"Voy en bici", la ONG inclusiva y argentina que brinda este transporte a las personas más vulnerables, y se multiplica en el mundo
Esta iniciativa sostenible creó el "Banco Mundial de Bicicletas", un proyecto destacado por Euroclima por cumplir con los ODS.
¿Qué pasaría si cada persona sin recursos económicos que necesitase un medio de transporte para poder ir a trabajar, estudiar o divertirse un rato tuviera al alcance de su mano una bicicleta para ayudarlo a mejorar su calidad de vida? Esto se preguntó Julio Antuñano y por eso formó un equipo de trabajo que creó "Voy en Bici", una ONG con triple impacto positivo que, no conforme a radicarse solamente en Argentina, propone un Banco Mundial de Bicicletas, un proyecto que, lejos de ser solo un sueño, gracias al apoyo de Euroclima -por cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)- se está haciendo realidad y se expande por varios países del mundo.
Julio Antuñano (55) es el presidente de Voy en Bici y Banco Mundial de Bicicletas, un proyecto que busca solucionar en forma real el Transporte Social. "Me considero un emprendedor social. Fundé Cucharas Solidarias y Perchero Solidario hace cinco años. A partir de ahí, y habiendo trabajado en la función pública en Pilar me di cuenta de las necesidades y las cosas que se pueden hacer desde la función pública. Y hay una falencia muy grande en los comedores y merenderos porque mientras estos y Desarrollo Social se usen como un búnker político, realmente, no vamos a poder salir. Desarrollo Social tendría que estar en las manos de las ONG que realmente quieren cambiar la realidad y no su realidad", dijo a Carbono News.
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Y añadió: "Estuve como Director de Promoción en la municipalidad de Pilar, pero después pasé al sector Organizaciones Sociales y ahí conocí bien de lleno cómo actúan todos los comedores y merenderos. Por lo general, pasa un año y están, pasan cinco años y están, pasan diez años y están, pero no pueden ser permanentes: se tienen que transformar a algo como talleres de oficio para que la gente pueda tener una salida laboral".
El equipo de Voy en Bici está integrado por Juan Cruz Megolini, en las relaciones institucionales; Federico Campos, en coordinación; Rosendo Montero que está a cargo de todo el proyecto para instrumentarlo y hacerlo en Córdoba; y Claudio Cheong, encargado de llevarlo a cabo en Catamarca.
Además, tiene convenios firmados con diferentes ONG como Proyectar y Fundación Convivir. Antuñano integra la Comisión Directiva de la Confederación de la Sociedad Civil Argentina y también la del Foro del Sector Social, los dos entes que aglutinan la mayor cantidad de ONG y fundaciones en Argentina.
En Euroclima, fueron distinguidos como los "Héroes anónimos de la Pandemia" y fueron finalistas de los Premios Latinoamérica Verde 2021. En conversación con Carbono News, Antuñano contó cómo se formó el proyecto, cómo está funcionando y cuáles son los planes a futuro.
-¿Cómo nació el proyecto de Voy en Bici?
-Voy en bici nació como un proyecto de inclusión para solucionar el transporte social a las personas más vulnerables en enero de 2020, antes de la pandemia. En marzo, ya con el tema COVID se viralizó mucho el proyecto y empezamos a llevar bicicletas de la gente, a través de las donaciones, a diferentes colectivos sociales. Uno de los destinos eran los barrios marginados en CABA como Solana, Soldati y Zavaleta.
-La iniciativa consiste en lo siguiente: la gente nos llama, nos manda una foto de la bicicleta que quiere donar con la geo-ubicación de dónde está y nosotros la miramos en el Banco de Bicicletas donde decidimos si vale la pena ir a buscar esa bicicleta porque hay que inyectarle muy poco dinero para que vuelva a rodar y si es así la pasamos a buscar y la llevamos al Banco de bicicletas (el depósito) donde la arreglamos, y después, ahí empiezan a trabajar los diferentes proyectos que tenemos:
-Algunos son de educación, otros son talleres, otro es para solucionar el transporte a las personas para que vayan a trabajar, a estudiar, o para los chicos para que vayan a las escuelas del interior sin tener que caminar cuatro o cinco kilómetros para ir a estudiar; o por recreación. Las bicis no se regalan, sino que se prestan por el tiempo que la persona la necesite hasta mejorar su condición.
-Comenzaron a trabajar en plena pandemia...
-Claro, no habían llegado las vacunas. Nosotros nos contagiamos todos de Covid. Pero lo que fue algo muy lindo fue la solución que le estábamos dando a las personas de los barrios de emergencia. Allí, muchas personas no eran esenciales y no podían tomar transporte público, entonces no podían ir a trabajar ni tampoco a buscar trabajo, estaban totalmente aisladas, por eso empezamos a llevar las bicicletas.
-La bicicleta no se regala, en este proyecto la bicicleta es una caña, le decimos. Cada referente social se encarga de repartirlas. Por ejemplo, un caso es el de Diego Ayala que maneja el Banco de bicicletas en Solano/Soldati, en la comuna 8 de CABA, en el comedor de él. Como conoce la vibra del barrio, hace una lista de las personas que necesitaban bicicletas en plena pandemia para ir a trabajar y ahí empezamos a entregar bicicletas: algunos las usaban para trabajar para delivery, y algunos empezaban a trabajar gracias a la bicicleta que le dábamos para llevar los productos que fabricaban. Muchas personas empezaron a fabricar en su casa pizza, tortas, empanadas, para vender a su comunidad porque no tenían ningún ingreso, entonces la bicicleta les servía para llevar y, además, no se contagiaban. Pasó en muchos comedores y merenderos que se juntaban 200 chicos y después volvían a sus casas y contagiaban a los adultos mayores, a personas con discapacidades. Por eso las bicicletas sirvieron para distribuir la comida y evitar las aglomeraciones.
-Ya trabajan en cárcel de hombres y próximamente lo harán con otra de mujeres. ¿Cómo es esta parte del proyecto?
-Empezamos con el proyecto en la cárcel de San Martín, en la unidad 48, donde están los chicos que tienen salidas transitorias con pulsera o los que van a recibir prontamente su libertad. Les damos un curso para que aprendan a arreglar bicicletas, las arreglan, y después, nos las dan de vuelta para que nosotros las llevemos a quienes las necesitan. O sea que ellos, dentro de la cárcel, ya están ayudando a otros.
-Lo que estamos buscando con esto es generarles una salida laboral para que puedan trabajar en una bicicletería. La idea nuestra es trabajar en un triple impacto con política de estado. Por ejemplo, los municipios que hagan que pueda trabajar una persona que sale en libertad, que pueda trabajar en una bicicletería, que ese negocio no pague impuestos porque ya le está dando trabajo a una persona que es muy difícil que se vuelva a insertar porque no tienen oportunidades. La ONG da la trazabilidad, transparencia, enseña los cursos, la política de estado la aplican los municipios o las provincias y las empresas aportan para que este proyecto pueda realizarse y escalarse, porque si no, no podemos solventar todos los gastos que tenemos.
-¿Y cómo se convirtió, también, en el Banco Mundial de Bicicletas?
-Fuimos a Cancillería Argentina a mostrarles el proyecto de Voy en Bici y desde allí nos llevaron ante Luca Pirantoni, el jefe de cooperación internacional de la Unión Europea en la Argentina. Luego, lo presentamos en Euroclima, también en 2021 y, a raíz de esto, nos invita el alcalde de Bilbao al Congreso de Sustentabilidad Urbana y ahí presentamos el proyecto del Banco Mundial de Bicicletas para generarlo. Ahora, ya estamos en tratativas con otros países para poder armarlo y buscar adhesiones, tanto de países desarrollados como los que están en vías, y de eso se trata, de armar diferentes bancos mundiales de bicicletas en todo el mundo.
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-Estamos haciendo las publicidades para empezar a adherirnos con las diferentes embajadas, cosa de hacer una masa crítica para generar los diferentes bancos. Ya estamos en contacto con Perú, Chile, México, Colombia y Centroamérica. Así que, estamos contentos y ansiosos porque se adhieran más empresas y poder financiar el proyecto y escalarlo a nivel Latinoamérica.
-¿Cómo consigue la financiación?
-Lo hemos hecho nosotros. Un emprendedor social es alguien que apuesta a que su emprendimiento social sea visible y crezca y que sea de utilidad para todos. Pero para escalarlo necesitamos el apoyo de empresas, que pueden ser fondos en efectivo, en materiales como camionetas o herramientas. Por ejemplo, en un container, abrimos un banco en San Nicolás con el Padre Damián, que es el capellán de la cárcel de San Nicolás. Contamos con el apoyo del Banco Itaú, Vía Cargo y bicicleterías. Internacionalmente no pueden creer que no tengamos apoyo en ese sentido, pero lo estamos logrando.
-Las bicicletas son fundamentales para cuidar al ambiente
-Tal cual. Nos gustaría tener un software para poder medir cuánto menos contamina esa persona cuando sale a trabajar. Y fomentar, obviamente, el transporte social. Que las ciclovías salgan de las villas, no las ciclovías solamente para recorrer la ciudad.
-Es la forma que ya, en el mundo desarrollado, se mueven dentro de las ciudades, así que todo llega, todo llega a los países en vías, todo llega, lo que pasa es que en el mientras tanto, ¿qué es lo que hacemos?, porque no podemos tener una Smart city y hacés 100 km y tenés gente que no tiene ni luz ni gas ni cloacas. Esto pasa en Latinoamérica. Varios países tienen una muy buena estructura pero también tienen mucha pobreza, entonces hay que equiparar y pensar para que nadie quede atrás.