consumo mundial de ropa aumentaría de los actuales 62 millones de toneladas a 102 millones en 10 años.

   Cada año se vierten en el mar medio millón de toneladas de microfibra, que equivalen a 50.000 millones de botellas de plástico. Las microfibras no se pueden extraer del agua y, además, pueden permear las cadenas alimenticias.

De seguir con este ritmo, las emisiones de gases de efecto invernadero de este sector aumentarán más del 50% para 2030 (Pexels)

Otra forma de consumo es posible

Pero, ¡hay solución! Aún hay tiempo para detener este negocio que genera riqueza para unos pocos y placer efímero e instantáneo para los consumidores, pero miseria, explotación y contaminación para la mayoría.

Una moda sustentable es posible (Foto: Pexels)

Estas son algunas de las recomendaciones para cambiar la forma de vincularse con la ropa y la industria de la moda:

1- Darle una segunda oportunidad a las prendas: no es necesario comprar ropa nueva, puede ser usada y en un buen estado. La ropa vintage es una tendencia sustentable que cada vez crece más. Muchos emprendedores se dedican a encontrar prendas valiosas y devolverlas al mercado, a veces con refacciones. Así, le dan un nuevo valor a prendas que unas décadas atrás eran furor, ¡y ahora también!

La ropa vintage es una tendencia sustentable que cada vez crece más (Pexels)

Además también se multiplican los locales de reventa de ropa con poco o nada de uso, donde se consiguen prendas de importantes marcas a precios muy accesibles, y se rehúsa la ropa en lugar de descartarla.

2- Si la decisión es comprar una prenda nueva, una buena opción es elegir marcas de moda sustentable: hay opciones veganas, cruelty-free, telas elaboradas con algodón orgánico y sobre todo se valora el trabajo artesanal. Así, se forma parte de un circuito de producción y consumo sostenible.

3- Salvo por alguna que otra prenda que sea la tendencia del momento, siempre es mejor elegir ítems que no "pasen de moda" y que sean de buena calidad para mantenerlo por más tiempo. Prendas de colores neutros, o lisos en lugar de estampados son una buena opción y clave en todo guardarropas. Como dice el dicho "la moda siempre vuelve". También es fundamental leer las etiquetas para saber con qué materiales fue elaborada cada prenda.

Es mejor consumir ropa que "no pase de moda" y de calidad (Foto: Pexels)

4- Alquilar ropa para eventos especiales: no siempre es necesario comprar, sobre todo si son cosas que vamos a necesitar solo una vez, como una fiesta de gala, temática o de disfraces.

5- Cuidar la ropa que ya tenemos y reciclar: hay prendas que es necesario lavarlas del revés para que su color rinda más. ¡Y lavarlas solo cuando sea necesario! Cada ciclo de un lavarropas puede liberar más de 700.000 fibras de plástico microscópicas al ambiente. Estas llegan a través de las aguas residuales domésticas hasta las plantas de tratamiento donde algunos mínimos fragmentos de plástico son capturados de los lodos residuales. El resto llegan a los ríos y a los océanos.

También, se puede reciclar y darle nuevas oportunidades. Por ejemplo, si te das maña con la costura para arreglarla o llevando la prenda a una modista y así continuar la circularidad. La ropa en buen estado se puede donar.

Conseguir una moda lenta o slow fashion es posible. Aunque se necesitan medidas concretas de parte de estados y empresas para modificar el mercado textil, el cambio individual es muy importante para lograr imponer una nueva -o vieja- tendencia sana de relacionarnos con la ropa, con quienes la elaboran, y el ambiente, y así obligar a la industria a ofrecer prendas adecuadas.

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