Viveros dentro de las plazas porteñas: "El contacto con la tierra relaja, da paz y une con la naturaleza"
La plaza Irlanda, ubicada en Caballito Norte, es uno de los principales espacios verdes de Buenos Aires. Está rodeada por la avenida Gaona y las calles Donato Álvarez, Neuquén y Seguí.
La plaza Irlanda posee más de 50.000 m² de superficie, lo que la convierte en una de las plazas de mayor tamaño de la ciudad. Más de 50 especies botánicas conforman su follaje, destacándose la frondosa arboleda que rodea su perímetro. En especial, sobresalen las enormes tipas, los robles, algarrobos, pinos, palos borrachos, plátanos, palmeras y fresnos.
Tal vez por esta última razón, a la Jefatura de Gobierno porteña le pareció que se trataba del sitio ideal para crear un vivero comunitario y educativo donde los vecinos pudieran aprender de manera gratuita. Quienes se acercan hasta este invernadero reciben una primera recomendación: "Aquí, no es necesario contar con experiencia en plantas, solamente hace falta tener ganas de aprender y compartir".
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Cada mes, se realizan talleres abiertos para generar futuras plantas nativas que servirán en la reparación del ecosistema de todos los espacios públicos de CABA. Las charlas educativas duran entre una hora y noventa minutos.
A los interesados se les enseña sobre:
el reconocimiento de las distintas especies.
los secretos sobre las semillas
la preparación de la tierra para sembrarlas
el cuidado de las plantas que van creciendo
el momento en que pueden ser trasplantadas.
el aprendizaje para la creación de sitios dedicados al compostaje y la obtención del abono.
los nutrientes más vitales que no deberían terminar en un vertedero.
Finalmente, los asistentes consiguen las herramientas adecuadas y suficientes para iniciar su propia huerta orgánica en casas o departamentos y se los alecciona también sobre la posibilidad de desarrollar jardines verticales.
Siempre está presente el concepto de preservar la biodiversidad de esta región, ya que a menudo las plazas han sido diseñadas con criterios meramente ornamentales, introduciendo grupos que nada tienen que ver con las familias autóctonas.
No hay requisito de edad, de condición social, ni de sexo. Las experiencias son compartidas por profesionales, trabajadores, estudiantes y jubilados de manera conjunta.
También se enseña a obtener hortalizas y frutos comestibles. Cultivar nuestros alimentos tiene múltiples beneficios que van desde cuestiones relacionadas con la propia salud hasta económicas. Las posibilidades son numerosas: lentejas, porotos, zapallos, frutillas, tomates, choclos, lechugas, frutas, hierbas medicinales o aromáticas.
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Tras la pandemia, este tipo de actividades sirvió para que los vecinos se despejaran del encierro, ya que no se pudo concurrir a los parques públicos durante casi un año.
¿Qué tan bueno es para el ser humano recuperar su contacto con la naturaleza? Consultados por Carbono.news, los colaboradores que llevan adelante el vivero de la Plaza Irlanda respondieron: "Para nosotros, tener contacto con la tierra es tener contacto con nosotros mismos. Se trata de un momento de relajación y de paz. Cultivar plantas nativas nos une y revaloriza nuestra cultura".