Un sistema australiano permite ahorrar 60% del agua usada a diario
Con un tratamiento adecuado, puede reutilizarse para riego de jardines y huertas.
La escasez mundial de agua dulce debido al crecimiento demográfico, la urbanización y los cambios climáticos ha motivado un uso creciente de fluidos residuales o grises para la agricultura, la acuicultura y el riego de jardines y plantas.
Se conoce como "aguas grises" a los líquidos domésticos que provienen de baños, la cocina y las duchas.
Los sistemas que actualmente son utilizados para su tratamiento suelen ser poco eficientes en Argentina y, por ello, contaminan los mantos acuíferos locales ocasionando graves problemas de salud. Además, emanan olores penetrantes y putrefactos.
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Con un tratamiento adecuado, el agua podría volver a utilizarse para el riego de jardines o pequeñas huertas. Luego del reciclado se conservan nutrientes básicos como el fósforo y el nitrógeno. Se trata de una excelente fuente de alimento para las plantas.
También podrían usarse para lavar patios, coches y otras actividades domésticas.
¿Cuáles son los componentes más dañinos que se incorporan a los torrentes desde los hogares?
Los restos de alimentos, detergentes domésticos, jabones, productos químicos y las bacterias causantes de enfermedades.
La novedad australiana
En Oceanía se creó un sistema denominado Perpetual Water-Home, para reutilizar las aguas grises.
Este país-continente enfrenta problemas continuos de suministro ya que más del noventa 90% de su superficie es desértica y no apta para agricultura o ganadería.
El sistema es automático y capaz de tratar 660 litros diarios en condiciones normales y ahorrar hasta un 60% del agua que se usa a diario.
Funciona gracias a un bio-digestor que favorece la separación de los residuos sólidos (comida, jabón o detergente). Se genera una costra flotante que es separada y extraída físicamente.
Luego, el flujo sigue su curso hacia la cámara que frena las grasas gracias a que establece una barrera adicional de densidades.
Después del tratamiento, el agua resultante cumple con las especificaciones para considerase como clase A de acuerdo a los criterios del NSW Health Department, la autoridad australiana en cuestiones sanitarias.